España: ladrón que roba a ladrón… que roba a ladrón

El Tribunal de Apelaciones de Atlanta acaba de ordenar la entrega, después de cinco años de batalla legal, del tesoro valorado en más de 380 millones de euros que la compañía de cazatesoros estadounidense Odissey recuperó del fondo del océano de un barco español, Mercedes, hundido por los ingleses en 1804 frente a las costas de Cádiz.

En mayo de 2007 Odissey recuperó del barco 1.270.000 escudos de oro (594.000 monedas de oro), 3.466.000 reales de plata y otros muchos objetos equivalentes a 600 cubas de 25 kg cada una hablando en «plata»… y oro.

El 27 de febrero de 1803 la fragata española Mercedes zarpó de Ferrol a Perú con el fin de traer el tesoro que se hundiría a su regreso frente a las costas españolas. Cuando Odissey encontró el tesoro, el ex ministro de Cultura español César Antonio Molina decidió presentar la demanda contra la empresa estadounidense para salvaguardar el «honor nacional frente a los piratas».

Las palabras «honor», «nacional» y «piratas» aquí son empleadas de manera muy relativa. En primer lugar, antes del hundimiento de la Mercedes, los españoles robaron por medio de la esclavitud y el sometimiento bienes, vidas y tierras que no les pertenecían sin rendir cuentas de esos actos de piratería ante ningún tribunal.

Yo propondría que el Perú, así como pidió la devolución de los objetos de Machu Pichu que Hiram Bingham y la Universidad de Yale «retuvieron» 100 años, como Estado soberano, solicitase la devolución inmediata del tesoro que salió de la esclavitud de sus indígenas y negros, de las entrañas de sus minas y del abuso genocida de los españoles.

xurxom@kaixo.com


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Xurxo Martiz Crespo

Vivió 30 años en América Latina. Académico del exilio económico y político gallego

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