El aniversario de la caída del muro de Berlín ha alborotado a los teóricos contrarrevolucionarios de todos los pelajes. Aprovechan para tirar los escombros del muro sobre la Revolución, ilusionados con lapidarla.
Ya lo intentaron sin suerte los capitalistas francos, que envalentonados predijeron el fin de la historia. La alegría de la derrota de aquella esperanza se les convirtió en el miedo a la condena de extinción que lleva en sus entrañas el capitalismo y que en vano piensan exorcizar en Copenhague.
Ahora, los defensores del capitalismo se presentan con disimulo, con camuflaje, no se atreven a defenderlo por la calle del medio.
Se dicen socialistas, pero no de este, no el de Chávez, sino otro, libertario pero inocuo, más riguroso, apegado a los textos, pero imposible. Ahora todos son socialistas, hasta Julio Borges opina.
En estos días, el periódico El Mundo lanzó un número dedicado a la caída del Muro, muchos articulistas volcaron allí sus frustraciones, se habló mucho de las causas de la caída, y poco de cómo seguir adelante.
Se habló mucho de las causas del fracaso soviético, y poco del por qué Cuba permanece. En resumen, se usa la ocasión para llevar agua a la contrarrevolución.
En este número aparecen desde Víctor Álvarez, con su tradicional ambigüedad, con una pierna en el capitalismo y otra en el aire buscando asidero en una ilusión de sistema donde sin meterse con la propiedad, ni con los capitalistas, consiga superarlo. Hasta Maza Zavala, pasando por el ya conocido Teodoro, renegado y soberbio como siempre. Comentaremos el artículo de Maza.
Maza Zavala, define al Socialismo desde el dogmatismo, desde un Manual, desde el mecanicismo. De esa manera consigue transformar el Marxismo en un mamotreto reaccionario. Veamos lo que dice Maza:
“No ha llegado aún la crisis general y definitiva del capitalismo que abra un proceso de cambio al Socialismo.”
De esta manera niega la posibilidad de una Revolución, su análisis no es sólo técnico, es un análisis político, contrarrevolucionario.
Más adelante explica lo que él entiende por crisis general y definitiva, es decir, cuando se den las condiciones para el cambio al Socialismo.
“Se requiere que las fuerzas productivas se encuentren entrabadas en su desenvolvimiento por la estructura económica, es decir, por el conjunto de relaciones de propiedad, de producción, distribución, y acumulación.”
Dicho de otra forma: el Socialismo es posible, pero no aquí en Venezuela, no ahora, sino dentro de quién sabe cuántos años. Es una manera fina de ser reaccionario, con ropaje de revolucionario.
Pero al paso le sale Cuba, que está allí, Socialista. Maza resuelve el nudo diciendo:
“el caso cubano es una experiencia significativa (…) se procuró llevar ese movimiento a una instancia socialista; sin embargo, no se ha alcanzado este objetivo y ha derivado hacia un régimen autoritario, con exclusión de la voluntad de la mayoría social”…
Terminó cumpliendo el triste papel de simple plumífero del capitalismo.
El Muro calló, pero el Socialismo sigue vivo, la humanidad aún tienen esperanzas.
¡Chávez es Esperanza!