Una es la de Leonel Fernández en la reciente sesión de la UNCTAD en Ginebra
Otra la de los jóvenes
oligarcas que dirigen el “Voluntariado por la Seguridad de Santiago,
la segunda ciudad de República Dominicana”.
Leonel – agente de
la globalización y restructuración neoliberal que ha sumido a la humanidad
en una grave crisis de existencia- advirtió cínicamente al mundo de
la “difícil situación” creada disque por los “altos precios”;
y otra vez dio por causa un efecto de la crisis de este capitalismo
decadente y senil.
Obvió lo esencial: la
apropiación concentrada y depredación de riquezas sociales y naturales,
más la dinámica destructiva del capitalismo neoliberal expresada
en el empobrecimiento acelerado vía privatizaciones, áreas de libre
comercio, mercados sin control, preeminencia de la especulación financiera
y economía de servicios, usura, saqueo y nuevas guerras de conquista
y negocio.
Ignoró que la actual
especulación tiene causas estructurales y fomentó la ilusión de
controlar ese fenómeno desde la ONU.
Ocultó su responsabilidad
en la corrupción galopante, en el uso de los combustibles como fuente
de impuestos y en la conversión del sistema eléctrico en espacio de
lucro privado.
Lució, por demás, temeroso
de que estas sociedades estallen y arrasen a sus mafias
gobernantes, lo cual no tendría nada de malo.
Por otra parte, Marcos
Cabral y Juan Carlos Castillo, dirigentes del referido Voluntariado,
hablaron de los pocos policías que hay en esa ciudad de casi un millón
de habitantes (1,500) y clamaron por su aumento a 3,000; obviando
que esa Policía está asociada por arriba a la narco-corrupción y
a otras formas de delincuencia y que su membresía es manipulada por
una alta oficialidad mafiosa.
Pareciera que ellos no
saben quien es el capo “José Anemia” y cuales han sido sus relaciones
con la oficialidad de la Provincia. O que ignoran el papel de sicarios
policiales tipo “La Soga” en los barrios de esa ciudad.
Así las cosas,
aumentar la dotación es ampliar una membresía instrumentalizada por
corruptos y corruptores.
Por demás, las causas
del auge de la delincuencia son inseparables de este Estado delincuente,
de una impunidad de matriz presidencial y oligárquica, y de generales
y políticos beneficiarios de ella; mientras el empobrecimiento es
caldo de cultivo para su expansión en los barrios marginados y la degradación
de una parte de la juventud abandonada.
¡Las elites sociales
se inhiben frente al poder intimidatorio de las mafias policiales y
militares, los cárteles civiles y las autoridades que las protegen!
El Nacional de ¡Ahora! 30 de enero 2011, Santo Domingo.