No sé por qué, pero lo que está ocurriendo en Libia se me parece mucho a la derrota que sufrió George Bush y el gobierno imperial en Mar del Plata, Argentina, cuando los presidentes de Venezuela, Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Ecuador enterraron para siempre el nefasto proyecto del ALCA con el cual el imperio se quería tragar las economías latinoamericanas.
El giro que están dando los acontecimientos libios, con una ofensiva militar de las fuerzas populares y del gobierno y el arrinconamiento que las fuerzas de la paz a nivel mundial –liderizadas por el presidente Hugo Chávez y el Gobierno de Venezuela con su propuesta de una Comisión mediadora internacional, más el envío de periodistas y equipos de Telesur al lugar de los acontecimientos para fracturar con la verdad, a nivel mundial, la mentira mediática sobre la que se montó internacionalmente el golpe/insurrección/guerra civil contra Gaddafi– le están frustrando al imperialismo norteamericano y a su fachada militar europea, la OTAN, las ansias intervencionistas con las que arrancó el gobierno del presidente Obama, arrancada de pura sangre y llegada de burro, decimos por estas tierras.
GADDAFI LOGRÓ COHESIONAR SU GOBIERNO Y LANZAR UNA OFENSIVA
Todo indica que el gobierno del coronel Gaddafi logró cohesionar al interior de su gobierno las fuerzas y alcanzar una correlación de fuerzas que le fuera lo suficientemente favorable para iniciar una ofensiva militar contra la insurrección armada de sectores de las tribus de Bengasi, los grupos paramilitares del Alkaeda, mercenarios europeos y de otras naciones africanas, monitoreados y dirigidos por el gobierno inglés, la CIA y el sionismo israelí; extraña alianza –¿de facto?– de los terroristas de Alkaeda con sus archi enemigos del gobierno norteamericano. La inercia inicial hace suponer conflictos en el alto gobierno, que algunos sectores o grupos estuviesen implicados en el golpe de Estado y se desatase una intensa lucha por el poder que fuesen dominados por el propio Gaddafi y cuadros afines.
Evidentemente que la ofensiva, –no esperada por los gobiernos europeos y el norteamericano, interesados todos en el rápido derrocamiento del gobierno libio, con otras letales armas como la manipulación y la mentira mediática a nivel mundial, introduce nuevos elementos en la guerra civil que vive Libia y pone en evidencia la debilidad militar de los alzados y los rápidos avances que al parecer están obteniendo las fuerzas leales a Gaddafi contra la sedición.
Un análisis más reposado de todo lo acontecido a nivel mundial, por ejemplo la actitud asumida en la ONU por gobiernos de distintos países que se dejaron manipular por la mentira mediática lanzada a diestra y siniestra por el complejo desinformativo/mediático transnacional manejado por el imperio yanqui; quienes sin verificar la veracidad de aquel mar de noticias y manipulación, sin ir al terreno de los acontecimientos, es decir, Libia, se apresuraron a castigar a la nación árabe excluyéndola de la Comisión de Derechos Humanos y la imposición de sanciones económicas y militares.
EL IMPERIALISMO YANQUI LLEVA LA VOZ CANTANTE PARA DERROCAR A GADDAFI
Evidentemente que en la ofensiva política internacional contra Gaddafi, aislarlo totalmente a nivel mundial, derrocar y destruir la revolución Libia, la voz cantante la llevó el gobierno norteamericano en el accionar mediático de la ultraderechista secretaria de Estado, Hilary Clinton y el propio presidente Obama, quién daba por hecho el derrocamiento de Gaddafi y la virtual invasión de Libia –carta aún no descartada pero sí debilitada– y su fractura geográfica en, por lo menos, tres regiones. No tardó el mundo el conocer las verdaderas razones de aquella desesperada y extremista política por parte del gobierno norteamericano y sus aliados europeos: el petróleo, la vital, imperiosa, desesperada necesidad de meterle la mano por la fuerza a un país petrolero de la talla de Libia.
De las naciones árabes, Libia tiene el más alto PIB per cápita ($ 14.534) y el mejor Índice de Desarrollo Humano en África. La expectativa de vida de ese pueblo es de 74 años, superior a la de Egipto, Marruecos, Túnez, Yemen. La mortalidad infantil es de 18 por cada l.000 nacidos; el analfabetismo se ubica en el 5,5%; el Estado gasta en Educación el 2,7% del PIB, mientras que el gasto en Defensa no excede de 1,1% del PIB. Pero, dentro de esa situación, en un país de algo más de 6 millones de personas, hay, insólitamente, un 30% de pobreza, es decir, un millón ochocientas mil personas a las que no les llega el beneficio de la riqueza petrolera, aunque se beneficie de otras inversiones que hace el Estado. Una de las causas del descontento, a nuestro juicio, están allí, caldo de cultivo para la rebelión, para la manipulación de sectores que pueden sentirse que no forman parte del poder político, sectores que sacan sus verdaderas intenciones y que –en el marco del crisis y el estallido popular en Túnez, Egipto, Yemen contra los regímenes hambreadores y explotadores de esas naciones aliadas del imperialismo yanqui– creyeron llegado el momento de dar al traste con el gobierno popular libio y su guía espiritual Gaddafi; por supuesto azuzados por factores externos –ya mencionados– quienes les dieron el libreto, la publicidad impresa y la garantía de su apoyo, también las armas.
