No son muchos los grandes líderes que en esta época descollan en su lucha por la paz y el bienestar humano, pocos en verdad; podríamos destacar, por ejemplo, al presidente boliviano Evo Morales, a la indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, al argentino Pérez Esquivel, al comandante Hugo Chávez y, por supuesto, a esa leyenda viviente que es nuestro queridísimo comandante Fidel Castro Ruz, quien, como el ave Fenix, ha renacido de sus cenizas y hoy lo vemos, igual que aquel Che legendario, con la adarga debajo del brazo dirigiendo multitudes, no sólo cubanos sino de todo el orbe.
Aquellos mediocres que han dudado –más por mezquindad y miseria humana– de la calidad de la medicina cubana, de sus notorios avances científicos, podrán ver sus extraordinarios resultados en la figura fortalecida, repotenciada físicamente de este enorme ser humano.
Si se pusiera en línea recta todos los trabajos periodísticos que desde hace 4 años se escribieron sobre la salud de Fidel después de la crisis intestinal que lo acometió, no menos de 25 ó 30 veces lo dieron por muerto, se le daría varias veces la vuelta al mundo. La industria mediática imperialista, sus pseudo analistas, sus periodistas tarifados, sus sórdidos programas de radio y Tv; los politiqueros de toda ralea, la mil veces miserable y asquerosa contrarrevolución terrorista cubano/mayamera; periódicos infames como El Mercurio, El Nazional, El Mundo, New York Time, Washington Post, El Universal e infinidad de panfletos a nivel mundial le dedicaron toneladas de tinta a especular sobre la salud del comandante Fidel, hasta hicieron macabras apuestas de cuándo iba a fallecer; especularon sobre si tenía cáncer o no se sabe cuántas enfermedades.
EN SILENCIO TUVO QUE SER PARA NO ALERTAR AL IMPERIO CRIMINAL
Pero en silencio tuvo que ser, sin aspavientos, con la seriedad propia de los sabios, de los hombres justos, rectos y con decoro, para tratar la salud del apreciado dirigente que se convirtió en un secreto de Estado, porque detrás de la vida de Fidel estaban las siniestras aves imperiales de la muerte,; fue un caso especial para la CIA y el asqueroso submundo del espionaje y la inteligencia gringa que trataba, por todos los medios a su alcance, o de obtener información sobre el estado de salud del dirigente o de sembrar dudas y mentiras sobre su verdadero y real estado de salud. Hasta una novela de ficción pudiera salir de las mentes calenturientas de los escritores mercenarios que hacen libros por encargo. Algo si es cierto, Fidel era el arma secreta de Cuba y acaba de salir para enfrentar a los enemigos de los pueblos y a la humanidad toda.
Por supuesto nadie dudaba del delicado estado de salud del camarada Fidel, de hecho tuvo que retirarse de la política activa, de la dirección del gobierno y del Partido Comunista. Su salida de la escena política fue un duro golpe para el proceso revolucionario, pero una dirección madura, colectiva, dio pasos contundentes y concretos para cerrar la brecha, evitar que el enemigo imperialista hiciese fiesta con la situación planteada y empujara, como lo intentó, la labor de zapa, el accionar contrarrevolucionario con los grupúsculos mercenarios internos y el poderosos aparato mediático buscando una fulana “transición” que le pusiera fin a la Revolución Cubana 50 años después de su esplendoroso triunfo en 1959. En esa labor el alcohólico y genocida presidente Bush empeñó buena parte de su tiempo, ya que el secular objetivo del imperio es destruir el proceso revolucionario cubano y con él a su líder fundamental, al que le han hecho más de 600 atentados en 50 años.
FIDEL FUE SIEMPRE UN HUESO MUY DURO DE ROER
La salida del comandante no fue abrupta, altisonante, bravucona, pedante. Comenzó, dentro de una atmósfera discreta –que el amarillismo mediático occidental y la legión de mercenarios plumíferos y opinadores convirtieron en un misterio y en sainetes tragicómicos– a salir de manera paulatina, sistemática una sección periodística –el periodismo, faceta de Fidel que pocos conocían pero que siempre ha manejado diestra y magistralmente, desde su época de la Universidad de La Habana, de la clandestinidad anti batistiana y del proceso revolucionrio– que se convirtió en poco tiempo en una de las columnas más leídas internacionalmente. Reflexiones del compañero Fidel mostraban no sólo el pensamiento de un líder mundial sobre los grandes problemas de su tiempo, es que cada escrito es una orientación y una guía para la acción de millones de hombres y mujeres que ansían un mundo mejor, un planeta tierra sin contaminación, ni lluvia ácida.
