Cuando se trata de
una revolución, transformación social, desarrollo de las fuerzas
productivas, salir de la dependencia tecnológica o del problema central
del capitalismo como lo es el individualismo y la competencia, estamos
hablando de la TRANSFORMACIÓN DEL SER HUMANO en su dimensión individual
y colectiva, vista dicha dimensión desde el punto de vista dialéctico.
Para el abordaje de
la formación para la transformación se asume la siguiente metodología:
- Cualquier proceso de transformación o construcción de una nueva realidad exige dos condiciones mínimas indispensables.
- Conocimiento de los elementos de la realidad a transformar o problema que se va a resolver (Tiene implícito el ámbito de acción.)
- Conocimiento de la realidad o solución deseada (Tiene implícito que tipo de transformación que se quiere, o alcance deseado)
- Saber con qué TRABAJO es que se transforman los elementos de la realidad, sean estos materiales, individuales, colectivos o sociales.
En nuestro caso, donde
la transformación se refiere a la transformación de los trabajadores
en su dimensión humana, partimos que el contexto o realidad actual
en la cual nos hemos desarrollado es el capitalismo, generador
de la cultura sobre la cual debemos intervenir para poder lograr la
transformación deseada.
Desde un enfoque de la economía política, e interpretando el modo de producción capitalista en el cual aun nos desenvolvemos, todos los días, vemos al trabajador como la parte más importante de las fuerzas productivas, convertido en un objeto de trabajo, cuya conciencia está condicionada por la normativa, las leyes o la manera como se organiza el trabajo. Veamos al trabajador que queremos transformar en sus dimensiones del hacer, del convivir, del ser y del sentir las cuales por su condición humana no pueden entenderse ni mucho menos intervenirse de manera separada; solo es posible entenderlas de manera dialéctica, como un todo.
Vemos allí al
trabajador, con un hacer vinculado a su conocimiento
de mecánica, electricidad, instrumentación, operación, entre otros.
El mismo de manera fragmentado entre una práctica, una teoría, un
planificar y un tomar decisiones. Esta fragmentación del conocimiento
o del hacer dentro de una disciplina (mecánica por ejemplo), se extiende
entre las otras disciplinas, consolidando parcelas del conocimiento
e impidiendo la unidad sistémica del mismo. Todo este fraccionamiento
esta estructurado a través de descripciones de cargos, lo que nos convierte
desde el punto de vista tecnológico en mantenedores y operadores de
procesos, equipos y máquinas de los imperios, a tal punto que ante
cualquier falla, sino llega el repuesto del exterior, se para la máquina.
Esta debilidad se extiende incluso a los niveles de investigación donde
a lo máximo, la investigación es dirigida al campo de los materiales,
fortaleciendo nuestra condición de país productor de materias primas
más limpias para que las transnacionales sigan haciendo y vendiéndonos
procesos, equipos y máquinas.
En la dimensión del
convivir o del cómo se relacionan los trabajadores entre sí, vemos
a la organización en la cual se establecen relaciones de horizontalidad
o verticalidad entre mecánicos, entre estos y los supervisores, entre
estos y los gerentes, es decir un convivir condicionado por una estructura
jerarquía y discriminatoria, cuya esencia o principio fundamental es
la competencia entre todos y la obediencia a la jerarquía, estructurada
por los famosos tabuladores, las normas y procedimientos. Es acá donde
podemos entender cómo se moldea la conciencia de los trabajadores cuando
la comida de sus hijos, su vestimenta, sus juguetes, las cervecitas
que el trabajador se toma, e incluso sus vicios, están amarrados a
un salario cuyo monto depende del cargo que ocupe en el tabulador, pero
que a su vez para poder escalar en dicho tabulador, debe competir por
el puesto que sigue con su compañero de trabajo. Esta condición impuesta
dentro del modo de producción capitalista impide que entre los trabajadores
puedan de manera natural compartir experiencias y conocimientos, consolidando
el valor del individualismo en el trabajador, ya que esta en juego la
posibilidad de tener el aumento de salario vinculado al escalafón superior
dentro del tabulador, el cual se ganará compitiendo con su compañero
de trabajo.
