“El que compra su estabilidad con
sangre inocente, tan sólo hallará
un reposo sangriento y ficticio”
Shakespeare
“Un juez corrompido no puede
examinar la verdad”
Horacio
Desde que estudiaba el bachillerato, no sé en cual texto, leí una definición de inteligencia del suizo Claparéde quien expresó “es la capacidad de resolver (rápidamente), situaciones nuevas” i siempre me ha parecido de las más breves i acertadas, aunque existen muchas interesantes. I he conseguido también que este educador, creo que se ocupaba de la pedagogía, orientó en algo a Specht i Müsterberg, autores citados por Lalande, para distinguir entre patopsicología, es decir, la parte de la psicología que estudia los hechos psíquicos de características mórbidas, i la otra, o sea, la parte de la psicología que estudia las enfermedades del espíritu llamada psicopatología, algunos dicen, del alma; esto, ante la facultad de desear, orientada por la propensiones o estados pasionales, precisamente cayendo en lo mórbido. Así, encontramos hombres desconcertantes, no solamente pícaros, engañadores, mentirosos, traidores como un Blas de Santillana de Le Sage, o un Tartufo de Moliére en la Literatura, hasta gigantes i corruptos como Gargantúa i Pantagruel de Rabelais. De este modo, en mentes psicopáticas, cuando las decisiones pueden ser rápidas, pero contaminadas de estupidez, de maldad, de propósitos inmorales, agresivos o asesinos, la inteligencia no está por ningún lado, sino una audacia cruel, que no repara a quien o a quienes hace el mal, incluyendo lo material i a la propia naturaleza. En cambio, sí está la inteligencia en su máxima manifestación o exteriorización, en los llamados “locos geniales” de lo cual es una obra cumbre, el extraordinario estudio de Karl Jásper, Genio y Locura, donde estudia cuatro hombres geniales, entre ellos a Van Gogh, el pintor holandés que no logró vender un solo cuadro en su vida. Esta patología soterrada, que se pude ocultar por fingimiento –Tartufo es en eso “genial”− se da en las clases oligarcas poderosas solamente por el dinero, de inmensos capitales que nunca fueron bien logrados, a no ser de la rapiña, la extorsión, el sometimiento, el terror i el crimen, tal como se dio en los señores feudales, arranque de todas las fortuna hereditarias por muchos siglos. Detrás de toda gran fortuna o inmensas propiedades, no solamente está el robo como sentenció Pierre Proudhon, sino que está el saqueo, la esclavitud, la violencia i el asesinato. Si no, veamos que hasta detrás del poderío económico del Vaticano –el más genuino de los “países” capitalistas del mundo− (aunque propiamente no es un país, sino un engendro) supuestos representantes de Dios, está el Imperio de Constantino, los fraudes posteriores de la iglesia llamada de Cristo, para atesorar más indebidamente; igualmente Las Cruzadas i la venta de indulgencias (con el invento del cielo, limbo, purgatorio e infierno, todos inexistente, aunque ya el limbo bajó la santamaría) i los sometimientos de las multitudes, por el invento de la mayor falsedad que envenenó las mentes de los fieles: la noción de pecado, según sostenía Bertrand Russell. Recomiendo leer de este autor, la obra Por qué no soy cristiano, para que se vea cuantos disparates i atropellos se atribuyen a Dios. La religión de los pobres i humildes, pasó a ser la religión de los poderosos i soberbios. I de paso, es el supuesto “andamiaje” moral de los burgueses, las oligarquías i los reyes (familias innecesarias, improductivas i consumidoras de gran parte del presupuesto de las naciones) que todavía existen, para afrenta de la Humanidad, en países atrasados socialmente. Todos organizados, según la sociedad capitalista de hoi, en las trasnacionales i el militarismo de derecha, opuesto a todos los pueblos del planeta que desean ser libres de verdad.
Sin embargo, me toca hablar de la oligarquía más rancia de América, i quizá del mundo: la oligarquía colombiana, los hijos de Santander, los destructores de la vida i la obra de Simón Bolívar, paradójicamente su Libertador. Entonces traté de recordar una palabra o término, de mis tiempos de docencia en Sociología, que tenía casi olvidada pero que viene como se dice, de perilla, o sumamente ajustada a la realidad a la que se atribuye, tal como lo es Kakistocracia: “gobierno de los peores; estado de degeneración de las relaciones humanas en la que, la organización gubernativa está controlada por gobernantes que ofrecen la gama, desde ignorantes y matones electoreros, hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos” (morales). F.B.I, cita del Diccionario de Sociología de Henry Pratt Fairchild.
