¡Dejar pasar! Forma parte de la ingenuidad democrática del proceso revolucionario latinoamericano, en el rescate de la soberanía, los derechos humanos, los recursos naturales, o en la lucha contra la pobreza. Los mecanismos de defensa contra la agresión imperialista carecen de efectividad. Vemos como el Grupo de Río, UNASUR, el Parlatino, en la práctica son Oeas renovadas.
¡Dejar pasar! El gobierno colombiano ejecuta el ataque militar a territorio ecuatoriano, sin que dicha acción haya recibido condena alguna. Se convoca el Grupo de Rio, en Santo Domingo, para aplicar sanciones. Pero, todo termina en palmaditas en la espalda, apretones de manos, falsas promesas de arrepentimiento del presidente de Colombia. Es la manera de aceptar la impunidad.
¡Dejar pasar! Ocurre de nuevo en la reunión de UNASUR, en Bariloche, convocada para denunciar la instalación de siete bases militares. Tampoco hay condena ni sanción contra el gobierno de Colombia. Días antes, Honduras había sido expulsada de la OEA por el golpe de Estado contra el presidente Zelaya. Si se colocan en una balanza, el golpe de Estado contra la democracia en Honduras y las siete bases militares gringas que amenazan la estabilidad democrática de los países sudamericanos ¿Cuál es la diferencia? ¿La balanza se inclinará o guardará equilibrio? En Bariloche, Colombia ha debido ser expulsada de UNASUR de la misma manera que Honduras lo fue de la OEA
¡Dejar pasar! Han transcurrido dos años del bombardeo al territorio ecuatoriano y el gobierno de ese país todavía no ha llevado ante la Corte Penal Internacional el crimen de lesa humanidad cometido contra las víctimas del ataque militar y contra la soberanía del Ecuador. Al no exigir la condena y sanción correspondiente, tácitamente se admite el hecho, que se haga costumbre (origen del derecho) y se legalice. En adelante se puede bombardear el territorio del país vecino sin sanciones ni condenas.
La opinión internacional conoce el horror que padece el pueblo colombiano: asesinato de ciudadanos, masacres de campesinos, millones de desplazados, fosas comunes en todo el territorio nacional (La Macarena, la más nombrada), narco política, desaparecidos, paramilitarismo. De ninguno de estos hechos se puede acusar a Cuba, Irán, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y sin embargo, contra estos países llueven las amenazas, las agresiones, el bloqueo infame. Ante el horror que ocurre en Colombia, la ONU, la OEA, los organismos internacionales de defensa de los derechos humanos miran para otro lado.
El reciente golpe de Estado en Ecuador, es la consecuencia de ¡Dejar hacer, dejar pasar! Y es la advertencia para activar mecanismos de defensa popular, acabar con la impunidad de los enemigos de la democracia.