La dimensión del ser
o de la conciencia del trabajador es por si un tema bastante polémico,
que solo podrá entenderse si se analiza de manera dialéctica con su
conocimiento como hacer y su convivir condicionado por la organización.
Ya explicamos como el modo de producción capitalista condiciona la
conciencia individualista, entendiendo por conciencia a la capacidad
humana de sentir e identificarse con sus semejantes, con la realidad
y sus elementos. Entender la dialéctica de la conciencia, el conocimiento
y la organización de los trabajadores, nos permite responder dos grandes
preguntas vinculantes, la primera es ¿porqué todo el mundo esta de
acuerdo, en que en la unidad está la fuerza y todo el mundo se la pasa
peleando?, y la segunda es, si Jesucristo es un líder amado, respetado
e incluso temido por gran parte de la humanidad y todos sabemos
lo que dicen sus enseñanzas, ¿porqué no lo hacemos?, respuesta definitiva,
la relación dialéctica de la conciencia, el hacer vinculado al conocimiento
y la organización en la cual estamos inmerso.
Finalmente el sentir
vinculado a la motivación que mueve al trabajador. Evidentemente la
opresión y la jerarquía reinante en el modo de producción capitalista,
establece al dinero como el objetivo supremo, así como a la jerarquía
de poder como instrumento para manejarlo y conseguirlo.
La importancia de conocer la realidad que debemos transformar exige
y facilita a su vez la propuesta del cómo transformarla, una vez que
nos hallamos planteado lo que queremos lograr.
¿QUE CLASE TRABAJADORA
ESPERAMOS DE LA TRANSFORMACIÓN?
- Unidad del saber y el hacer, logrando un conocimiento integral en lo técnico productivo, socio político y de gestión de equipos, máquinas y procesos.
- Una organización de trabajo horizontal y transdisciplinario, con visión sistémica de procesos productivos, de país y de unidad Latinoamericana.
- Un trabajador convertido en el sujeto transformador de la sociedad, que sienta la necesidad del colectivismo y de la solidaridad.
- Un ser HUMANO que tenga como valor el ser útil, al prójimo, a la patria y a la humanidad a la que pertenece.
¿CÓMO LOGRARLO?
- La profesionalización integral de los trabajadores, para lo cual ya tenemos la Universidad Bolivariana de los Trabajadores “Jesús Rivero” (UBTJR) cuya tarea principal es la de convertir cada centro de producción en un centro de profesionalización integral donde se logre el absorber, empoderarnos y desarrollar tecnología para el ejercicio de la soberanía. Ya la clase trabajadora ha desarrollado dentro de SIDOR, una metodología de absorción tecnológica probada en la construcción de más de 30 máquinas de mediana y alta complejidad. En la UBTJR se asume la formación como un complemento de la formación o técnico productiva, socio política y de gestión en equipos, máquinas y procesos.
- Transformación Estructura de las empresas: Estatutos, Normas y Procedimientos, misión y visión donde se contemple la inclusión y Protagonismo de los trabajadores y comunidad, donde el Control Obrero y Popular a través de los Consejos de Trabajadores permita el ejercicio de la Democracia Directa. La propuesta de convertir cada centro de producción en un centro de profesionalización integral para absorber, empoderarnos y desarrollar tecnología para el ejercicio de la soberanía, tiene dos grandes ventajas estratégicas. En primer lugar que se rompe con la cultura y excusas de la sociedad de la dependencia y el servilismo al imperio de que las empresas son solo para producir hierro, aluminio o petróleo, como lo es su misión actual. Esto se logra ya que el proceso de dominar tecnología tiene implícito los sub-procesos de operar, mantener y medición de variables, equipos, máquinas y procesos, lo que garantizaría que además de tener la mejor producción en cantidad y calidad, la misma estará inmersa en un proceso superior de liberación de la patria. En segundo lugar lograríamos como sociedad, romper con la fragmentación que el sistema capitalista mantiene con los sub sistemas de educación, investigación y trabajo; el Estado estaría materializando el mandato constitucional de unificar la educación y el trabajo como bases para la liberación y estaría direccionando la investigación hacia el ejercicio de la soberanía, dándole un objetivo estratégico a la construcción de máquinas donde los materiales están contemplados y a la investigación social como construcción permanente de la humanidad. En fin estaríamos rompiendo con la educación academicista y reproductora de la fragmentación de la sociedad, rompiendo con un trabajo explotador y con una investigación al servicio de las transnacionales.