Las Reflexiones del compañero Fidel han mostrado que la palabra, cuando es bien difundida, cuando se emplean los recursos mediáticos con acierto forman parte de la más impresionante batalla de ideas de nuestra época, que pone en jaque al imperio. Porque la guerra de los medios, los que utiliza el imperio contra nuestros pueblos y gobernantes, dixi Chávez y Venezuela, ya no es impune, ahora hay respuestas contundentes como las Reflexiones de Fidel, Las líneas de Chávez y otras no menos valientes e importantes como Kaos en la red, Trincheras de Ideas, Aporrea, Rebelión, entre otras muchas páginas de Internet. No hablemos de formidables televisoras alternativas como Tele Sur, Alyazira TV y de la impresionante red de medios alternativos y comunitarios surgidos en Venezuela al calor del proceso revolucionario. Periódicos alternativos como VEA, Caracas, Correo del Orinoco, Y… Ahora, El Peatón, revista Caracola, Proceso, Temas, Fuerza Punto Cuatro… Todos difunden las ideas revolucionarias y dentro de esas las reflexiones del comandante Fidel.
EL SALTO CUALITATIVO DEL FIDEL SE PRODUCE EN EL MOMENTO DE MAYOR PELIGRO PARA LA HUMANIDAD, EL DE UNA POSIBLE GUERRA ATÓMICA
Pero donde se produce el salto cualitativo en el regreso de Fidel a la vida pública, a la actividad política con dimensiones universales, sin dudas es cuando el imperio yanqui, que vive su mayor momento de crisis y decadencia, es arrastrado a la locura de una posible conflagración mundial, que los dementes halcones del ejército norteamericano, arrastrados por los no menos irracionales psicópatas que dirigen el Estado sionista y criminal de Israel, presionan al presidente Obama para que inicie la guerra nuclear destruyendo a Irán y a Corea del Norte, lanzándoles ojivas nucleares de un poder destructivo sin precedentes.
Ya Fidel lo había alertado en sus reflexiones, precisamente con la crisis de Corea, el hundimiento de un sofisticado barco surcoreano por parte de la marina norteamericana para atribuírselo a Corea del Note y generar una crisis –dentro de todas las maniobras yanquis para no salir de la base japonesa de Okinawa y el virtual derrocamiento del entonces Primer Hatoyama– pero un estadista de su talla, extremadamente bien informado pronto percibió que la balanza nuclear se inclinaba hacia Irán, con Israel a la vanguardia de los tambores guerreristas y Alemania discretamente colada en el movimiento de navíos y buques de guerra –con todo lo que políticamente implica que Alemania se rearme y se active militarmente, contando con la experiencia afgana–.
Nadie puede quitarle en el mundo a Fidel lo bailado, como decimos en Venezuela. Sus contundentes y gravísimas denuncias, su aparición en la Mesa Redonda de la TV cubana, su presencia en el parlamento cubano y su debate con los diputados, la entrevista a prestigiosos periodistas revolucionarios venezolanos, la entrevista con la lideresa colombiana, senadora Piedad Córdova. Todo indica que estamos ante un hombre remozado, un Rondón, un Bolívar, que con su sola presencia moraliza a los ejércitos revolucionarios del mundo y da la certeza del triunfo de las ideas justas, correctas, revolucionarias.
Las denuncias de Fidel sobre un posible ataque nuclear norteamericano/israelí han estremecido al mundo, han alertado a la humanidad ante la posibilidad real de una hecatombe humanitaria de proporciones inimaginables. El filo del ataque ha sugerido Fidel sea contra el presidente Barak Obama, por ser el único que puede apretar el primer gatillo atómico. Presionar universalmente a Obama, exigirle que no destruya la humanidad, que él no es un asesino como Natanyahu, el genocida israelí del pueblo palestino.
¡Qué grandes esos 84 años de Fidel! ¡Qué oportuno ese renacer a la vida política! No nace un líder de esa estatura sino cada 100 años, cuando despiertan los pueblos, parafraseando al inolvidable Pablo Neruda. ¡Salud comandante amigo!
(humbertocaracola@gmail.com)