Cuba: Transformaciones estructurales en socialismo

Los medios occidentales europeos, estadounidenses y los grupos económicos–mediáticos de América Latina tratan de manipular las informaciones que genera la actualización del socialismo en Cuba, una nueva etapa sustancial y estratégica de la revolución social; ese proceso de profundas transformaciones políticas, sociales y económicas que inició el grupo de 82 hombres del yate Granma liderados por el joven abogado Fidel Castro cuando desembarcó en Playitas, Oriente, el 2 de diciembre de 1956 y se inició así la última guerra por la independencia que vendría a fructificar el 1ro de enero de 1959 con la caída de la dictadura militar batistiana y la toma del poder político por el pueblo en armas.

Ese seudo periodismo de las transnacionales de la noticia intentan hacer creer que luego de 50 años de revolución (la cual no mencionan sino que hablan del poder de “Castro” o “hermanos Castro”) es ahora que se puede vender y comprar casas, y que ahora se pueden tener 2 casas. Dicho así es falso y tratan de presentarlo como cierto al generalizar y sacar del necesario y amplio contexto histórico las medidas tomadas en diferentes momentos de la historia cubana frente a la política cruel y genocida de los Estados Unidos (EEUU), reconocida así recientemente por la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU con la votación de 186 países a favor de poner fin al bloqueo estadounidense contra Cuba.

Tampoco esos medios aluden a las causas que en determinados momentos obligaron a fijar restricciones, aprobadas por la inmensa mayoría del pueblo, desde 1959, en función de defender los derechos humanos y de proteger al pueblo empobrecido en décadas de neocolonialismo y represión, limitado a poseer propiedades en esa época anterior a la Revolución.

Recordemos que una de las primeras leyes sociales del gobierno revolucionario cubano fue la Ley de Reforma Urbana promulgada por el gobierno revolucionario el 14 de octubre de 1960, un día después de la Ley 890 que decretó el paso a propiedad pública de 380 empresas privadas (1) volcadas a respaldar la política de bloqueo iniciada con fuerza por EEUU a partir de la 1ra Ley de Reforma Agraria de 1959 que distribuiría la tierra de manera más colectiva y daría la propiedad sobre la tierra a los campesinos que la trabajaban, la cual mostró al mundo la línea liberadora de “los barbudos de la Sierra”.

El gobierno de turno de EEUU comenzaría con presiones políticas desde el primer momento que apreció, a partir del 16 de febrero de 1959 en que Fidel asume el cargo de Primer Ministro, las tendencias que marcaría su programa de gobierno. Dwight Eisenhower, presidente estadounidense, ordena tomar fuertes medidas dirigidas a la eliminación de la cuota azucarera a Cuba (cantidad de importaciones de azúcar asignadas a su mayor neo colonia caribeña, el principal ingreso en divisas para el país antillano) que a la postre vendría a marcar el derrotero de las relaciones entre ambos gobiernos. “Si toman medidas económicas, que las tomen.(…) El pueblo cubano unido encontrará la salida a cualquier situación, haciendo todos los sacrificios que fueran necesarios. Nada se opondrá a la Reforma Agraria, a la industrialización del País”. (2)

Meses después, el 25 de junio de 1960 Fidel volvía a la reflexión soberana: “…Tienen, aproximadamente, 800.000.000 de dólares en inversiones en Cuba, así que podemos sacar la cuenta perfectamente bien entre lo que ellos nos pueden quitar a nosotros y lo que nosotros le podemos quitar a ellos”. (3)

El 6 de julio de 1960 con la Ley 851 se autorizaba al ejecutivo a “la nacionalización por vía de la expropiación forzosa de las empresas y bienes de propiedad de personas naturales o jurídicas de EEUU e incluía las empresas en las cuales tuvieran intereses o participación mayoritaria” (4) aunque fue hasta agosto en que comenzaron las nacionalizaciones de los grandes emporios de los teléfonos, la electricidad, las refinerías de petróleo, la banca y los centrales azucareros, en estos últimos trabajaba el 35,7% de la fuerza de trabajo de toda la zafra y aportaban el 36,7% del PIB nacional.(5)

