Este proceso de transición, es un momento de tribulación; los distintos y cualitativos razonamientos teóricos que se dejan colar en la palestra publica, y menciono a este sitio Aporrea con sumo agrado, ha evidenciado a mi humilde criterio, que la ligereza puede llegar ha ser el producto final y por ende el fracaso de esta revolución, si no detenemos a tiempo (en este momento) la absurda carrera que mantenemos en esta lucha. Y aclaro que no es mi posición la preferencia de un “estancamiento” del proceso; dar largos pasos firmes con el ingrediente contralor de una autocritica sana seria lo mas sensato.
Parece ser que nos entusiasmamos para dar opiniones alegres, con tintes descalificativos, a compatriotas y amigos que tienen en su haber una vasta historia en la investigación sobre el Socialismos como nuevo orden de vida en América Latina. No discuto que esta sea nuestra revolución y la pretendamos sazonar a nuestra manera y realidad social, pero un principio que creo debe prevalecer en un verdadero socialista es la capacidad que debe tener para analizar con objetividad y sobre todo con la humildad rebosada de ese sentimiento conocido como el amor al prójimo, pues no debemos caer en lo antagónico del socialismos, creyendo que todo aquel que pretenda criticar “sanamente” al Presidente Chaves o al proceso, es un traidor que merece toda la violencia que podamos vaciar.
A mi modo de ver, todo hombre y mujer que comulga con el socialismo, en primera instancia debe ser una persona pacifica, con los mas sublimes valores del ser humano: moral, humildad, honestidad, lealtad, altruista agregaría entre otros, sembrar el amor en ves de odio; pues el socialismo es sinónimo del mensaje que profesaba nuestro señor Jesús. Hagamos esa práctica de comparar el mensaje que muestra la Biblia y los principios fundamentales del Socialismo. No podemos caer en la fatídica predisposición que todo quien critica al Gobierno es enemigo. Inclusive hasta con los propios hostiles hay que ser tolerantes, a un cierto grado de elasticidad por supuesto. Esto daría mayor señal a quienes nos adversan en ideología política, en cuanto a que ciertamente nuestro proceso es el único que conducirá a Venezuela a un nuevo orden de vida donde las clases sociales no existan, donde el poder constituyente que es el pueblo, logre consagrarse como poder constituido. Donde no se utilicen esos términos denigrantes como “los que están en el poder arriba” y “los que están mas abajo, los necesitados”; donde el sistema de gobierno deje de ser vertical para convertirse en horizontal, donde el sistema económico sea basado en los aparatos de producción social, y mas allá, la oferta y demanda desaparezca como el mercado que subyuga a la gran mayoría en beneficio de un puñado de inhumanos capitalistas. Este proceso no es otro que el Socialismo.
De manera que, camaradas todos, es un compatriota sin ninguna responsabilidad de poder, desde un pueblo fronterizo, como lo hace cualquier intelectual reconocido mundialmente; quien los invita a ser mas receptivo con la critica que se esgrime como factor de lavado a un proceso que necesita frecuentemente inventariar los resultados ideológicos en estos once años. Conocemos de los logros como gobierno, es decir la gestión del comandante Chávez la conocemos de antemano, pues somos participe como pueblo de ella diariamente, aunque aun faltan muchas cosas por hacer por lo que resultaría un sofisma dormirnos en los laureles; pero es vital conocer los logros en la consecución del hombre nuevo, entendiendo que es tarea, al parecer ya olvidada, la formación ideología de las masas revolucionarias. En esto juega un papel fundamental, sigo insistiendo, el Partido Socialista Unido de Venezuela; porque la falta de ciertos valores en nuestros revolucionarios obedece a la falta de formación. Estos guerrilleros urbanos que tenemos son unos diamantes en bruto y hay que amoldarlos a la realidad social que vivimos. Necesitamos estadistas sistemáticos y no fanáticos de oficio, o vulgares elementos de rebaños.
Demos pasos firmes, concretos, agigantados, no carreras en desbarajustes como niños que desconocen lo que llevan guardado con celo en sus manos.
La critica, es la única contraloría a la perfección.
Hay mucho más que debatir.
Saludos con admiración a la camarada Marta Harnecker.
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