Canción a canción, lucha a lucha iremos formando la canción que cante al pueblo que nos ha cantado siempre...¡qué mi canto no se pierda!, así dejaba correr al viento su mensaje Alí Primera, voz de los pueblos que arman las palabras con acción de cambios y libertad. Toma tu guitarra, empuña tu conciencia y canta...apunta tu compromiso contra quienes hacen que exista gente de nuestro pueblo viviendo solo un poquito mejor... ¡usted me perdona don, y su alta sociedad...yo me voy con las muchachos ¡carajo! a hacer la revolución...usted me perdona don, yo no se filosofar!...
Un cruel destino no permitiría al camarada Alí, ver tangible el canto que siempre soñó, se retiraba temprano a compartir con Víctor Jara la guitarra y los coros de la revolución, emprendiendo el rumbo que buscaban marcar los enemigos de la libertad de los pueblos, conspiradores que intentaron reiteradamente callar su voz pero, fue destinada a convertirse en idea y referencia del canto vigente y eterno.
Nacido en Falcón un 31 de octubre de 1941, el humilde Alí se formó íntegro en aprendizaje de calle; sembrador, jardinero, limpiabotas y hasta boxeador son algunas de las primeras facetas de su infancia combinaba con el estudio y el amor de su abuela Mama Pancha, daba así, el inicio de su formación creadora de las realidades sociales, charrasqueadas en principio, con canciones de amor en el cuatro que comenzaba a resonar en los campos compartidos con el tío Juan. Se iniciaba el poeta cantor.
Muy joven se va a Caracas para continuar estudios, enfrentando la realidad de la dictadura de Pérez Jiménez, a partir de ese momento, junto a su boina roja comienza a participar en la guerrilla urbana, era la época de la Revolución Cubana, Fidel, Camilo y el Che. Ingresaría Alí a la UCV para iniciar estudios de ingeniería química que, continuaría en Rumania becado por el Partido Comunista de Venezuela luego de salir de los calabozos de la Digepol de Leoni. Tiempos para cantarle a la guerrillera Tania y el Che: “Comandante Che te mataron pero en nosotros dejaron, para siempre tu memoria las manos llenas de gloria...caminando entre valles y montañas, para siempre tu imagen guerrillera”...
No terminó su tesis por no querer someterse a la explotación de las compañías petroleras donde conocía la realidad de su hermano Asisclo que había trabajado en la Creole Petroleum Corporation. Nunca olvidó la voz del albañil que le recordaba: “no vendas tu canto, que si lo vendes me vendes, que si lo vendes te vendes”. Recorre parte de Europa con su canto, y en Suiza, nacen sus primeros dos hijos, Alí pasa por Alemania donde graba su primer álbum, luego a Polonia y la Plaza Roja de Moscú donde retumbó su canción, fue el único latinoamericano en cantar su protesta por Vietnam contra la feroz guerra emprendida por el imperio norteamericano. Le cantó al inolvidable camarada Ho Chi Min y dejaba su mensaje también para conseguir la paz: ¡no basta rezar!, como lo seguiría gritando ahora por Irak y el antiimperialismo neocolonial.
Tildado de soez, dijo muchas veces “pendejo” en sus canciones; palabra que avalaría luego el intelectual Uslar Pietri, al repetirla de manera pública y comunicacional aceptada en el lenguaje de Venezuela como coloquialmente utilizada, -aunque diga groserías el pueblo tiene derecho- decía Alí. Los “Techos de cartón” lo llamaban a seguir la lucha política y en 1973 acompaña a José Vicente Rangel y al Movimiento Al Socialismo. Bolivariano íntegro, soltaba versos al padre de la patria constantemente: ¡dicen que Bolívar trae, furia y coraje por dentro, al ver que nos han quitado lo que él dejó siendo nuestro...vámonos pa’llá, vamos a su encuentro, vámonos pa’llá vamos a su encuentro...la patria es una mujer y él regresó para amarla contra los que se desvelan tan solo por disfrutarla y en vez de darle caricias lo que hacen es manosearla!