Esto, en la realidad, es el gobierno de las aristocracias, de las oligarquía, donde aunque hai inteligencias casi siempre son malignas, i en el resto una mediocridad espantosa, un analfabetismo cultural que asombra, i aunque el dinero les da para tener en algunos casos hermosas bibliotecas, éstas son decorativas, cuyos lomos hagan juego con las cortinas, i además tengan muchas letras doradas. Por eso, mentalmente, viven en siglos anteriores, son religiosos dogmáticos e inquisidores, aparentemente creyentes; van a las iglesias a ostentar trajes i riquezas personales: yuntas, prensa corbatas, (de las que hacen colecciones), relojes de marca, collares, zarcillos, anillos, peinetas, zapatos, etc., luego de bajar de asombrosos automóviles i limonsinas con choferes de librea, generalmente negritos. Son racistas, odian a negros i mestizos, i sobre todo al pueblo, chusma o “pataenelsuelo” a pesar de que les venden i acostumbran a calzados i botas de gomas, porque esas se ponen hedióndas. I toda esa vanidad i miseria es poca cosa, cuando poseen todos los medios de producción, todos los periódicos i emisoras de radio, todas las televisoras i agencias de publicidad del país, con lo cual, mediante la mentira, la calumnia, la tergiversación i la ira i desprecio incontenible por los pobres, sienten que el clero, las cúspides i cogollos donde usan las designaciones de “excelentísimos, reverendísimos, ilustrísimos, i cuantos superlativos encuentren a mano, pregonen que Dios i Cristo están con ellos, que no existe la lucha de clases, que la ciencia se equivoca casi siempre i que la virtud, la justicia i la libertad, son utopías de desadaptados, anarquistas i ¡comunistas!
¡Una perfecta Kakistocracia! Allí el dios no es ni el que enseñan a las multitudes, ni al cual le hacen familia con Cristo, el Espíritu Santo i la mayoría de Santos inventados i hechos en mármol, madera, yeso o plástico, para atribuirle hasta la falsedad de los milagros. El Dios allí, así con mayúscula, es el Dinero, el dólar para los lacayos del Imperio del Norte; a él (Dinero e Imperio) se reduce todo. Por eso, una Kakistocracia como la que existe en Colombia, no puede tolerar que los hijos de Bolívar busquen la Unidad del Sur en Paz, Justicia i Felicidad, cuando ellos son los hijos de Santander, fundador de la Corrupción en el Continente americano, desde cuando llegó el Primer Préstamo desde Londres, para organizar la República. Lo vemos i corroboramos en estos precisos instantes: el narco-paramilitar-corrupto i asesino de la Kakistocracia colombiana, el Kakistocrático Número Uno del Mundo, Álvaro Uribe Vélez, demanda ante la Corte Penal de La Haya i ante un Tribunal de los DDHH, al presidente Hugo Chávez Frías –líder indiscutible de América i del mundo, por el Socialismo i la Paz−, de quien ni en los abrazos que se dieron “como hermanos”, se le pegó ni siquiera unos átomos de Dignidad, de Decencia, Humildad i Honor (DDHH) ni un recuerdo tan siquiera de que nuestro gran Libertador Simón Bolívar, quien libertó su patria. Por eso, rotas las Relaciones Diplomáticas entre los dos países, no solamente era justo que nuestro presidente no asistiera a la toma de posesión (se les quedó preparado o frío, el asesinato que debían tener proyectado) sino que ni siquiera el Canciller Nicolás Maduro ha debido asistir. Colombia ha agredido sin fundamentos a Venezuela, i esta se ha defendido; luego el primer gesto de buscar entendimiento futuro ha debido de venir de allá, no de aquí. Vimos que fue toda una agresión dirigida desde Washington, no solamente porque escogieron a un “senador cuestionado e inhabilitado por corrupto como Hoyos que hizo el ridículo con su basura de pruebas”, sino que también, ese chileno ambiguo, en un tiempo aspirante a ser candidato presidencial, i con ocultas maldades contra Venezuela i su revolución bolivariana, hace tiempo ha debido cambiar una vocal de su apellido, para firmarse Insulso en vez de Insulza. Es sin duda un pitiyanqui de origen chileno, adversario de Allende i de Neruda, por lo menos. Ese señor presentó el escenario de esa lamentable reunión de la OEA −un juez corrompido no puede examinar la verdad− a la que solamente salva la personalidad i dignidad de un venezolano brillante: nuestro embajador Chaderton Matos, que sigue esperando le cuenten “una de vaqueros”. En Venezuela también tuvimos una Kakistocracia durante los años estancados i dictatoriales de la IV República, i pretenden volver, sin saber que éste es otro país diferente al que ellos humillaron.
Así, pues, la familia del Kakistocrático Uribe Vélez, merece sin duda un estudio genético. Allí, los genes “delicuenciales”, deben aparecer. ¡I qué reto para la Ingeniería Genética! No he encontrado el libro donde se habla lo de una familia norteamericana, que incluso fue llevada a una tira cómica, con un altísimo índice de delincuencia entre sus integrantes, al punto de contarse hasta con 62 grandes delincuentes, con ciertas anormalidades genéticas. Por lo menos en la de Uribe, pariente i abogado de Escobar Gaviria, así como otros mui ligados “de sangre”, se sabe que son delincuentes, narcotraficantes, contrabandistas, etc., el padre Tiempo ya hablará como Don Rafael.
Quien paga con moneda de sangre i mentiras, no tendrá nunca más, paz en su vida.
robertojjm@hotmail.com