La mayor empresa del Estado español: el desempleo

El gobierno del Estado español, Partido Popular (PP), instó a la patronal, CEOE y a los dos principales sindicatos españoles, UGT y CCOO, a que se pusieran de acuerdo en un breve lapso de tiempo, una semana, para alcanzar un acuerdo en materia de trabajo.

Como corderos al matadero se dieron prisa y en un tris tras llegaron a un acuerdo. Pero al gobierno de Rajoy poco le interesaba el acuerdo entre patronal y sindicatos porque ya tenía elaborada una ley para la reforma del mercado laboral sin tener en cuenta el acuerdo previo que había exigido. 

En la nueva ley el empresario podrá decidir unilateralmente las condiciones laborales del trabajador en aspectos básicos como salario, jornada o movilidad funcional en las empresas. Se abaratan las indemnizaciones por despido y se exonera a las empresas de solicitar una autorización judicial para los llamados Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). 

Todas estas medidas, que según el gobierno pretenden crear un mercado laboral «competitivo», chocan frontalmente con la realidad de un Estado español con el mayor índice de desmpleo de toda la Unión Europea, 23%, casi seis millones de personas contra los 17 millones de ocupados y la realidad, dicha por el gobierno, de que en 2012 no se creen puestos de trabajo y continúe la sangría de los despidos.  

Vivir en el «primer» mundo con salarios del «tercero». 

Esta reforma no deja de ser un calco de las normas alemanas que desde la década pasada vienen formulado los dos principales partidos alemanes que incluso llegaron a gobernar en coalición, cuando Alemania alcanzó los 5 millones de desempleados. Hoy las condiciones laborales en Alemania, con un índice de desempleo de sólo el 6,4, son muchos peores que antes, y la creación de empleo está basada en trabajos de mala calidad, precarización, y en salarios muy bajos para los níveles alemanes.  

Trabajar, de aquí a poco, se convertirá ya no en un derecho sino en un privilegio. Aquellos que puedan mantener su puesto de trabajo «tragarán» con todo con tal de no perderlo y los dos principales sindicatos españoles serán el brazo ejecutor de la mayor perdida de derechos de la clase trabajadora, disfrazando el asesinato de homicidio y tratando de explicar lo inexplicable. 

El planteamiento es simple: o es esto o el caos. Una campaña de miedo caló en los huesos de trabajadores y desempleados y sólo ese miedo mantiene alejado el estallido social que sería lógico en una situación como esta. Un gobierno inepto, alejado de la calle, un empresariado y un sistema financiero carnívoro, sediento por engrasar con dinero ficticio su maquinaria de cartón-piedra y una clase trabajadora que espera, aunque no sabe bien qué. ¿Cuánto tiempo más? 

xurxom@kaixo.com



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Xurxo Martiz Crespo

Vivió 30 años en América Latina. Académico del exilio económico y político gallego

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