El Distrito Federal de México vivía enfervorizado por la esperada visita de líderes indígenas de Chiapas y con ellos y ellas estaban hablando la resistencia a varios siglos de vasallajes del Imperio español; quedó la estela de esos gritos reclamando ante la historia que la traición de Malinche fue un vergonzoso paréntesis pero que la lucha sigue y esa lucha se suma a la lucha contra el capricho imperial estadounidense de hace hacerse con más de la mitad del extenso territorio que conocemos como México por medio de la violencia y el engaño, así como el asesinato político de relevantes revolucionarios de entonces. La clásica estrategia imperial: magnicidio y caos.
México es una referencia obligada para nutrir y enarbolar las luchas revolucionarias de los pueblos latinoamericanos y más allá de estas latitudes. Artistas, escritores, en su vasta expresión, sus ciencias y su modelo de Reforma Agraria son la resultante de ese contexto socio político.
Sin embargo, y lo lamentamos, México tiene malos hijos como Carlos Fuentes quien con desdén e inexcusable expresiones contra toda Venezuela y su líder no ve ni respeta como otros pueblos latinoamericanos que alimentados e inspirados por la sublime y conmovedora historia revolucionaria de México luchan denodadamente luchan por alcanzar y mantener su soberanía e independencia; por cierto, su país, fue un país que le abrió las puertas geográficas y espirituales a muchos y muchas revolucionarias, así como también acompañó y aplaudió la libertad, la soberanía y la independencia de muchos pueblos del mundo.
Cuando culminó una de las sesiones de trabajo del evento que nos convocaba en la capital mexicana, tomé un taxi con destino al hotel.
Un taxista, aparentemente cualquiera, me preguntó de dónde yo era, le respondí: -De Venezuela…! Se acomodó en el asiento mostrando todo el interés del momento y aminoró aún la marcha de su vehículo en medio de esa densa cantidad de automóviles que circula en la capital mexicana y me ametralló con unas tres o cuatro preguntas: -¿Cómo es Chávez? ¿Es verdad qué le gusta montarle bronca a EE.UU? Le expliqué. Entonces, ¿las Fuerzas Armadas están con el pueblo? Le expliqué. ¿De verdad es Bolivariano, es Zapatista, Villista? Le expliqué. Pero lo que me impactó del taxista es que cuando me dejaba en la puerta del hotel, me dijo con desencanto y molesto: -Mientras que aquí nos quieren obligar al pueblo a que les besemos los testículos a los gringos!
Señor Carlos Fuentes, yo no se quien es Ud. para hablar así de mi país… Venezuela, hablar con ese desprecio contra el presidente constitucional de Venezuela, despotricar de mi pueblo y subestimar a nuestra vino tinto.
Señor Carlos Fuentes no se escude en su edad y sus desvaríos mentales… pero nosotros, el pueblo venezolano ama a México, ahora permítame preguntarle: -¿Lo que me dijo el taxista es cierto? ¿Usted justifica eso o usted lo hace desde tiempo atrás?
@gasparvelasquez
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