¡Alerta, Comandante! Se desatan los lazos que lo unen al pueblo

No la tendremos fácil en el 2010, son demasiados los errores cometidos en estos diez años, a pesar del esfuerzo gigantesco de nuestro líder comandante por hacer de la revolución un modelo de eficiencia, solidaridad y justicia.

Será un año duro desde el punto de vista político y económico. Se equivocan los que piensan que nos jugamos un parlamento y una alcaldía; corremos el riesgo de matar la esperanza que los pueblos del mundo tienen cifrada en la Revolución Bolivariana. Nos jugamos el destino de Latinoamérica.

De seguro esta introducción no le gustará a muchos y probablemente algunos de los que continúen leyendo estas reflexiones nos califiquen de antirrevolucionarios. Sin embargo, obligados por nuestra conciencia estamos a escribir esta nota. Nota que de seguro generará alguna sonrisa en los disociados, pero que hacemos pública con la esperanza de que sea leída por el comandante, quien sabrá darle una justa interpretación.

Como si la eficiencia estuviese reñida con la condición de ser revolucionario y socialista, día a día se agravan las condiciones del aparato burocrático del país.

Barrio Adentro vivió en 2008 y 2009 una crisis de la que nadie parecía darse cuenta (ya comienza a superarse); la mayoría de los hospitales, a pesar de que se intervino la mitad de ellos, sigue con problemas graves de funcionamiento y desabastecimiento.

Intentar que CANTV resuelva un problema con el Internet es una pérdida de tiempo, lo que obliga a los usuarios a buscar opciones en las empresas privadas. La especulación y el acaparamiento nunca ha sido controlado y el pueblo sigue sufriendo las consecuencias. Hay en estos momentos problemas con el agua por la escasez de lluvias, pero ya antes de esa situación las hidrológicas se habían convertido en un parapeto.

Los problemas de electricidad tienen un alto componente de ineficiencia y falta de seguimiento a los proyectos. Miles de maestros de las Escuelas Bolivarianas no cumplen con el horario y mandan a los niños a casa incluso antes del mediodía, privándolos con ello de las comidas a las que tienen derecho.

La fama de mal pagador que se han gestado los organismos del estado es horrible y está arruinando a pequeños empresarios que no tienen la fortaleza económica para esperar un año y más por el pago de una factura.

No vale la pena seguir mencionando los problemas, pues todos los conocemos; especialmente una oposición que intenta sacar partido de ello. ¿Qué hacer y cómo hacerlo? Es lo que tiene que preguntarse el alto gobierno, pues no hay ninguna duda que los lazos que unen al comandante con el pueblo se comienzan a aflojar.

La razón que desde nuestra humilde opinión está influyendo en esta realidad es la desconexión de Chávez con su pueblo. Cuando el comandante llegó al gobierno venía de recorrer todo el país y sabía lo que estaba pasando y lo que al pueblo le dolía.

Nadie podía “echarle cuentos” sobre los salarios, los hospitales, las escuelas, la corrupción, etc.

Hoy el comandante, por razones obvias, no está en la calle y tiene que enterarse de lo que pasa en el país a través de los informes de sus ministros y personal de confianza.

Todavía no se conoce el caso de un Ministro que le haya dicho al Presidente: yo no puedo con esto; el resolver la situación está por encima de mis capacidades.

Seguros estamos que todos le presentan una realidad matizada, cuando no deformada; mientras el pueblo vive penurias y se desencanta del comandante y la revolución.

Urge una acción audaz y desde esta humilde tribuna, osamos sugerirle al Presidente que se arme de un equipo que le reporte directamente y lo dedique a la evaluación de la gestión de los ministerios y empresas del estado, más allá de lo que dicen las encuestas, de lo que reflejan las ganancias y del número de personas atendidas.

Cuál es el clima dentro de la institución; cuál es la opinión que los empleados tienen de sus gerentes; cómo evalúa el público el servicio que le prestan; qué piensan los suplidores y los clientes, son algunas de las preguntas a las que hay que buscar respuesta, para luego tomar las acciones a que haya lugar.

Si el comandante se arma de un equipo con autoridad e independencia para materializar esta idea, de seguro tendrá que destituir a más de la mitad de los burócratas, pero el pueblo lo va a celebrar y los lazos que los unen volverán a ajustarse.


areme@cantv.net


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Alexis Arellano


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