Barack Obama, el flamante presidente estadounidense, corresponsable de la gravísima crisis estructural que estremece a la otrora poderosa nación, intervino en la 66 Asamblea General de la ONU con un discurso que antes que reconocer los gravísimos errores políticos y militares que su gobierno y el de los gobiernos lacayos de Francia, Inglaterra, Italia, España…. integrantes del complejo criminal/militar que se llama OTAN, han cometido, el monstruoso genocidio de más de 50 mil libios muertos por la acción de miles y miles de bombardeos y la acción de grupos mercenario paramilitares de Libia, Qtar, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Al Kaeda (sí, el mismo que supuestamente tumbó las Torres Gemelas; extraña alianza).
Un discurso triunfalista, sobre miles de cadáveres, de desaparecidos, de heridos y mutilados, de una destrucción bárbara e innecesaria de la bella nación árabe, de la Libia que se empinó sobre los imperios y construyó su poder popular, dignificó su pueblo y le dio el mayor estándar de vida de todo el Norte de África. Dijo el impopular presidente norteamericano que la barbarie sobre Libia “es el modelo como debe actuar la comunidad internacional en el siglo XXI”. Fijémonos en los que nos espera a los pueblos si no enfrentamos a tiempo estas hordas de bárbaros y asesinos.
Obama, uno de los principales responsables de la brutal agresión a la nación árabe, pretendió ignorar la gravedad de la situación que en Libia viven los mercenarios nativos y extranjeros ante la tenaz y agresiva resistencia de los libios. Llegó a decir el presidente yanqui que los bombardeos estaban plenamente justificados y soltó una enorme mentira al afirmar que ahora “los libios pueden caminar tranquilos”, gracias al “éxito” de las operaciones militares aéreas de la OTAN. ¿Habrá quien le crea cuando Trípoli y el resto de las ciudades libias son trincheras de combate, sabotajes y ofensivas militares de los grupos guerrilleros y de las fuerzas militares de Gaddafi?
¿Por qué tanto triunfalismo, hacia quién o quienes iba dirigido ese discurso que nadie se lo cree? ¿Cuántas veces los infames medios de desinformación no han anunciado la muerte del líder Gaddafi, la caída de Sirte y de otras importantes ciudades y se han encontrado con la enconada resistencia de las milicias populares, de los grupos guerrilleros, de la Tribus y del pueblo todo?
Que la bandera colonialista de las barras y las estrellas va a hondearen Trípoli. ¿Acaso no está hondeando desde hace 7 meses cuando se iniciaron los bombardeos, y las de Francia, Italia, Inglaterra, España? ¿No tiene, acaso, cada bomba asesina la bandera del país fabricante? Entonces, ¿han hondeado o no esas banderas para el crimen y la destrucción de un pueblo y una nación libre?
¿En cuál de las casas en ruinas de Trípoli en la que ha quedado, piensas instalar la sede diplomática norteamericana para que su bandera ensangrentada hondee, y sea el blanco predilecto del ejército gadafista?
Y dentro de esta guerra de balas y bombas pero también mediática, el coronel Gaddafi, crecido en la resistencia y a la vanguardia indiscutible de su pueblo en la guerra de liberación nacional contra el imperialismo y el nuevo colonialismo, se adelantó a Obama y por los canales mediáticas de la resistencia revolucionario, el mismo 21 de septiembre lanzó un nuevo, esperanzador y patriótico discurso a su pueblo y a los pueblos del mundo y calificó de farsa todo el tinglado de títeres y marionetas que han montado los imperios para justificar el saqueo y la partición de Libia. Fue claro el líder al señalarle a su pueblo que no crea “que un régimen ha sido derribado y que otro lo sustituye, gracias a los bombardeos aéreos y marítimos”. Gaddafi dijo en su mensaje radial que “todas las tribus libias le hicieron saber a la OTAN que nadie representa al pueblo libio” y que “el único poder legítimo es el del pueblo y el de los comités populares y cualquier otro es nulo e ilegítimo”.
Con ese discurso del dirigente libio sonándole en los oídos al jefe del imperio, éste, con su arrogancia característica, trató –en vano– de minimizar, ignorar o invisibilizar lo que todo el mundo sabe, que en Libia se desarrolla una cruenta guerra anti colonialista, que sus fuerzas mercenarias están sufriendo cientos de bajas y sensibles derrotas militares, que aquello no fue el paseo militar que pregonaron y que el cinismo y la mentira mediática se derrumbaron. Que esa agresión y la respuesta a la misma de los movimientos sociales y revolucionarios del mundo condenando la bárbara actitud de querer despojar a Libia y su pueblo de sus riquezas y dignidad.
Las fuentes clandestinas de la resistencia Libia revelan lo que ya hemos dicho en otros trabajos sobre Libia, que las fuerzas patriotas controlan Beni Walid, Sirte, Murzuq, Awbari, Al Kufrah, Sebha, Ash Shati, Al Jufrah, Surt, Sawfajjin, Ghadames, Gharyan y muchos otros pueblos y ciudades del país.
Libia vive, su pueblo lucha, todos los pueblos del mundo, movimientos sociales, obreros, campesinos, intelectuales, artistas, indígenas debemos movilizarnos para frenar el crimen y que éste no quede impune, juzgar a los criminales de guerra de la OTAN y a los presidentes de los países que cometieron tamaño crimen.
(El autor es Director de la página web: revistacaracola.com) (humbertocaracola@gmail.com) (Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios MoMAC) (Con Chávez y la Revolución, todo) (Libertad para los 5 héroes cubanos presos en las cárceles yanquis)