¿POR QUÉ EL GOBIERNO VENEZOLANO SE OPONE A LA INJERENCIA YANQUI EN LIBIA
¿Por qué el presidente Hugo Chávez se opuso, se opone y se opondrá en la ONU y a nivel mundial a la política norteamericana en el organismo internacional, de abierta injerencia y virtual invasión militar a Libia y propone una política propia y de las naciones de la ALBA que levanta las banderas de la paz, de la no injerencia, no a una intervención militar unilateral o multilateral y por la libre autodeterminación del pueblo y la nación árabe?
La relación de Venezuela con Libia es de muy vieja data, parte de la incorporación Libia a la OPEP, es decir, somos socios hace más de 40 años, aunque con regímenes políticos diferentes, y es a partir de 1999 que Venezuela comienza a ser auténticamente dueña de su industria petrolera, es más, gracias al presidente Hugo Chávez y el gobierno revolucionario es que se relanza y repotencia la OPEP que estaba casi muerta. Nuestro gobierno logra que se discuta en el seno del cártel petrolero de los gobiernos miembros, el precio del petróleo que era apenas de $ 7 dólares el barril, mientras las grandes ganancias se las llevaban las grandes empresas aceiteras norteamericanas, holandesas, inglesas. Se comenzó a establecer un precio justo por bandas, evitando la especulación y la manipulación de precios y recibiendo los países petroleros beneficios reales por su riqueza.
¿Por qué, cuando comenzó la crisis libia, el ministro de relaciones exteriores de Inglaterra lanzó la especie de que Gaddafi venía en un avión a exiliarse en Venezuela? ¿Por qué se quería involucra a Venezuela en una crisis tan lejana a sus fronteras?
Evidentemente no sólo para manipular con los precios del petróleo, como buenos capitalistas que son, es que para el imperialismo yanqui y el inglés, evidentemente, Venezuela tiene lo que ellos apetecen con ansiedad y desesperación: petróleo. Esas declaraciones ponían de manifiesto un macabro plan al que se apresuró el gobierno inglés a poner en práctica en aquella parte del libreto que a ellos les tocaba, a partir del inicio de la crisis libia. Con ello –dando por hecho que la invasión a Libia o el derrocamiento de Gaddafi era inminente– amenazaban por mampuesto a Venezuela y la señalaban como una próxima víctima, es decir, el gobierno venezolano debía poner sus barbas en remojo. De allí que la contrarrevolución fascista criolla comenzó a establecer paralelos entre Mubarac y Chávez, primero, hablando de un presunto descontento del pueblo venezolano contra el gobierno revolucionario. Después vino la campaña mediática equiparando a Chávez con Gaddafi y otras manipulaciones mediáticas similares.
RESPETO A LA SOBERANÍA NACIONAL Y A LA LIBRE AUTODETERMINACIÓN DE LIBIA
Ya señalé las razones para estar contra una presunta invasión militar extranjera, más concretamente norteamericana y de la OTAN a Libia: el respeto a la soberanía nacional, a la libre autodeterminación. Que los libios, entre ellos, solucionen sus problemas y conflictos, sin injerencias ni atropellos. Pero, además, porque el imperialismo, el capitalismo, con su crisis sistémica, profunda, que no toca –ni tocará– fondo porque es una crisis estructural, se ha trazado como política el dividir las naciones de signo progresista, la más reciente Sudán, ayer Yugoeslavia. Venezuela está hace rato en la mira cesionista, ensayando con el regionalismo que grupos chovinistas promueven en el estado Zulia. Partidos como un nuevo tiempo y otras organizaciones solapadas, que actúan en las sombras, que se apoyan en el paramilitarismo colombiano y hablan de una zulianidad diferente a una venezolanidad. Colombia también está en la mira; en Bolivia ya lo intentaron no hace mucho tiempo. ¿No desgajaron los gobernantes yanquis en 1903 a la provincia de Panamá de la nación colombiana y la convirtieron en nación porque le servía a sus intereses interoceánicos? De manera que no estamos hablando por hablar, la historia está allí y hay que oponerse con fuerza a la partición de cualquier nación árabe, africana, latinoamericana, asiática o europea.
Pero el imperialismo, pese a su super armamentismo, está económica y políticamente débil, por ello apela a la política de fuerza, se caga en la ONU, pone a su secretario general a ser el triste papel que está haciendo y pretende imponerle al mundo una guerra contra Libia como Bush se la impuso con Irak. Por eso es tan importante blandir las banderas de la paz, movilizar a los pueblos con esas consignas y con esas políticas y golpear al imperialismo, enemigo número uno de todos los pueblos.
Preservar la integridad de Libia es fundamental, defender la revolución. Ya el nuevo liderazgo tendrá que abocarse a volver a las fases de la revolución que han sido abandonadas y retomar el antimperialismo, el panarabismo, el socialismo árabe. Las enormes conquistas alcanzadas no se pueden perder ni ese pueblo inmolarse por un anacrónica y archi superada monarquía como aúpan los gobernantes norteamericanos, eso es volver al pasado, a esa prehistoria en donde la población libia apenas alcanzaba el millón de habitantes y era nómada. Superada la crisis, Libia estará en condiciones políticas de liderizar el estallido social de todos los pueblos árabes que buscan su propio destino, a eso es lo que le temen los gobernantes norteamericanos y europeos a que el socialismo árabe impulse los inevitables cambios en el Norte de África.
(humbertocaracola@gmail.com)