Con la Ley de Reforma Urbana el gobierno revolucionario creó condiciones –nos recuerdan los historiadores Cantón–Duarte– “para convertir a todos los inquilinos en propietarios de las viviendas que habitan, mediante el pago de los alquilares mensuales rebajados”. Se prescribe el alquiler de inmuebles y se declaran nulos todos los contratos de arrendamiento. A los propietarios llamados casatenientes afectados que no disponían de otros ingresos se les asignaba “una pensión vitalicia” que fluctúa entre 150 y 600 pesos mensuales (equivalentes a dólares en aquellos momentos). (6)

De esa manera la Revolución hizo propietarios de las casas en que vivían a cientos de miles de familias (más de dos millones de personas beneficiadas en una población total de poco más de 6 millones de habitantes). A partir de ahí, nadie quedó desamparado en Cuba o sin techo propio. Y para proteger las propiedades, dado el férreo bloqueo de EEUU y el éxodo de la burguesía y pequeña burguesía con todas sus finanzas hacia Miami, la aplicación de la Ley hizo cubrir las necesidades a través de permutas (trueque), la autoconstrucción masiva y los planes de construcción del Estado.

Al no poder vender las casas, nadie podía quedarse sin techo por necesidades económicas o por reacomodo familiar que constituía a veces para los ancianos una fatalidad por rechazos en la propia familia dado que la sociedad acababa de salir del capitalismo, donde los antivalores afectaban fuertemente a la sociedad.

Esa medida protegió a la familia pues se fortaleció la unidad del núcleo familiar en medio de las urgentes y heroicas tareas de los jóvenes y adultos que fijaba el proceso revolucionario. Además, las casas podían ser pasadas de una generación a otra sin mayor dificultad real aunque fue hasta años después, con la nueva Constitución de 1976 que legalmente comenzó a regularizarse todo.

Debido a esas necesidades y situación creada por el bloqueo también se tuvo que tomar la medida en la Ley de que nadie podía tener más de dos casas (una en la ciudad y otra en algunas de los centenares playas del país). Así se pudo satisfacer en un breve plazo las urgentes y crecientes necesidades de viviendas creadas en tantos siglos de colonialismo y décadas de pseudo república azucarera proyanqui.

El que abandonó su Patria para secundar las agresiones de EEUU contra su propia tierra dejó de tener el derecho a mantener sus casas vacías en Cuba y el pueblo con su revolución las expropió para distribuirlas entre los necesitados.

Es imposible comprender las medidas revolucionarias de Cuba sin considerar las distintas presiones de fuerza ejercidas por EEUU para detener el proceso de cambios en Cuba, dado su poderío económico y total control administrativo desplegado sobre el país caribeño desde que desplazó a España en 1898 mediante la llamada guerra hispano–estadounidense.

Desde siempre en Cuba todos los ciudadanos y ciudadanas que el Estado o los colectivos laborales entregan casas en propiedad, sea por la vía de la autoconstrucción en microbrigadas o por asignación, contraen el compromiso como dueños con el banco nacional al que se le abona periódicamente solamente el 6% (los microbrigadistas) o el 10% (los beneficiados por asignación) del salario del que recibió la casa en propiedad, algo en que Cuba tiene la primacia mundial y que poco a poco Venezuela Bolivariana la compartirá.

El tema de los autos es algo parecido y es falso que ningún carro se pudiera vender o comprar en Cuba, pues los carros americanos de uso se comercializaron a gusto de sus dueños.

La restricción de venta y compra fue para los autos nuevos importados exclusivamente de la URSS pues Cuba como país subdesarrollado (monoproductor, monoexportador, etc.) sin capacidades propias de producción de autos ni de importar respuestos y además bloqueado por la principal potencia desde solo 90 millas que las separan, tuvo que garantizar que los pocos autos que se traían de la URSS mediante el trueque con azúcar, café, tabaco, etc. se les asignaran principalmente a los médicos y a los trabajadores vanguardia de algunos sectores claves para hacer sobrevivir al país frente al bloqueo. Y fue así que en aras de que siempre estuvieran en propiedad de esos sectores se colocó la restricción de venderlos/comprarlos.

Luego de la nueva Constitución de 1976, cuando ya se vislumbraba un despegue de la economía cubana, vinculada desde 1972 muy estrechamente al CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica del campo socialista) que le concedió a Cuba el estatus de Nación Mas Favorecida, y se apreciaba una mejoría en el nivel de vida de la población y de cierta flexibilidad en la política exterior de EEUU hacia Cuba al final del período del Presidente James Carter, se levantó la restricción de la venta y compra de casas, pero duró poco tiempo debido al recrudecimiento del bloqueo, las amenazas de Ronald Reagan de invadir Cuba y llevar los antiguos propietarios que vivían en Florida a recuperar sus casas abandonadas en Cuba y la Revolución volvió a plantear la vigencia de la medida en la Ley hasta ahora.

