Como gatos vigilando la pescadería, nuestra chilensis derecha –específicamente Renovación Nacional- está a la espera para apropiarse del nombre usado por millones de manifestantes antineoliberalismo y fundar un Partido Ciudadano, emulando lo que años atrás hiciera la UDI al apellidarse ‘popular’
NO HAY CASO…por donde se le mire la Derecha mostrará siempre que ella es más comercial y bancaria que política. Lo lleva en los genes y le resulta infructuoso cualquier intento por disfrazar tamaña realidad, asunto que tampoco le interesa ocultar pues todo –absolutamente todo-lo reduce a dinero, ingresos, débitos, haberes y demases.
Acostumbra administrar partidos, iglesias y gobierno como si se tratase de un boliche, una cuenta de ingresos o una empresa, por lo que –consecuentemente con ello- dirige a feligreses, afiliados y pueblo tal cual fuesen sus trabajadores…lo que significa, en buen castellano, dependientes, ‘empleados’, ‘obreros’, ‘gañanes’. Y claro, en una empresa o local comercial el patrón cuenta chistes malos, pero sus trabajadores –por un asunto de permanencia en la ‘pega’- se ven en la necesidad de reír a mandíbula batiente y felicitar al jefecito por su enorme gracia para divertir a la nómina. El jefe se cree el cuento y jura ser un humorista de perfiles similares a Coco Legrand o a Kramer. Lo malo es que se acostumbra, y no habrá día en que –frente al espejo- ufano y orondo, asegure ser el tipo más simpático del universo.
Por ahí, pienso yo, va también parte del fracaso de la derecha en política (en cuanto a encantar al respetable), pues confunde La Moneda con una fábrica de somieres y colchones, ya que desde sus oficinas emanan órdenes perentorias de corte gerencial que son resistidas y rechazadas por las mayorías ciudadanas. Y los chistes caen como patada en la barriga, no sólo por ser malos sino también por su extemporaneidad y estulticia. “¿Pero, cómo en mis empresas todos se reían?”, preguntará el derechista sentado en el sillón de O’Higgins…¡¡ah!!, es que en sus empresas él pagaba un sueldo mes a mes, y en política el asunto se lee de manera distinta ya que es el pueblo quien le paga a él una suculenta dieta a través de los impuestos.
No se detiene allí la confusión de conservadores y liberales pelotillehuenses en política, pues a poco andar ella se transforma en un aprovechamiento inmoral que raya en el cinismo. Y aquí de nuevo ingresa el dinero al campo del análisis, ya que como bien sabemos ese es el non plus ultra de la existencia para todo derechista. Si la democracia –se supone- es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, en boca y manos de la derecha se transforma en el gobierno del dinero, por el dinero y para quienes son dueños del dinero. Tal cual una vez escribí, la derecha es el único movimiento político cuyos dirigentes gritan a los cuatro vientos: “por el dinero damos la vida”.
Todo lo compra y no siempre para usarlo. Muchas veces lo hace sólo para que otros (en especial sus adversarios) no tengan acceso a determinado bien o servicio y de ese modo no puedan utilizarlo en su favor. Es lo que está haciendo con el nombre “Movimiento Ciudadano”… nombre que bien sabemos corresponde a los ‘indignados’ que protestan a lo largo y ancho del planeta contra el actual sistema económico neoliberal tanto como contra el ‘estilo o tipo’ de democracia imperante.
Pues bien, la derecha –específicamente Renovación Nacional- ya manifestó su intención de apropiarse del nombre aquel y fundar algo así como un Partido Ciudadano, emulando lo que años atrás hiciera la UDI al apellidarse ‘popular’, quien a su vez copió a los ultra franquistas españoles que decidieron -con una frescura que alarma- auto designarse como Partido Popular. Si bien es cierto la idea principal pareciera ser birlarle a la oposición a Piñera una de sus armas más exitosas, también hay un trasfondo económico en este aciago entrevero, ya que al registrar el nombre de marras nadie más podrá usarlo…y la derecha –no le quepa duda a nadie- tampoco lo hará. Se gasta dinero para “prohibir”, no para utilizar.
Y si de dinero se trata (de ello vive, respira, suda y sueña la derecha), Piñera en la reunión de la CELAC en Venezuela dejó claramente establecido que los conservadores y ultramontanos aguantan cualquier cosa, siempre que económicamente les convenga. Fue así que nuestro Presidente bajó la cerviz y guardó humillante silencio cuando al recibir el bastón de mando como Presidente Pro Tempore de la CELAC, el comandante Hugo Chávez, a micrófono abierto y para todas las cámaras de televisión del mundo, le dijo a Piñera, sonriente y con evidente sorna: “y ahora presidente pro Tempore de la CELAC, ¡¡a trabajar juntito al compañero Raúl Castro y a darnos logros importantes a los latinoamericanos!!”. “A su orden comandante”, replicó Raúl Castro, mientras Piñera asentía con su cabeza y regalaba una de sus típicas sonrisas melifluas.
Ya lo sabíamos. Por dinero, o en beneficio de sus intereses económicos, la mayoría de los dirigentes de tiendas como la UDI y RN aguantan lo que sea, incluso la burla y el escarnio. Ocurrió con Joaquín Lavín cuando estuvo en La Habana y las autoridades lo llevaron a participar en un homenaje oficial al guerrillero inmortal, Ernesto ‘Ché’ Guevara. La fotografía con Lavín frente a la estatua del ‘Ché’, cuadrado y firme como buen soldado revolucionario, dio la vuelta al mundo. Él soportó estoicamente con una sonrisita muy similar a la que acostumbra regalarnos nuestro actual mandatario, y con ella manifestaba que si se trataba de negocios y dinero podía convertirse en comunista e incluso integrarse a la comunidad de chilenos agnósticos.
Si se pudiera producir una venta o alquiler de algún nombre de partido político ya existente, esta derecha bolichera no tendría empacho en comprarle el nombre a la tienda de Guillermo Teillier y Lautaro Carmona para rebautizarla como “Partido Comunista Neoliberal Católico”. Más aun hoy día, cuando en materia de aprobación ciudadana el PC –de acuerdo a muchas encuestas de opinión- alcanza cifras que se acercan a las de la Concertación, lo que viene a significar un verdadero poder de definición electoral en manos de los amigos comunistas en los próximos comicios… y según la derecha ello ameritaría ‘invertir’ el dinero que fuese necesario a objeto de apropiarse del nombre de ese partido y, por cierto, fondearlo bajo siete llaves en el baúl de las iniquidades.
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