Ella quiere
regresar al gobierno el 2014 pero no posee
programa serio –ni voluntad de tenerlo- que comprometa los cambios
que el pueblo impetra. El único consenso
existente en ese bloque es continuar impulsando el neoliberalismo salvaje
EN ESTA ETAPA del desarrollo del sistema capitalista salvaje que asfixia a Chile no se trata ya de ser de izquierda, centro, derecha o anarquista. Ni necesario que fuera. ¿Para qué? El mentado sistema permite y ampara cualquier cosa que le sirva como nutriente. Incluso engulle errores cual si fuesen vitaminas.
El gobierno de Sebastián Piñera no ceja en sus resbalones y cada semana se hace un harakiri sin que nadie lo presione o se lo exija. En la otra orilla del mismo río, la Concertación tampoco marcha con mejor paso. La historia reciente condena a ambos conglomerados, y ello se nota a distancia pese a los ingentes esfuerzos que hacen por disimular sus llagas. Pero todo continúa como si nada. En lontananza no se avizora voluntad política de nadie para mejorar el panorama.
Una pregunta lanzada al voleo por un amigo se constituyó en tema candente: ¿para qué quiere volver a gobernar la Concertación? He tratado de responder a esa interrogante, y la verdad es que sólo llego a la misma respuesta: no hay diferencia ninguna de ese bloque político con el que actualmente gobierna. ¡Ninguna! ¿Para qué desea gobernar la Concertación si ella plantea, en estricto rigor, lo mismo que postula la Alianza, y ambas coaliciones se desmadran y enloquecen orgásmicamente por el sistema neoliberal?
Algunos parlamentarios concertacionistas lenguajean sueltos de cuerpo ante cámaras y micrófonos aludiendo a la necesidad “de profundos cambios”, pero ellos –y también nosotros, los de a pie- saben que esta sui generis democracia chilensis no permite ni soporta cambio alguno, ya que la sociedad duopólica de intereses mutuos defenderá con dientes y muelas el sistema que le permite agenciarse “legalmente” coimas y euros.
Esta Concertación pusilánime y mayordomil jamás hará cambios profundos. No los hizo en 20 años, ¿por qué habría de hacerlos ahora, si continúa contando con autorización de sus socios aliancistas para prolongar su engorda con corrupciones menores? A su vez, la Alianza sabe que sus ‘partners’ de la Concertación tampoco harán esfuerzos serios destinados a recuperar para el Estado chileno las empresas fiscales que la derecha pinochetista (que es la misma que hoy gobierna) robó sin rubor alguno en los dos últimos años de la administración dictatorial, y que sigue robando mediante la venta de Chile al capital extranjero.
El país espera reformas en serio, estructuras nuevas en Salud Pública, Educación, Medio Ambiente y Recursos Naturales. Nada de ello efectuaron los anteriores cuatro gobiernos (y este actual, menos aun). La coincidencia de la Concertación con la Alianza llega a ser risible, cual si se tratara de organizaciones gemelas creadas para un mismo fin. Incluso en el desagradable asunto del proyecto Hidroaysén hubo total coincidencia y acuerdo; muchos ex ministros concertacionistas –y mandatarios también- impulsaron esa entelequia empresarial predadora.
Así también fue como los gobiernos de Frei, Lagos y Bachelet propusieron y legislaron en beneficio del lucro en la educación…algo que hoy continúa en la misma senda, ya que en la última movilización estudiantil no se supo, escuchó ni leyó declaración alguna, oficial, de la Concertación en apoyo a los jóvenes universitarios. Hubo declaraciones personales de algunos dirigentes, pero se representaban a sí mismos, no a la coalición. Nadie, desde las trincheras opositoras al gobierno derechista, se molestó en confirmar públicamente que la expoliación lucrativa es el único aliciente que mueve a los empresarios a invertir en ese sector. Nadie, desde las filas concertacionistas, abrió la boca para señalar lo anterior ejemplificando con la venta realizada por el senador UDI Hernán Larraín respecto de sus acciones -o de su participación- en una universidad privada, lo cual le reportó la ‘módica’ suma de mil doscientos millones de pesos. La educación se transa en la Bolsa de Comercio… ¿y no es lucro?
Tampoco esta mayordomil Concertación va a efectuar cambios significativos en la legislación, ya que es principal responsable en la tramitación y aplicación de la Ley Antiterrorista, con la que todos los gobiernos mantienen encarcelados a dirigentes de etnias originarias por el simple hecho de exigir la devolución de sus tierras ancestrales, las que –sin duda ninguna- les fueron birladas mañosa y bélicamente por enriquecidos aristócratas enquistados en los gobiernos conservadores del siglo diecinueve y la mitad del siglo veinte. Esas tierras fueron vendidas una y otra vez a poderosos señorones, y hoy, gran parte de ellas, están en manos de empresas predadoras dedicadas a la celulosa o a la hidroelectricidad.
¿Y respecto de nuestros principales recursos naturales, la Concertación hará algo mejor de lo ya ejecutado? Imposible. Fue ese bloque el que entregó el 70% del cobre chileno a manos extranjeras. Gracias a la Concertación, en un solo año las empresas mineras particulares obtuvieron una ganancia de US$45 mil millones de dólares, dejando como impuesto la ridícula suma de US$4 mil millones de dólares. CODELCO, administrando apenas el 30% del cobre nacional, en ese mismo año, aportó al estado chileno una cifra que superó los US$23 mil millones de dólares….
¡¡Y ministros concertacionistas como René Cortázar, José Pablo Arellano, Andrés Velasco y Karen Poniachik, proponían privatizar parte de CODELCO!! Esa es otra de las grandes coincidencias habidas entre patrones de la Alianza y sus mayordomos de la Concertación, la que incluso dotó –en el gobierno de Bachelet- a la empresa cuprífera estatal de aditamentos propios de una sociedad anónima, como prolegómeno a una futura privatización.
Finalmente, y tan sólo como recordatorio –ya que referirse extensamente a estos temas es una total pérdida de tiempo mientras se mantenga el actual estado de esta peculiar democracia- resulta sano reiterar que el sistema binominal sigue siendo una daga clavada en el alma del pueblo, y este cáncer ha sido absorbido por el duopolio a tal nivel que ya lo considera parte de su normalidad existencial.
La Concertación quiere ser gobierno nuevamente….¿para qué? ¿Para seguir engatusando y engañando a la gente con un discurso seudo izquierdista y con una administración netamente capitalista empresarial proclive a la venta de Chile a intereses privados? ¿Hay algún programa global, consensuado por las tiendas que componen el bloque, factible de ser entregado a la opinión pública demostrando que todos los cambios nunca hechos, esta vez sí se harán, aun a contrario sensu del empresariado predador, de los especuladores financieros, de EEUU y de aquella inefable y aberrante organización llamada Fondo Monetario Internacional?
Los ciudadanos y el pueblo en general, esperan respuesta… mientras tanto, un gobierno de derecha como el que nos mal gobierna en este momento, con su clasismo, mentiras, antipatriotismo y desprecio por todo lo que sea chileno, resulta ser de mayor utilidad política para estructurar la nueva y fuerte izquierda que tanto requiere Chile y su futuro.
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