Zapatero abandona el gobierno tras imponer el mayor recorte social de la historia de la democracia española, sin aplicar ni una sola medida contra quienes provocaron la crisis y con un movimiento ciudadano efervescente, que ha desnudado a la izquierda hasta dejarla en pelotas y derribado todos los tópicos sobre la actitud de los españoles ante la política. No pasará al olvido tampoco sus insólitos agradecimientos al FMI.
La ciudadanía que desde el hastío tomó las calles el 15 de marzo de 2011 y exigió una democracia real con el grito de “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros” ha roto todos los moldes. No está amparada en siglas: sólo en paraguas, mochilas e ideas que vociferan contra la barbarie del capitalismo. Los partidos y la realeza macilenta los miran de reojo y la policía les da garrote. La gente acude a las movilizaciones como personas anónimas, indignadas ante el giro radical de los acontecimientos. Ha roto el tabú de la exclusividad de la política para los profesionales, debatiendo los problemas en asambleas multitudinarias en plena calle. Nada de secretismos. La generación considerada “pasota” resulta que está más implicada que nadie en el futuro de un país que se desmorona ante la presión de los mercados y ha despertado la conciencia adormecida de la sociedad desde su hábitat natural, Internet.
La clase política y los medios de comunicación, impactados por el furor del 15-M, se esmeran en estigmatizarlos y cargarles el futuro. “Se disolverán tras el fin de las acampadas, los achicharrará el verano”, dicen. Pero siguen más vivo que nunca. Llegan de toda España a la Puerta del Sol.
Son Los sin Voz camino ahora hacia Bruselas para armar la protesta europea en octubre.
A pesar de los vaticinios y de la desinformación interesada, el movimiento continúa expandiendo su pulso y haciendo, como Antonio Machado, camino al andar.
Quiero terminar esta crónica evocando al escritor gallego Manuel Rivas ("Un millón de Vacas", "En salvaje compañía", "Los libros arden mal", "La lengua de las mariposas", recuerdan?), quien se afianzó en el llamado periodismo INDIE para orquestar una gran sinfónica de altanería contra la mediocridad que retumba en el quehacer político español de los últimos años.
En días pasados encontré una crónica de él digna de traerla en esta hora de indignación para España: al parecer Rajoy, de espaldas a todo, aparece brindando con Cava por la Cava de Catalunya, por su méthode champenoise. ¡Qué garbo el de este ultra, cojones! Yo me pregunto, beberá esta luminaria de la derecha española Cava o agua ligeramente gasificada? “Porque el fascismo español no tiene motivos doctrinales para brindar con Cava un carajo. Si Rajoy, en plena indignación, sigue tomando Cava, no sólo rompería la tradición de Franco, que en público cada vez que se le ocurría celebrar un onomástico, brindaba con una copa de agua, sino que sería otro motivo para indignarse más, una provocación mediática en pleno verano. Además, de estos excesos de “patriotismo” sí se ocupan los medios de España: los indignados de la Puerta del Sol, que tomen agua de pila.
Todo esto viene a cuento por una foto encontrada en Internet: Bush y el Rey Juan están ebrios. Es una foto vieja, como vieja es la historia de la mala bebida de estos dignos agentes de la civilidad mundial. Cuando Don Juan mandó a callar a Chávez, tenía medio frasco de Felipe II en el pecho, de otro modo no lo habría hecho. Cuenta Rivas que el “por que no te callas” fue más un eructo de 40 grados de coñac “real”. Pudo haberle dicho a Chávez: “Coño, Hugo, deja las indirectas”, en el momento en que Chávez bombardeaba a Aznar por su participación en el golpe del 2002. Pero qué puede saber este Rey de la utilidad de ciertos géneros literarios!
Yo imagino que ahora, con este follón de los Indignados, Don Juan debe estar tomando aguita de Babandí, porque en cualquier momento le gritan desde la Plaza... ¿"Y por qué te callas, hijodeputa"?
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