José Miguel Insulza, acusado hace pocas horas por Rafael Pardo, candidato liberal colombiano, con una puntuación muy escuálida entre el electorado, de “reverenciar” a Chávez, cuando aquel señaló recientemente a periodistas ansiosos de encontrar quien diga algo contra el presidente venezolano, que no era “una buena práctica tener gobernantes de un país mostrando sus opciones o sus opiniones sobre otros países”.
Hasta sus razones tiene Pardo, pues sabiendo de la conducta de Insulza, esperaba que fuese más agresivo y menos sinuoso, sobre todo cuando la barca ultraderechista-uribista colombiana hace agua y necesita un Tritòn que le levante.
Tales interrogantes y respuestas, partieron de lo dicho por el presidente venezolano como una justificada reacción a las amenazas lanzadas por Juan Manuel Santos y Noemí Sanìn, en los avatares de la campaña electoral, de estar en disposición de repetir la agresión a Ecuador del 2008 si fuese necesario y en donde detectasen alguna acción de las FARC, lo que necesariamente alude a los países vecinos como Venezuela. Es eso un volver a la guerra preventiva de Bush, de la cual Santos ha sido y es un adalid y que la OEA condenó.
Ante expresiones tan graves, amenazantes, contrarias a la paz, soberanía y principios de la OEA, Rafael Correa, presidente de Ecuador, respondió de manera contundente, calificándoles de irresponsables y manifestando que la próxima vez los ecuatorianos no se dejarían sorprender y reaccionarían en concordancia. Por su parte, el presidente Chávez, ante aquella irreverencia de los candidatos colombianos, calificó a Santos como un “peligro para la paz del continente”. Además habló que, de ganar Santos la presidencia, mantendría las relaciones bilaterales en el nivel que ahora tienen. El calificativo de peligroso es obvio, elemental y resultado lógico de la mala fe, antecedentes y reciente discurso del candidato de Uribe.
Pero, en donde el chileno deja entrever, “como quien no quiere la cosa”, de modo muy insulso que nos cree sosos, es cuando afirma, “no me gusta que las autoridades de un país hablen de las elecciones de otro país”.
Le falta originalidad y coherencia por distintas razones. En primer término, Chávez no se ha metido en las elecciones de Colombia; respondió a Santos por aquella amenaza e irrespeto a sus vecinos y hasta a la OEA misma. No hay cabida para la interpretación disimuladamente parcializada de Insulza. Menos para que, aunque sea fingiendo, use el mismo disco rayado que se cree apropiado para que las elecciones en el continente las ganen los candidatos de la derecha, aquel de Chávez el lobo o el metiche. Lo pusieron en Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Salvador, Uruguay y hasta para tumbar a Manuel Zelaya; pero no pueden hablar de un balance positivo.
Esta vez, Insulza, como creyéndose sutil, sin dejar la insipidez, lo que no le gusto a Pardo, quien prefiere lo ordinario, habló de “una mala práctica”, del presidente venezolano.
Ignoró el chileno las razones que motivaron al venezolano calificar a Santos en la forma que lo hizo. Pues debió recordar y reiterar su condena y de la OEA por la agresión a Ecuador, por lo que autoridades competentes de ese país le han sometido a juicio.
Las amenazas de Santos y Sanìn, son un reto a la paz y principios de la OEA. Pero Insulza, en este asunto prefirió, como acostumbra cuando llega a ciertos límites, callar, o como decimos los venezolanos, pasar agachado.
Pero también insulsamente, porque nos cree sosos, el Secretario General de la OEA, habló mintiéndose así mismo. Si alguien tiene una mala práctica, es Insulza. Por él y su conducta esquiva, en gran medida se consolidó el golpe de Honduras. Pese su presencia en la OEA, las autoridades gringas, civiles o militares, se siguen metiendo de lleno en los problemas internos de nuestros países. En lo de Honduras, Hilary Clinton y su combo, le pusieron con descaro a bailar el valse que ellos tocaron.
Esos mismos funcionarios de la Casa Blanca, no se cansan de vilipendiar a Venezuela, Bolivia y Ecuador, por solo nombrar estos; sus procesos electorales impecables, financiar campañas sucias y hasta tramar asuntos sórdidos, como proyectos de secesión y por más que se denuncian, Insulza nada ve ni escucha.
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