Temas íconos se convertían en himnos de los pueblos como “El sombrero azul” considerado segundo himno de El Salvador y Alí, pese a no ser radiado musicalmente en Venezuela, salvo “Cunaviche Adentro” y unas pocas canciones de sonido venezolanistas. Grabaría una veintena de discos acetatos, entre ellos: Lo primero de Alí Primera, Canción mansa para un pueblo bravo, Adiós en dolor mayor, La patria es el hombre, Abrebrecha, La Patria buena, Canción para los valientes, Alí Primera le canta a Latinoamérica y en sus últimos días culminaba el disco de gaitas junto a su hermano José Montecano que cantaba un Lunerito infantil y un Alí coreando al Lago y su gente: “porque sin lago no hay pueblo mi gente de Maracaibo...”
Personalmente lo vi por última vez en el Nuevo Circo de Caracas a mediados de febrero de 1984, en un “Canto necesario a Nicaragua” junto a grupos musicales latinoamericanos y nacionales como Madera, Lilia Vera, el Grupo Ahora, Un Solo Pueblo, Esperanza Márquez, etc...allí mismo escucharía la Canción bolivariana y Tín Marín para levantar una llama encendida entre la gente...luego, tuve la suerte aún siendo adolescente, de tomarme un trago de “caballito frenao” con él, mientras estrechaba su mano.
Pasaría exactamente un año, y una tía que vive en Chile, venía a visitarnos a Venezuela desde la navidad de 1984. El día 15 de febrero de 1985 yo le había obsequiado mi colección de discos acetato de Un solo pueblo y Alí Primera para que los colocara en Chile cada 5 de julio en las fiestas venezolanas que ella realiza cada año. Esa tía, se marcharía en la madrugada del día 16 de febrero de 1985 a Chile, día que tuve demasiados sentimientos encontrados, mientras mi madre cumplía 35 años el día anterior, mi abuela caía en un letargo con una enfermedad que la llevó a la tumba ese mismo año y la voz terrenal de Alí se apagaba trágicamente esa madrugada.
Alí Primera intentaría llegar al Congreso postulándose a través de la Liga Socialista, pero un 16 de febrero de 1985 moría trágicamente en un accidente de tránsito, meses antes, había sufrido un atentado cuando fueron cortados los frenos de su carro. El pueblo Venezolano se vestía de un luto que recorría los pueblos latinoamericanos, dejaba a su mujer Sol Mussett con cuatro pequeños, conocidos casi todos ellos hoy día en la música comercial que, ¡ojalá tomaran su camino y su conciencia!.
Con una preparación académica, el dominio de varios idiomas y un talento natural para la canción que lo pudo enriquecer y a la que no le permitió dejar tentarlo jamás como ejemplo moral de revolucionario. Así era Alí, un hombre que nunca cobró un centavo por la autoría de sus canciones, pues eran cantos creados para el pueblo, la resistencia y la lucha social solidaria que aún retumban con su voz guardada en el pensamiento de la gente. Una larga cola de pueblo lo despidió frente su urna en la UCV antes de regresar a su natal Falcon... Dejaba huérfana sin su presencia la lucha que emprendería el entendimiento popular en los años por seguir de la historia contemporánea venezolana.
Se que en el presente, Alí no estaría satisfecho del todo por las debilidades de la revolución, estaría cantando con arrechera aún con la conciencia de acompañarla. Aunque siempre lo llevo vigente y constante, cada 31 de octubre y cada 16 de febrero suena un día especial en mi casa con la colección musical y el pensamiento de Alí. El mismo cantó un destino con la verdad hecha conciencia revolucionaria: ¡los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos, y a partir de este momento es prohibido llorarlos...vamos cumpa ¡carajo!, que para amanecer no hacen falta gallinas sino cantar de gallos...!
(Dedico este escrito a todos tus hijos, muy especialmente a mi amigo Alí Vásquez, tu hijo menor, a Sandino tu hijo cantor y Masachita, tu eterna Sol)
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