El rey y la familia real española son un anacrónismo insultante en la sociedad española. También lo son en muchos aspectos los dos partidos políticos mayoritarios, pero tienen la legitimidad de los votos de una población cada día más atemorizada por su futuro y analfabeta en lo que respecta a su pasado.
El rey de los españoles, Juan Carlos, pedía en su mensaje anual de navidad, 2011: «necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos», advirtiendo que él mismo tenía «el deber de observar un comportamiento ejemplar»… bla, bla, bla.
Hace ya muchos años que las amistades del rey, y él mismo por sus actos y sus relaciones, no son nada ejemplares. Sus amigos personales, de yate, comilonas y cacerías van desde traficantes de armas como Abder Rahman El Assir hasta ladrones de cuello blanco como Mario Conde… y aquí nadie dice nada.
Nadie sabe a qué se dedica la familia real o dónde están cuandom debían estar trabajando; es cuando ocurren estos accidentes cuando sabemos en lo que andaban, o como bien dice la canción: «no estaba muerto estaba de parranda». De no tener el rey este accidente pensaríamos que estaría en Madrid «trabajando» y nno bebiendo whisky y cazando elefantes desde hace días en un lugar para millonarios, la reina de los españoles (que tampoco está en Madrid sino de vacaciones en Grecia), otro tanto, y el principe cada dos por tres está en islas remotas tomando el sol o esquiando en Suiza. Las dos infantas y sus cónyuges dan para un libro.
Mientras, la peor crisis económica de la historia del Estado español, con 6 millones de desemplados, esperándose que rocen los siete millones a finales de 2012, y sin ninguna posibilidad de recuperación de aquí a 5 años, llena de temor, tristeza y miseria a aquellos que no tienen trabajo y de miedo a perderlo a los que aún lo tienen. Descubrir la vida cínica de lujos y derroche, en malas y desconocidas compañías, que disfruta el rey español y su familia sólo añadirá un elemento faltante a los sentimientos de la población española: la ira.
Después veremos a quién manda callar el rey de los españoles.