Hoy 8 de octubre
del 2009
Recordando
el primer manifiesto de liberación popular donde el 26 de marzo
de 1975 plegado al documento Golconda manifestamos ser desde ese mismo
año, un movimiento revolucionario socialista y bolivariano inspirado
en el árbol filosofal de las tres raíces y en las teorías del socialismo
científico y que recoge el legado de Albert Einsten en la teoría
de la relatividad.
Hoy manifestamos
nuestra participación en la proclama de este 8 de octubre, nueva conmemoración
del asesinato del guerrillero heroico Ernesto “Che” Guevara, convencidos
que el actual es un momento dialéctico en que el pueblo revolucionario
es gobierno y no lo es al mismo tiempo, en un proceso de lucha y coincidencia
entre fuerzas sociales implicadas en un proceso que aspiramos se resuelva
favorablemente para las clases populares, y para ello trabajamos con
tesón y sacrificio.
Percibimos
con decepción la siembra activa y el desarrollo del pensamiento pequeño
burgués capitalista dentro del movimiento revolucionario, por parte
de quienes sin haber alcanzado el estado de conciencia necesario a que
aspiraba el Che Guevara en los pueblos, no solo no han podido graduarse
de revolucionarios, sino que proclaman una cualidad de socialistas incompatible
con su posición real de clase. Los estamentos del Estado se encuentran
penetrados profundamente por ambiciones materiales y son demasiados
quienes hacen ostentación sin causa legítima de un poder desvinculado
de las auténticas necesidades sociales. A la par, este ambiente de
arrogancia del poder invita e induce a quienes desempeñan funciones
públicas, a la práctica bastante vieja de la corrupción administrativa
y política, que mancha y desacredita la verdadera dirigencia popular
en todos sus niveles, especialmente a nuestro comandante Hugo Chávez.
Por otra parte,
estamos insistiendo en que el momento que vivimos no debe pasar de ser
una transición breve durante la cual todas las fundamentales relaciones
sociales, políticas, económicas y culturales, se subordinen a los
intereses de las clases trabajadoras, en forma voluntaria y cooperativa,
o se arriesguen a su propia desaparición mediante conductas contra-revolucionarias
violentas inaceptables en un estado de derecho.
Por estas premisas
concluimos que las fuerzas revolucionarias sin caer en la trampa de
una falsa unidad formal de sentimientos contradictorios, deben actuar
de consuno en torno a sus intereses fundamentales ideológicos de clase,
y afirmar el legítimo derecho a ser intolerantes con posiciones diletantes
de quienes ocupando o no la administración pública así como otras
instancias decisorias del poder político, se muestran como revolucionarios
socialistas sin serlo.
También debemos
hacer diferencia entre quienes tienen una actitud no revolucionaria
por falta de oportunidad para su incorporación a esta tarea de cambio
social, de quienes asumen una conducta contra-revolucionaria, no solamente
desde la oposición política sino dentro del aparato político-jurídico-militar
del Estado. El poder popular es la auténtica alternativa de las clases
trabajadoras, y solo puede ser ejercido por las mismas clases trabajadoras.
En Caracas, a los ocho días del mes de octubre del dos mil nueve.