¿Sabías tú, compatriota, que en virtud de un tratado de libre comercio suscrito con los Estados Unidos, en Bolivia se pusieron en manos privadas, o sea, se privatizaron todas las aguas del país?
¿Sabías tú que hasta el agua de las lluvias que la gente lograra recoger tenía que ser pagada?
¿Sabías tú que en esa misma nación hermana, si una persona construía un pozo en el patio de su casa o en su granja, tenía igualmente que pagar toda el agua que extrajera de dicho pozo, teniendo, además, que comprar el medidor que registrara la cantidad de agua extraída?
¿Sabías tú que si una persona o familia dejaba de pagar dos recibos de agua le era automáticamente confiscada su vivienda?
Pero, además, ¿sabías tú que en Argentina, como consecuencia de una política neo-liberal, la misma que tanto Carlos Andrés como Caldera trataron de implementar en Venezuela, se produjo lo que se llamó el “corralito”, esto es, algo muy parecido a lo que ocurrió en Venezuela con la quiebra masiva de bancos, pero con la diferencia de que allá no había un Chávez que impidiera la pérdidas de los ahorros de los depositantes?
¿Sabías tú que como consecuencia de esa misma política se produjo una quiebra generalizada de empresas que elevó el desempleo y la miseria a niveles aterradores?
¿Sabías tú que la privatización de la empresa petrolera, al contrario de lo que ocurre en Venezuela desde el 99, originó el aumento casi a diario del precio de la gasolina; que la privatización de las empresas eléctricas dejaba a cada rato sin electricidad las principales ciudades de Argentina, incluyendo su capital, como presión para aumentar las tarifas eléctricas?
¿Sabías que las tarifas eléctricas en nuestro país se encuentran congeladas desde el 2003?
¿Sabías que en la patria de San Martín se privatizó la educación, la asistencia médica y que la seguridad social se convirtió en un suculento negocio para las clínicas privadas y los banqueros, los que se enriquecían cada vez más a costa de la salud de los asegurados?
¿Sabías tú que el gobierno se llegó a quedar sin recursos, no sólo para cancelar las jubilaciones y pensiones, sino también para pagarles el sueldo a los pocos trabajadores que quedaban en la administración pública? ¿Sabías que con lo que les pagaban a estos trabajadores era con bonos que se cambiarían por dinero “contante y sonante” cuando el estado pudiera hacerlo?
¿Sabías igualmente que las calles de Argentina se cubrieron con estos bonos porque sus poseedores los botaban debido a que carecían de valor alguno?
¿Sabías tú que el hambre se generalizó de tal manera, que hasta las señoras más encopetadas de la clase media hacían colas en los sitios donde se encontraban instaladas las ollas públicas para recibir un plato de sopa y un mendrugo de pan?
¿Sabías tú que con motivo del referendo revocatorio la oposición venezolana publicó su programa de gobierno llamado “ Plan Consenso País”, el cual planteaba los mismos ajustes neo-liberales que habían ocasionado la catástrofe argentina, y que aquí provocaron las matanzas del 27 y 28 de Febrero, o sea, el Caracazo?
¿Sabías, compatriota, que el programa de gobierno de Manuel Rosales era una copia fiel y exacta del “Plan Consenso País?
Sin embargo, hay que agregar que en el caso de Rosales la situación era mucho peor aún. Eso es así, porque además de la aplicación del mencionado Plan y otras nefastas medidas neo-liberales, este candidato prometió desconocer los convenios comerciales que Venezuela tuviera suscrito con todos los países del mundo, excepto con los Estados Unidos, debido a que supuestamente esa nación era el socio natural de Venezuela.
En la práctica ¿qué significaba esto? Ni más ni menos que retrocederíamos trescientos años atrás cuando los productores criollos sólo podían vender sus productos a España, aunque hubiera otras naciones dispuestas a pagárselos a un mejor precio. Es decir, que nos convertiríamos de nuevo en una auténtica colonia de los Estados Unidos, con todos los infamantes atropellos a la dignidad humana y la depauperación económica que tal situación implica.
Pero esto no hubiera sido lo único, porque como ya todo el mundo sabe,
los Estados Unidos atraviesa en estos momentos por una crisis tan profunda
que, según algunos expertos de reconocida solvencia intelectual, le
va a resultar muy difícil, por no decir imposible, poder superarla.
Ante esta situación, cabría preguntar: ¿qué nos hubiera ocurrido
–aparte de lo anteriormente dicho- si Rosales hubiera ganado las elecciones
presidenciales y puesto en práctica su antinacional propuesta, es decir,
interrumpir el intercambio comercial con el resto del mundo? No hay
que ser un zahorí para llegar a la conclusión de que nos hubiera ocurrido
una espantosa e inenarrable catástrofe, pues como se sabe, los Estados
Unidos están en estos momentos, como lo está toda Europa, en la carraplana,
por lo que querer depender aún más de esa nación hubiera sido poco
menos que un suicidio.
Este es el desolador espectáculo que nos espera si por la terquedad
de algunos venezolanos inconscientes, la oposición llegara a controlar
el poder en Venezuela. Vos véis.
Nota: Votar por la oposición y por la pandilla de bandoleros y prevaricadores que la integran, sería el colmo de la perversión y el envilecimiento humano. Votar por ladrones sólo lo pueden hacer individuos con mentalidad y alma de ladrón.
Por otra parte, decir que los señalamientos de corrupción contra
el capo Rosales son mentiras, es tratar de calmar los reclamos de una
conciencia ultrajada.
Los rebuznos de los economistas de la televisión:
Si en Venezuela se tuvieran que suspender títulos universitarios por
chimbos, apócrifos e ilícitamente otorgados, habría que empezar por
los de los economistas de la televisión. Por los de esos falsos expertos
que son invitados permanentes de los medios contrarios al gobierno para
que, faltándose el respeto a sí mismos y a los venezolanos, mientan
impúdicamente acerca de la realidad nacional. Como serán de mediocres
e incapaces estos fracasados profetas del desastre, estos patéticos
augures de calamidades, que de los miles terroríficos vaticinios que
han hecho no han pegado ni uno solo, no han tenido, ni por carambolas,
ni un miserable acierto. Por lo menos, el burro de la fábula sonó
una vez la flauta. Lo que no podrían hacer estos animalejos “ilustrados”,
porque sus rebuznos son demasiado desafinados. Con razón los adivinos
y hasta los aprendices de brujo se burlan de ellos.
Lo que le
pasa al decrépito del Teodoro Petkoff es que lo persigue el complejo
de Edipo, pero los arrepentimientos tardíos no valen, y menos si trata
de aliviar sus sentimientos de culpa atacando al gobierno.
Y en cuanto a Fedecámaras, lo que tratan estos sinvergüenzas es silenciar las denuncias acerca de sus asquerosas e inenarrables fechorías. ¿Lo lograrán?
alfredoschmilinsky@hotmail.com