¡Rechazo y movilización mundial contra la intervención imperialista en Libia!
¡Defendamos el derecho del pueblo libio a su revolución contra la dictadura y la represión de Gadafi!
¡Los propios libios deben decidir su destino! ¡Viva la revolución de los pueblos árabes!
Los gobiernos imperialistas han comenzado una criminal agresión militar a Libia con un doble objetivo: Al mismo tiempo que actúan para sacar a Gadafi, buscan manejar el gran peligro revolucionario que surgió con el levantamiento popular en varias ciudades del país. Detrás de todo eso, por supuesto, está la posesión del petróleo y de los recursos naturales, pero su principal urgencia es política: capear el temporal revolucionario que sacude hoy en día al mundo árabe. Un temporal que podría acabar con el equilibrio y la hegemonía imperialista en la región, porque compromete el futuro de Israel y de muchos de los gobiernos alcahuetes árabes, sus principales instrumentos de dominación colonial y semicolonial en el área.
Parece contradictorio, pero están tratando de “matar dos pájaros de un tiro”, porque ya Gadafi, en la situación actual, no les resulta útil ni puede garantizar la estabilidad, pero por otra parte, están muy preocupados por la incertidumbre de no saber a dónde puede conducir la rebelión en Libia y en todo el Norte de África, así como en la zona de la Península Arábiga. La intervención busca controlar este proceso, que les reventó en las narices por fuera de cualquier manejo de la CÍA y el MOSAD.
La “defensa de los derechos humanos” y la “protección de la población civil” frente a la represión de Gadafi, no son más que la excusa para enmascarar sus propósitos, y ya estamos viendo que los resultados son más muertos y más destrucción, con el asesinato indiscriminado de civiles en los bombardeos, incluyendo entre los blancos alcanzados hasta los hospitales; “daños colaterales” en el argot militar imperialista. Libia está en una situación muy compleja, llena de paradojas y fuertes contradicciones dialécticas, que no son fáciles de interpretar:
El gobierno de Gadafi, que en los años 70 y 80 tuvo un carácter antiimperialista. Luego, en los 90, asumió una política entreguista, de colaboración con las transnacionales y con el imperialismo europeo. Todo eso tras la apariencia de un falso gobierno popular, en realidad muy burocrático, antidemocrático y represor, aunque asentado sobre grandes beneficios materiales aportados por la altísima renta petrolera.
Pero ahora, el imperialismo lo está enfrentando porque necesita buscar salidas, ante la aparición de una insurgencia que es parte de esa rebelión esparcida por los países árabes, que ha trastocado el orden existente. Es lógico que las potencias imperialistas busquen establecer relaciones con algún sector rebelde, pero eso no debe impedirnos ver el fenómeno revolucionario. Ya Gadafi no podía garantizarles su papel y tienen la urgencia de frenar y reconducir la rebelión popular que estalló. La represión brutal ejercida por el régimen de Gadafi sobre amplias franjas de la población que se lanzaron a la protesta y su negativa total al diálogo, le dio al imperialismo el hipócrita argumento para la intervención con las más perversas pretensiones.
Mientras se escandalizan por la represión de Gadafi, consienten las monstruosidades de Israel sobre Palestina, el genocidio de la monarquía marroquí contra el pueblo saharaui y respaldan la represión en Yemen y en Barhein con participación armada de los sauditas.
Del otro lado, los rebeldes Libios, que lograron constituir gobiernos populares locales, basados en asambleas y consejos en proceso de coordinación entre las distintas ciudades y que con apoyo de sectores disidentes del Ejército, se armaron con la toma de arsenales, comenzaron a retroceder producto de los bombardeos y la superioridad militar de las fuerzas de Gadafi. Aunque se habían pronunciado contra la intervención extranjera, en su situación desesperada por el cerco, sectores de la insurgencia y de las poblaciones asediadas, parecen haber caído en el engaño de percibir la acción interventora como una posibilidad de sobrevivencia, cuando en realidad constituye el abrazo de la muerte para todos los libios y el fin de la soberanía de su nación.
El imperialismo pretende presentarse como si fuese el salvador del pueblo y el recuperador de la democracia, a costa de sembrar la destrucción indiscriminada y matar a civiles en nombre de su “protección”. Si esta operación tuviese éxito, se consolidarían como supra-gobierno mundial y como el más arbitrario policía para todo el planeta. Pero si la revolución árabe triunfa, puede ser el comienzo del derrumbe imperial, en el marco de la más profunda crisis que viene afectando a los capitalistas de Estados Unidos y Europa.
Es necesaria la movilización generalizada de todos los movimientos revolucionarios, democráticos y progresistas a escala internacional contra esta intervención; tanto en los países árabes, como en América Latina y en el resto del mundo, incluidos los movimientos existentes en los países que llevan adelante la intervención (entre ellos Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Italia y España).
Pero, adoptar esta posición de rechazo a la guerra imperialista contra Libia, no nos obliga a darle ningún apoyo político al gobierno de Gadafi. Desde Marea Socialista hemos asumido un punto de vista que reconoce la existencia de una rebelión popular en Libia, como parte de la revolución de los pueblos árabes. La mejor manera de derrotar la intervención es la continuidad, desarrollo y triunfo de estas revoluciones. Tenemos que combatir esta intervención de los bandidos imperialistas, pero no por ello debemos callarnos ante la dictadura de Gadafi y ante su arremetida criminal contra gente de su pueblo; que no son un simple invento de las agencias de noticias. Por las mismas razones que nos separan, como revolucionarios, del tipo de gobierno y la política de Gadafi, rechazamos de manera contundente la intervención de países de la OTAN, autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU, ministerio mundial de colonias de las grandes potencias.
¡No a la intervención imperialista en Libia! ¡No a la represión de Gadafi contra el pueblo insurrecto!
¡Por el derecho del pueblo libio a su revolución y a decidir su destino, sin represión y sin injerencia extranjera! ¡Todo nuestro apoyo al pueblo libio y a su revolución! ¡Viva la revolución de los pueblos árabes!
¡Repudio a la presencia de Obama en América Latina!
Repudiamos la visita de Obama a países de América latina y el atrevimiento de ordenar desde nuestro suelo la escalada bélica contra Libia. Censuramos la actitud lacaya asumida por gobiernos como el de Brasil, Chile y El Salvador. Respaldamos las movilizaciones en toda Sur América al grito de ¡Fuera Obama de América Latina! ¡Fin de la intervención en Libia ya!