Finalmente podemos
asegurar que no lograremos transformar al ser humano que queremos, sino
establecemos un proceso de aprendizaje que intervenga de manera dialéctica
el conocimiento integral (técnico productivo, socio político y de
gestión), la conciencia y la organización es decir al hacer, al ser
y al convivir.
Se trata de enfrentar
la segregación que el sistema capitalista a hecho de la humanidad,
al separarla de su condición de ser HUMANO, vista desde la cultura
Oriental como la unidad del sabio, el monje y el guerrero para referenciar
nuestra condición material, intelectual y espiritual, que vista desde
la cultura Occidental pudiéramos hacer una analogía de el conocimiento
como intelecto, la conciencia como expresión espiritual y la organización
como estructura material de la sociedad. Se trata de reconocernos como
fruto del capitalismo que nos ha llevado incluso a jactarnos de obreristas,
de intelectuales, de científicos, de deportistas, de militaristas,
de espiritualistas, en fin en mochos humanos.
En este contexto histórico se construye el plan Guayana Socialista, bajo la consigna del presidente de la República, Hugo Chávez Fría de la tercera gran oleada de la revolución bolivariana, signada por el protagonismo del pueblo y los trabajadores. Dicho plan, el cual como proceso social expresa las contradicciones naturales de un proceso de transformación, presenta por una parte, la necesidad de los trabajadores de tener el control obrero, que ha mi juicio personal, es la expresión del cansancio histórico contra la corrupción e ineficiencia restregada en el rostro de los trabajadores permanentemente por la administración jerárquica establecida en el modelo capitalista, que aun persiste. A sí mismo como parte de la contradicción natural a resolver, mientras el presidente de la República, da apertura a las mesas de trabajo con la visión del sector hierro y acero y del sector aluminio donde los trabajadores deberíamos haber presentado propuestas y proyectos con un orden de prioridad que considerara a las diferentes empresas como parte un todo que es el sector, son aprobados recursos financieros para dar respuesta a problemas prioritarios de cada empresa, pero presentados con la visión parcelada de la cultura capitalista de la fragmentación y la representatividad, donde los presidente de empresas y sindicatos marcaron la pauta en la decisión. Paralelo a esta decisión y como parte del avance y retroceso, del subir y bajar de los procesos sociales, el presidente de la República establece que los recursos asignados sean administrados por los trabajadores bajo control obrero.
Situación similar ocurrió con la creación de tres institutos para la formación, el Instituto de Formación Ideológica y política, el Instituto de Tecnología Popular “Luís Sambrano” y el Centro de Estudios de Alta Tecnología Metalúrgica. Acá se resalta la necesidad presentada por los y las trabajadoras de los mismos, por lo cual es plausible su aprobación, mas sin embargo, de nuevo el llamado a nosotros mismos de no dejarnos atrapar por la cultura capitalista de la dominación y dispersión, y a sucumbir a ella.
Si no entendemos que el proceso de liberación de la clase, para lograr que el trabajo consiente y HUMANO se ponga al servicio de la humanidad, amerita una formación integral, continua y permanente que unifique la educación, la investigación y el trabajo donde el proceso de Absorción, empoderamiento y desarrollo de la técnica, la tecnología y la ciencia vinculado a equipos, procesos y plantas industriales, esté complementado con la formación socio política, en gestión de los procesos y en principios y valores socialistas, todo ello dentro de una organización incluyente, democrática, horizontal con un funcionamiento donde la transdisciplina prevalezca, con una misión de soberanía, estaremos perdidos.
La transformación del capitalista fragmentado o mocho humano al HUMANO individual, colectivo y social, solo será posible con una formación integral, continua y permanente que intervenga dialécticamente el conocimiento integral, la conciencia y la organización. Solo haciéndolo diferente, seremos diferentes.