Al desaparecer las posibilidades de desarrollo a través del CAME y dedicarse el país completamente a la sobre vivencia a partir de 1991, no existían condiciones para levantar las restricciones legales ni a las casas ni a los autos, aunque en la vida diaria se hacían cuantas transacciones la gente quisiera e incluso se cometieron “numerosas violaciones”.

El inicio del nuevo siglo comienza con dos procesos externos a Cuba que auguraron buenas esperanzas: por un lado el rompimiento de la hegemonía burguesa en Venezuela con la elección popular del Comandante Hugo Chávez Frías y por otro lado, el ascenso al poder político en China de los dirigentes surgidos desde la juventud formada por el Partido Comunista que comenzarían a dar un vuelco al papel de China en el mundo del sur.

Por ello, no es hasta que comienzan a fructificar los proyectos del ALBA (2005 en adelante) y la creciente colaboración Venezuela–Cuba en estos años, que la posición económica cubana, apoyada en convenios con China, frente al bloqueo de EEUU permite, de forma integral, que se inicie el magno proceso de actualización del socialismo –atrasado un poco por los accidentes y enfermedades de Fidel desde el 2008 quien preocupado por ello decide presentar su opción de no volver a aceptar cargos públicos–.

En ese proceso de actualización del socialismo con la participación masiva de la población en las grandes decisiones, las casas y los autos entraron a formar parte de los reclamos satisfechos que el propio pueblo se dio y el presidente Raúl Castro con el resto de los poderes del Estado lo garantiza que así sea de forma legal y con todas las estructuras del Poder Popular para ejecutarlo y hacerlo cumplir.

Interpretando el sentir popular, el 6to Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en abril del 2011, expresó la necesidad de "establecer la compraventa de viviendas y flexibilizar otras formas de transmisión de la propiedad (permuta, donación y otras) entre personas naturales".

De manera que “dando cumplimiento al Lineamiento 297 aprobado por el Sexto Congreso” –explica un artículo publicado en la primera plana del diario Granma, “la actualización de nuestro modelo económico también incluye la concreción de una política coherente para simplificar estas gestiones y disminuir las prohibiciones irracionales establecidas al respecto, que durante años se convirtieron en caldo de cultivo para el fomento de numerosas violaciones”.

Así como se simplifican las gestiones y se eliminan trabas en la actualización cubana, objetivo de los procesos socialistas, se impulsa la pequeña y la mediana propiedad privada individual o colectiva que fue una característica histórica de todas las épocas anteriores, aunque no en todas fueron iguales sus articulaciones y vínculos en el aparato político–administrativo de cada sociedad, en cada una de las cuales determinadas clases o grupos de clases detentaron el poder para su usufructo.

El sistema capitalista, con su estructura económica y su superestructura, en esencia es explotación de muchos por unos cuantos que se apropian de los aparatos culturales, económicos y políticos de dominación y dirección para mantener el estatus y el poder en manos de esa clase.

Quien crea en el siglo XXI que la propiedad privada es originada en el capitalismo o que todo avance de la humanidad es prerrogativa del capitalismo está bien distante de la realidad humana. Precisamente, el freno al desarrollo integral y el obstáculo a la extensión de la propiedad cada vez a más familias los puso el capitalismo, y es el socialismo el llamado a liberar esas fuerzas productivas y humanas hacia sus realizaciones más acabadas.

Esa forma de hacer Patria, como la hacen las cubanas y los cubanos, y construir una nación “con todos y para el bien de todos”, de adentro y de afuera –como lo pedía José Martí y Fidel lo cumplió– y extender los logros a otros pueblos del mundo es lo que esconden las transnacionales de las noticias dedicadas a falsear la realidad, manipular la verdad y tratar por todos los medios de evitar que los pueblos conozcan ejemplos concretos de resistencia y victorias antimperialistas y socialistas, algo imposible de frenar en este siglo XXI de la comunicación digital y las nanotecnologías.



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Ernesto Wong Maestre


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