Para ser revolucionarios en verdad, debemos ser autocríticos hasta lo más profundo. No es posible que en una década de intentos por cambiar el modelo político en Venezuela, tantos “revolucionarios cotuferos”, hayan salpicado el proceso de cambio hasta manchar con una salsa roja de guisos y corruptela. El Che, no le hubiera temblado el pulso para tomar acciones y enfrentarlos, mucho menos, al saber que se trata de una revolución vital para Latinoamérica.
Primer error del proceso; soltar millones de bolívares a la calle sin una puya de ideología, es decir, se promovió el consumismo material con un verbo socialista de los labios, pero peor aún, poniendo en bandeja de plata las estructuras revolucionarias a cambiar, con adecos, copeyanos y sus derivados expertos en burocracia y cogollismo.
Segundo error, el lenguaje excluyente pro-resentimiento social. Varias generaciones vivimos, palpamos y sufrimos la exclusión como pueblo aunque en el tiempo buscamos salir del hoyo para dignificarnos nosotros mismos, sin embargo, actualmente “la golilla y mantequilla” puesta en bandeja de plata a los sectores populares, ha sido causa de una anarquía que ha dejado las calles a merced del bochinche, invasiones, delincuencia, etc, y en la confusión, ese mismo pueblo exige tener los mismos derechos regalados, lo que a costo de sudor, sacrificio y esfuerzo obtuvieron muchos que compartimos un cambio. Un sector productivo ha quedado en un callejón sin salida que los confunde en un pensamiento de “ni-ni” o lo que el Comandante Chávez dijo en algún momento “revolucionarios de pacotilla”.
Las misiones y los consejos comunales tienen un significado ejemplar como propuesta, sin embargo, en la praxis, por la misma carencia ideológica se han perdido en el espacio y, muchos la han tomado como plataforma para resolverse en lo individual dejando el colectivo de lado, salvo casos excepcionales. Ahora, ¿por qué hay tanto “ni-ni” y confundido?. La respuesta está en las calles. Las mismas caras en todas las estructuras y en todos los espacios donde se despachan y se dan el vuelto, y esto tiene cansado al pueblo. En ese sentido, la oposición derechista busca pescar en río revuelto aprovechando los trapos sucios que salen a la luz.
¡Seguimos apostando Comandante!, la utopía no puede ser la huella de este proceso, es necesario el alicate…siguen la tuercas flojas. Dijo Carlos Marx: “En todas las revoluciones, al lado de los verdaderos revolucionarios, figuran hombres de otra naturaleza”.
larryubv2004@hotmail.com
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