“Cuadro cerrado”

Es expresión común en los deportes colectivos el llamado “Cuadro Cerrado”, indicador de un tipo de táctica defensiva de un equipo, organizada con el propósito de blindar su propio campo contra invasiones a su terreno por parte  del equipo contrario, con el propósito de evitar alguna anotación, lo que supone que la formación clásica en el campo, normalmente dirigida a realizar anotaciones en el campo rival, se modifican substancialmente para privilegiar la defensa por encima de la ofensiva.

Si algo caracteriza a las clases propietarias a través de la historia de su hegemonía social y política sobre los pueblos y el conjunto de la Humanidad es la de jugar “Cuadro Cerrado” cuando se ven amenazadas por una fuerza de signo contrario que pone en riesgo sus dominio, por lo que superan las diferencias, concentran sus recursos y realizan todas las operaciones dirigidas a defender sus espacios, incluso, al precio de superar las diferencias profundas que los alejan y los enfrentan, en su lucha por hegemonizar más allá de sus propios espacios.

Un ejemplo históricamente emblemático de esa posición de las clases propietarias, en este caso de la burguesía europea y mundial al inicio de su fase imperialista, fue el artero ataque lanzado por la Alemania hitleriana contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, bajo el mando del controvertido Joseph Stalin, con el fin de destruir el primer Estado de Obreros, Campesinos y Soldados, el cual contó con el apoyo inicial de las burguesías europeas pero, ante la resistencia heroica del pueblo soviético y el interés de derrotar a la burguesía hegemonista alemana, las burguesías y sus gobiernos, aún con resistencias de algunos, optaron por pactar la alianza con la URSS para derrotar a Hitler pero, perdonando a sus burgueses alemanes e incorporando a sus planes de destruir a la URSS, lo cual consiguieron 40 años después, “sin disparar un tiro”, con la alegría de muchos revolucionarios que hoy sienten los rigores del dominio criminal del planeta por parte del imperialismo y sus secuaces de la OTAN y el sionismo internacional.

En esas circunstancias, como, en general, en situaciones parecidas, las burguesías nacionales y, ahora, la burguesía global dominante, han jugado “Cuadro Cerrado”, sin aceptar fisuras en la férrea defensa de sus intereses y dominios y así se han comportado en los tiempos de la confrontación política-ideológica y militar mundial que cubrió casi toda la segunda mitad del siglo XX y que fue denominada como ‘Guerra Fría”, lo cual le permitió aprovechar las debilidades generadas por las confrontaciones internas y externas de los Estados Socialistas y las profundas divisiones persistentes en el movimiento revolucionario y democrático mundial.

Contrario a esta política consistente de las clases propietarias, ejercidas a través de sus Estados imperialistas y colonialistas, las formaciones revolucionarias han dado muestra de una gran división en sus filas en distintos escenarios de la lucha de clases mundial y nacionales, pretendiendo “jugar” las posiciones clásicas de la política, sin tomar en cuenta que, estando unificada las Clases Propietarias en la defensa de sus intereses, no cabe otra opción que jugar “Cuadro Cerrado”, cerrando las fisuras en la línea defensiva, debilitando las líneas ofensivas del enemigo y ataqcando su retaguardia, para lo cual es imprescindible aplicar un método apropiado de solución de las contradicciones en el seno de las fuerzas del pueblo y un estilo de trabajo que ponga el acento en la unidad, el respeto a las opiniones y en la aceptación de las diferencias con reconocimiento de la mayoría, desechando las contradicciones subalternas, unificando los mandos y las fuerzas propias y definiendo una sola estrategia de lucha que nos conduzca a la victoria, no en solo en un combate, sino en la batalla final contra el imperialismo.

Todas estas consideraciones pensadas con rapidez y con angustia no tienen otro propósito que llamar a la reflexión a quienes desde honestas posiciones revolucionarias y patrióticas no terminan de entender la naturaleza del Estado (del Bolivariano y de todos los Estados), las leyes de la lucha de clases en esta etapa de la lucha contra el imperialismo y su diseño de Estado Global y, el papel que la revolución bolivariana DEBE, TIENE y NECESITAMOS que tenga en esta etapa de la lucha por la unificación de las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias de Nuestra América y el mundo, para neutralizar y luego derrotar, al imperialismo norteamericano y sus planes de reconquista mundial.

En cada uno de los corazones, pensamientos y acciones de los revolucionarios que protestan por la deportación a la República de Colombia del revolucionario colombiano Joaquín Pérez Becerra ( por favor, él nunca fue, es o será sueco aunque tenga su pasaporte), debería estar  muy  presente la inmensa solidaridad de la revolución bolivariana y su líder, el comandante Chávez, con el pueblo y la paz en la República Bolivariana, que lo llevó a prácticamente reconocer el carácter de Fuerza Beligerante a las organizaciones revolucionarias en armas y que provocó, en dos oportunidades, un estado de tensión militar y una ruptura de relaciones diplomáticas y económicas, además de una campaña de calumnias y difamaciones mediáticas y no pocas maniobras diplomáticas para aislarlos en el ámbito regional y mundial, las cuales, con mucho esfuerzo y sabiduría, se están recuperando para alcanzar el propósito estratégico más importantes que pueda alcanzar America Latina y el Caribe en 200 años de historia: la creación Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe!. En esta confrontación con el imperialismo y sus aliados, no en todos los combates saldremos triunfantes pero, lo importante es que, en la batalla final,  Colombia, Venezuela y Nuestra América saldran victoriosas contra el imperialismo.

“Unión, Unión, es nuestra divisa!.

Simón Bolívar

yoelpmarcano@yahoo.com



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Yoel Pérez Marcano


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