"Dejar hacer" versus "Ser en el hacer"

Sólo el esclavo desea Libertad (II y final)

Mirad los lirios del campo, os aseguro que ni Salomón en sus mejores días vistió como uno de ellos. Jesús de Nazareth

La segunda expresión del antetítulo tiene que ver con el vivir desnudo, desprovisto de infundios que no puede ofrecer ni sentir el que atesora, manda, ese sí es esclavo para el mando. Podemos deducir entonces que libertad es INDEPENDENCIA, lo que ofrece cierta soltura la acción, que, ni siquiera estando preso se pierde, si la mente es independiente. No existe marca de fábrica que interfiera, así se interfiera contra la propia vida.

Ser es todo lo que es. La vida humana, ahora globalizada, se mueve en un haz de elecciones que no son sino un mismo camino y esa supuesta variedad de cosas da la impresión que es un supermercado de ofertas, alias, variedad de acciones, cuando el camino para llegar allí ha sido uno solo, no hubo elección, sino única oferta para evitar que se discurra por otra vertiente. Es “engorroso” exprimir naranjas y tomar jugo, cuando hay un sinfín de marcas de “naranjadas” que ni jugo puro es. Lo engorroso es un estigma, la “elección” por alguna marca, es libertad. No se llega sino al mismo camino de “desear ser” como el “vencedor”, como el dueño, que no tiene peleas con el día para ganar dinero con qué comprar naranjadas. Peor, desde el estado lactante, los logos se graban al pichón humano, que serán herramientas para SÓLO tener la elección pautada desde los centros de poder. Elección del juguito y de lo que se le antoje al régimen mundial. Tratar de salirse de la pauta, arriesga la vida del sistema “libre y democrático”.

Para existir porque se piensa, según los racionalistas, o porque se sienta, según los existencialistas, son vertientes que tienen un mismo punto de partida, y de paso, para pocos pensantes o “sentidores”, dado que el resto tiene mucho que hacer para pensar en “pendejadas”. Ahora bien, pasa que el apremio lo presiona Madre Tierra, y esto no es figurativo, novelita, snob, capricho. Cualquiera me podría tomar como pesimista, el hecho de que esta estructura occidentalizada –por ponerle un cliché-, tiene su tiempo con el comportamiento anti-debido, antinatural, pero, tal cual diría el Buda, la respuesta está a la mano. Un modo de ser anda subyacente, nacemos de otra manera, inocentes, e inocencia es lo que ofrece el natural entorno. Es inocencia lo que nos atrapa de los niños, es con inocencia que el amor se hace dueño de lo bello. Nos lleva la vida deslastrarnos y más si convivimos con la inyección perenne del consumismo, más cerca de nosotros que la misma vida, pero nos sacudimos un momento de ella para enamorarnos, la belleza nos cobija, y de la vida misma tomamos elementos para perpetuar la belleza que carga al planeta,… después vienen las reglas, las condiciones, las cargas, los llaveros de la vida desconfiada diaria, o sea que el hacer de enamorados perdura lo que el tiempo pueda derrumbarlas, la insatisfacción florece. Ser en el hacer no florece sino tangencialmente en un momento para recordar.

“Ser en el hacer” no tiene tiempo, no es mezquino, se actúa tal cual el entorno, todo sale con 20 puntos pues al no haber puntuación, imposible que salga con desperfecto alguno. Existe felicidad por hacer lo que se hace, se es libre sin pensar en ello. Todo esto se enseña por supuesto. Se ama el aprendizaje, el conocimiento se trasmite y recibe con fervor sin puntuación, la creatividad fluye, la funcionalidad de cada individuo es engranaje de un motor que revertirá en la estructura completa donde se vive. Cada vida humana sabe que su misión no es aislada. Su despertar, que es su parte individual, conllevado por la estructura que lo alimenta y lo ama, no puede proveerle estigmas o discriminaciones, sólo discrimina quien ha separado su vida del resto social en que vive. Por ello, el alimento diario de cuanto nos rodea, asegura soluciones para salir al paso de los problemas que portamos.

La amenaza disuade, y este es un momento tan disuasivo que no hay muchos movimientos a la vista para continuar con los baches. Amamos a los hijos y con esperanzas navideñas, esperamos –no sé en quién- que tengan la vida que no tuvimos, pero no movemos un dedo para que eso tenga efecto, en rolo de pedo los metemos mientras le damos compota. Suicidio seguro que algún día llegará, que no a nosotros, que no a los nuestros. Eso sería lo que denominaríamos dizque “astucia” –o eso suponemos-, el tiempo que no tenemos es una papa caliente que pasamos a los que nos releven: ¿Amor? ¿A la vida?. El conocimiento ha avanzado varias veces su ñapa por la vía de la destrucción, y aún creemos que habrá ñapas para nuestra descendencia. Simplemente este hombre no sabe lo que es amor relacionado, sus atardeceres son tan propios mientras más belleza le cultiven, somos el único animal que crea divinidades diría Platón, así de grande es su grandeza, desconocida por completo, y todo a punto de llevarlo a la tumba.

El vencedor es por tanto otro esclavo. También habla de libertad. Pero no quiere entrometerse, la individualidad le acaricia supuestas oportunidades… y el planeta un fin cercano. No conecta, para eso no existe. Al contrario, en la privacidad aún proyecta. Tiempo entonces para los pájaros maestros, si se vive en un proceso, tiempo para eliminar los temores de otras vías que asuman la disolución de la individualidad egoísta, meramente egoísta, la mentira no puede suplir a la mentira, alienación por otra alienación. Si se enseña a meditar, se asombrará hasta el espíritu nacional de cuanto estamos conectados, no somos seres aislados. Las soluciones no pueden ser “hablar por” cuando las taras también nos embargan

Ser en el hacer no es una visión “vencida”. JAMÁS lo está: la construcción la comienzan los niños, son tal cual son, puro amor, y observan nuestras miradas tal cual las hojas de cada planta cuando meditamos. La energía de la acción es como si el planeta la aboca a la vida humana, que aún no descubre su encanto entre los atardeceres. VIVIR de otra manera no es un regreso, sino el paso siguiente a la vida pródiga que un día salió de casa, rebelde al conocer su inteligencia y creer que la suya propia bastaba para salir al paso de los problemas, y resulta que nunca hubo necesidad de salir a ningún paso. Estamos dentro de una bendición que se nos ha brindado, ser dentro del entorno que se nos ha dispuesto, para hacer, y hacer ES amor.

arnulfopoyer@gmail.com



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Arnulfo Poyer Márquez


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