Arrastrándose por el caso Bin Laden

Alan García e Insulza, entre la adulancia y la ridiculéz

“Creo que este es el primer milagro del beato Juan Pablo II.”

Así habló a la prensa Alan García, presidente decadente del Perú. Es probable que no estuviese en sus cabales. Ni extraño ande de farra, por el despecho que los resultados electorales de allá le ocasionan.

Es el gran derrotado. Por dos lados. Quien puntea, es su acérrimo adversario; a la segunda en discordia, hija de Alberto Fujimori, pese trate de edulcorarse con ella, no oculta el odio que el progenitor le inspira. Casi el noventa por ciento de los electores peruanos votaron contra el deseo de Alan García.

Todo eso debe provocarle el estado en que anda, viendo visiones y diciendo ridiculeces y frases decadentes. En su falta de juicio, como en delirium tremens, dijo lo que creyó podía ser agrado del Papa y Obama al mismo tiempo. El poder de la iglesia y el trono tras el poder en el mundo de las armas y los reales.

Se dice que Bin Laden muerto estaba. Y eso es verdad. Porque aunque le agarrasen vivo, nadie iba a verle ni oír cantar, porque sabe o sabía, si es verdad que le mataron por enésima vez, muchas cosas. Si el muerto tiene dolientes, el vivo tiene a muchos asustados.

Alan García, de payaso, no se conformó con adular a Obama por mampuesto, por aquello que “este asesinato” de Osama, es el lanzamiento de la campaña del gringo para quedarse más tiempo en la Casa Blanca. No midió lo que dijo. Como que un Papa, a quien intentan santificar porque fue “bueno”, hizo “el milagro” de matar. Un santo no mata a nadie, ni a barrabás, Bush o Posada Carriles, así sean ellos encarnaciones del demonio.

A Beneditto XVI, con todo su historial, no le gustaría esa vaina. ¡A un Papa bueno, candidato a santo, poniéndole de matón, con cañón en la mano disparando a canallas! ¡Ese no es santo un carajo!

Beneditto mismo, el proponente, queda mal parado.

Pero García fue más lejos, producto de un estado de “alucinaciones perturbadoras.” Pues no mataron en este nuevo momento a Osama, a quien según las leyes de cualquier país moderno, como el Perú, donde Alan García es presidente, es un “presunto delincuente” en fuga, y con derecho a ser culpable hasta que se le demuestre lo contrario, mediante un juicio con todos los derechos que le otorgan las leyes. ¡No!, según el presidente, obnubilado por la abstinencia o persistente” placer”, sólo que se llevaron “del mundo a la encarnación del mal, demoníaca del crimen y del odio”. Y lo mató el “Papa bueno”. ¿Es ese adefesio, discurso propio de un presidente o un delirante? ¿Es manera de hablar cristianamente con un santo por medio?

A Alan García, cuando corrió acusado en buena ley de corrupto, no le mataron, le dejaron se metiera en una embajada.

Hizo su aparición Insulza, que cuando de ridículos y adulantes se habla, atropella a quien sea para tomar la bandera.

Comenzó por decir, “me parece muy razonable”. Avisó con eso que iba a ser profundo y contundente; las bolas tenía en las manos. Dijo era bueno lo de tirar el cuerpo al mar; que él no vio, no le consta si está muerto, pero le basta que lo diga la CIA. Es fuente respetable. Es bueno, dijo el chileno, porque “tirándole al mar, se evita que mucha gente vaya a estar por años buscando la tumba.”

Los dolientes no tienen ese derecho. ¿Es cristiano lo de Insulza? ¿Es suficiente pensar que Osama fue un genocida? ¿No hace falta tampoco se sepa si el asesinado fue él o un pendejo desprevenido?..

El Secretario General de la OEA, borracho por lo menos de sueño, sin dignidad ni pudor y menos fe de cristiano, convalida no ya el asesinato, lo que pudo ser, sino que se desaparezca el cadáver.

¡Qué moral! Por ésta, los dos pajaritos, callaron ante la violación de los derechos soberanos de Pakistán por un comando gringo.

Osama, si es verdad todo lo que de él han dicho, aunque sea la mitad, no merece ser santo de devoción de nadie, pero no es de avalar se violen sus derechos ni que su asesinato sirva para que adulantes cometan sacrilegios, blasfemen y salgan al ruedo a recibir apéndices.

damas.eligio@gmail.com


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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