El cambio de año se nos presenta con indicadores económicos para el optimismo. Esos índices se sustentan en el crecimiento elevado del producto durante el año finalizado, aún en tiempo de continuada crisis mundial. Todos los análisis descuentan que esa perspectiva se mantendrá para el 2011. En ese marco, en este cálido verano, la mayoría de los medios de comunicación se dedican principalmente a informar sobre la farándula y su agenda de verano, aunque también analizan la coyuntura de competencia electoral (renovación presidencial) en base a los datos provistos por las consultoras.
La economía y la política parecen funcionar muy bien. Todos descuentan el triunfo del oficialismo y la estabilidad del orden económico. La discusión es quien gobierna mejor el capitalismo en la Argentina. Todo indica que estaríamos en un momento de estabilidad, con previsibilidad económica y política.
Sin embargo, con indignación, nos interrogamos si esa es la normalidad de miles de jubilados que debieron hacer colas interminables para percibir parcialmente sus haberes por “falta de billetes”. Un tema que sigue siendo vejatorio para empleados estatales, docentes, judiciales provinciales y nacionales, que aún no cobran sus sueldos y para miles de usuarios de distintas redes de cajeros automáticos qué igualmente deambulan por las calles de la ciudad de Buenos Aires y del interior de nuestro país, intentando recuperar su dinero por la imprevisión de las autoridades monetarias y políticas (Banco Central/ Ministerio de Economía) que no aseguran en tiempo y forma la provisión de billetes para cancelar sueldos y otras obligaciones regulares
El consumo de automotores y turismo bate récord, en clara demostración de la distribución inequitativa de la riqueza, mientras a los sectores de menores recursos se le dificulta el acceso del dinero para el consumo imprescindible. Aquellos sectores bancarizados con elevados márgenes de crédito pueden prescindir del efectivo, mientras resulta imposible para quienes viven de ingresos fijos.
La única explicación es la imposibilidad de las autoridades argentinas para producir los billetes, y la importación de los mismos desde Brasil. A todas luces una improvisación que no resuelve el problema y que castiga, principalmente a los trabajadores.
El capitalismo en la Argentina funciona…, especialmente para los dueños del poder económico, mayoritariamente en manos del capital transnacional. Son curiosamente los dueños de las empresas de energía que no resuelven la distribución de la demanda energética, por falta de inversiones y controles suficientes del Estado. Son también dueños de los principales bancos privados, de un sistema financiero extranjerizado que intenta suplir el déficit de casas matrices con sus ganancias en nuestros países.
Más allá de las disputas políticas que responden a diferencias entre fracciones de las clases dominantes, el problema a resolver para los de abajo, sigue siendo quién detenta el poder. A los de abajo nos complican con el corralito virtual por la ausencia de billetes y ellos disfrutan del gasto suntuario y el crecimiento de sus negocios.
Por eso el desafío
es construir alternativa política para cambiar el orden económico
y satisfacer las necesidades sociales de la mayoría de nuestro pueblo.
Para ello nos comprometemos en el afianzamiento de la CTA como instrumento
de lucha y organización de los trabajadores y en la constituyente social
para articular un bloque popular que dispute el poder en la Argentina:
exigimos, a las más altas autoridades nacionales y provinciales
que asuman sus responsabilidades y garanticen en consecuencia nuestro
derecho a acceder libremente al dinero correspondiente a nuestros sueldos
“acorralados“ en las arcas de quién sabe que multinacional del
sistema financiero que tienen cómo principal objetivo local que paguemos,
la odiosa, ilegal e inmoral deuda externa.
Buenos Aires, 6 de
enero de 2011
Julio Gambina Víctor Mendibil
Presidente de la Fisyp Secretario General
Federación Judicial Argentina