De Chile a Noruega: La xenofobia como crimen

 Aunque la República de Chile y el Reino de Noruega estén separados por miles de kilómetros y su desarrollo histórico y realidad actual, sean claramente diferenciadas, los acontecimientos recientes en la Copa América Y en la isla noruega de Utoya, tienen una relación estrecha que debe ser destacada para prevenir que la enfermedad de la xenofobia pueda tomar cuerpo en la relaciones entre los pueblos hermanos de Nuestra América e incidir en los procesos de integración y unificación que con tantos dificultades y resistencias se vienen desarrollando entre los países de América Latina y el Caribe.

Los aficionados venezolanos al football y el pueblo venezolano, en general, se vieron sorprendidos por una campaña publicitaria xenófoba promovida por la empresa de telefonía ENTEL, de Chile, que utilizando la figura de una mujer, que representaría a Venezuela y, un hombre identificado como Chile, mantenían una diálogo violento, no exento de golpes de la mujer al hombre, en donde además de utilizar la palabra ‘’odio’’ y ‘’matar’’, también incluyen mensajes homofóbicos; promoción publicitaria nada inocente que provocó reacciones, también xenófobas, entre los aficionados venezolanos que inundaron las redes sociales y las entrevistas de calle de radio y televisión y de no pocos periodistas y articulistas cuya experiencia profesional y posiciones políticas, debieron de llevarlos una posición más educadora y orientadora frente a este hecho (me refiero al comentario del excelente comunicador Walter Martínez en la parte final de su programa Dossier, del lunes 18 de julio, después de la victoria de la ‘’vinotinto sobre ‘’la roja’’ chilena.

En el caso del Reino de Noruega, pequeño país petrolero del norte de Europa, integrante de la Unión Europea y miembro activo de la OTAN en su guerra terrorista contra el pueblo de Libia, se produce una ataque terrorista de un joven empresario agrícola en contra de una reunión de la juventud del Partido Social Demócrata Noruego, en el gobierno, motivado por el profundo odio que tiene contra la presencia creciente de la población extranjera de religión musulmana en su país y en Europa y, de manera particular, contra la corriente multiculturalista que en ese continente, reivindica el derecho a la coexistencia de pueblos y culturas diversas en los Estados Nacionales europeos.

La xenofobia, como enfermedad social, no es nueva en la vida de la Humanidad ni esta circunscrita al continente Europeo, por cuanto su existencia es una consecuencia ‘’natural’’ del surgimiento de los Estados y la formación de las sociedades de los Propietarios, que hicieron del odio a los pueblos extranjeros el instrumento ideológico, a partir del cual, han desarrollado, durante milenios, la guerra de conquista, rapiña, esclavización y explotación de otros pueblos, en nombre de ''civilizaciones superiores'', con las que han pretendido esconder los propósitos mercantiles de sus autores y de los Estados a quienes sirven; desde los griegos y egipcios, pasando por romanos, japoneses y chinos hasta las empresas mercantiles esclavistas de Europa en Asia, Africa, América y Oceanía durante los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y en los dos grandes guerras interimperialistas del siglo XX, en donde los Estados burgueses utilizaron la xenofobia como medio de unificación de sus naciones y de apoyo a gobiernos militaristas burgueses, como Hitler, Mussolini, Hirohito y Franco.

Relativizar la gravedad de la campaña publicitaria de la empresa ENTEL de Chile, calificándola como un simple momento de ‘’pasión de football’’ y reducir el ataque terrorista en Noruega a una acción aislada de un joven fundamentalista cristiano es, en el fondo, un respuesta complaciente con un fenómeno que hoy recorre el continente europeo y todo el planeta, agudizado por la crisis global del Capitalismo, generadora de profundos conflictos sociales y políticos )Grecia, España, Irlanda, Portugal, Islandia, p.e.), en donde se sigue ubicando a los extranjeros – sean personas, países o regiones – como el blanco de los odios; promovidos por las elites gobernantes y sus instrumentos mediáticos.

Digámoslo con claridad: tanto la publicidad xenófoba chilena como el ataque terrorista en Noruega, son CRIMENES DE ODIO, que igual deben ser condenados y castigados por ser contrarios a los principios fundamentales en los que se soportan la convivencia pacífica de la Humanidad y, en el caso de Nuestra América, esta dirigido a promover el odio, la rivalidad y la división artificial de dos pueblos hermanos y con ello, impedir la integración y unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe.

yoelpmarcano@yahoo.com



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Yoel Pérez Marcano


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