En todos los libros editados en el mundo entero se asegura que los integrantes de las 13 colonias inglesas radicadas en los Estados Unidos, vinieron a este continente en búsqueda de libertad religiosa, eludir la intolerancia de los gobernantes ingleses y a trabajar la tierra, pero eso no fue nunca verdad, pues al no más verse en suelo americano de inmediato se convirtieron en terratenientes y esclavistas. Con el tiempo se desarrolló entre ellos una desalmada burguesía, esto es, se constituyó un grupo de gente de un alto nivel económico, grupo que lo tiene todo en contraposición de otro grupo pobre y explotado; que carece de todo. Es así como esa clase social la emprende contra los nativos de esas tierras y en pocos años casi la exterminan y a los pocos indios que quedan con vida los confinan en unas zonas llamadas reservaciones; los primeros campos de concentraciones conocidos por la humanidad. Pero como los gringos son más negociantes que humanos, hoy en día, siglo XXI, esas reservaciones son exhibidas como sitios turísticos y los indígenas exhibidos como piezas vivientes de un museo sociológico.
Siempre la historia siempre ha reflejado los intereses de la clase que está en el poder y ella se aprovecha de esta circunstancia para desfigurarla e imponer a los explotados una sumisión total. Los explotadores representan la historia y los explotados representan la antihistoria y esta dicotomía data en América desde la fundación de las 13 Colonias inglesas asentadas en la parte Este de lo que hoy se conoce como Estados Unidos, esos colonos ya estaban infectados desde antes de separarse de su madre Albión; la imperialista Inglaterra. De allí los primeros explotadores esclavistas que conquistan el poder político en este Continente y que comienzan a cambiar baratijas por hectáreas de tierra, otras veces desarraigando a los naturales de sus propiedades al tomarlas por la fuerza en actos crueles y muy sangrientos. De manera que la antihistoria de los Estados Unidos es la historia de nuestra América Latina, la América Meridional como la llamó nuestro Libertador Simón Bolívar, aquella que los explotadores, jefes y feudatarios del imperialismo norteamericano, ocultan y falsean para escamotear la verdad; negando la realidad de lo que ha sucedido con estos pueblos. Tanto la quieren ocultar, que el mismo Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, en su discurso en la 5ta. Cumbre de las Américas realizada en Trinidad recientemente, se atrevió a decir que él solo vino a esta Cumbre para hablar del futuro; que él no tiene nada que ver con el pasado y que éste debe quedar en el olvido. Que descarado es este Premio Nobel de la Paz y aquellas personas que se lo otorgaron. Pues no, hoy es cuando llega la hora para esclarecer y corregir las tantas mentiras dichas ya que ellas han causado nefastas consecuencias a todos los habitantes de nuestras patrias Sur Americanas; es ahora cuando habrá que devolverle su dignidad a la gente originaria de estas tierras.
Todavía quedan personas que creen, de manera enfermiza, que los medios de comunicación les ha dicho la verdad, y ellos justifican que es verdad por las tantas veces que repiten esas mentiras, más en estos tiempos que los explotadores difunden masivamente lo que a ellos se les ocurra; sin tener la misma vergüenza de saber que aquello que se difunde no es cierto. Como será de persistentes estas mentiras que hoy al mismo pueblo de los Estados Unidos se le desinforma sobre la verdad histórica de cuanto pasó, pasa y deja de pasar, base para seguir imponiéndole un sistema social, político y económico equivocado, sistema que han logrado introducir en otras latitudes del globo, contando con la colaboración de los contra patrias; personas que desde hace algún tiempo se les llama “Pitiyanquis” .
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José M. Ameliach N. Octubre de 2.011