El agotamiento de la ideología pequeño burguesa dentro de la Revolución nos ha ubicado en una encrucijada fértil. Ahora podemos avanzar, hay grandes posibilidades, o podemos retroceder a las miserias del pasado, es una clara amenaza.
Estamos en terrenos de posibilidad socialista, como nunca hubo en Venezuela, y como pocas veces en el mundo. Es tal el avance del proceso bolivariano, que las tareas pendientes sólo las puede realizar la clase obrera encontrada con su ideología. Si la clase obrera no asume la hegemonía la Revolución se pierde.
De allí que su principal tarea es ponerse al frente, tomar la hegemonía del proceso, ha esto la ha llamado varias veces el Comandante. La pregunta que surge es:
¿Cómo hacerlo?
La clase obrera sólo puede tomar la conducción de la Revolución en la práctica, con el ejemplo, mostrando el camino, la nueva manera de vivir, de trabajar, los nuevos objetivos sociales, sólo así podrá dibujar un nuevo horizonte, conducirnos hacia el nuevo mundo.
Entonces, de aquí se desprende que la clase obrera debe constituirse en columna vertebral de las Zonas Socialistas, zonas donde el Socialismo sea concreción. Allí debe haber hegemonía de la Propiedad Social de los Medios de Producción Administrados por el Estado Nacional, entrelazados con la Conciencia del Deber Social.
La Conciencia del Deber Social, el Sentido de Pertenencia de la Sociedad debe ser el motor de la actividad en esa zona. Y el Trabajo Colectivo Voluntario, por ser ejemplo, práctica de la entrega de esfuerzo a la Sociedad sin más compensación que la satisfacción del deber social cumplido, debe ser el eje de la formación del hombre nuevo.
El eje de la producción, de la economía deben ser fábricas, unidades económicas grandes, que agrupen a grandes sectores de la población. Unidades donde la producción colectiva, esa manera de existir, sirva de base a la Conciencia Social.
La producción debe obedecer a necesidades sociales y no a los requerimientos egoístas de una fracción de la sociedad. La distribución debe ser de acuerdo a las necesidades de cada uno.
Los estímulos morales y los materiales colectivos serán acicate en el desempeño del trabajo.
Las Zonas Socialistas no son unos ejercicios académicos, sin repercusión política, son por el contrario trincheras en la defensa de la Revolución y del Comandante Chávez. Sus miembros deben ser combatientes prestos para las batallas de la construcción del Socialismo y también aptos, listos para defender al Socialismo en cualquier terreno. Son destacamentos de primera línea en la lucha contra el capitalismo.
La otra tarea de la clase obrera es táctica: para desarrollar las Zonas Socialistas, para hegemonizar a la Revolución es necesario que la Revolución exista, que el Comandante exista, que la conexión Chávez-Pueblo se mantenga.
Por eso es vital vencer, arrasar en las elecciones de septiembre. Un descalabro allí pondría en peligro máximo al proceso y al Comandante Chávez. El sueño sería postergado, la oportunidad de construir un nuevo mundo sería desperdiciada.
¡Chávez es Socialismo!