La Unión Africana constituye un mecanismo de integración regional
destinado a velar por la buena marcha de los regímenes instaurados en
ese continente, principalmente su gestión se ha destacado en la
articulación de relaciones económica de solidaridad entre los países
miembros, procurando condiciones más ventajosas entre los factores
africanos que aquellos provenientes de otras latitudes.
Sin embargo, la incipiente industrialización y la escasa productividad
de estas naciones, impide que esta instancia multilateral pueda
desarrollar un bloque de importancia en el concierto de las economías
del mundo. Efectivamente, escenarios como el de la pobreza, la
insalubridad, la precariedad sanitaria, la hambruna así como la
fragilidad de las instituciones democráticas han dificultado el progreso
de esta región del mundo que también es cuestionada por las
sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos y su divorcio frente a
los paradigmas y valores del primer mundo occidental. Casos como los de
Rwanda, Somalia, entre otros tantos evidencian la naturalización de la
violencia y los delitos de lesa humanidad que sumergen al África en un
subdesarrollo ancestral del cual no ha podido librarse, y tal como
acontece en otras partes del mundo, es la combinación de abundantes
materias primas (ingentes recursos naturales y minerales) y escasa
manufactura, lo que la convierte en región importadora y dependiente de
los países desarrollados que le proveen artículos terminados para el
consumo.
La Liga Árabe ha vivido en los últimos dos años una verdadera convulsión
en las instituciones de varios de los Estados miembros, ciertamente la
llamada primavera árabe promovió el derrocamiento de regímenes
dictatoriales como en Libia y Egipto que fomentaron un nuevo escenario
geopolítico con innegables repercusiones económicas.
En el entendido que las naciones del medio oriente poseen un inmenso
reservorio de petróleo, de cuya situación, depende buena parte del
mercado mundial de hidrocarburos, los cambios de gobierno que se derivan
de la primavera árabe produjeron una reorganización de las relaciones
internacionales con empresas explotadoras del petróleo de bandera
transnacional. Ello, según varias agencias informativas se traduce en
que los hidrocarburos hoy están más bajo el control de empresas europeas
y norteamericanas que en cualquier etapa previa de la historia; razón
por la cual la Liga Árabe es un elemento que se suma a las políticas
generales del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el
capitalismo globalizado; donde se ha logrado favorable estándar de vida
en naciones como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y el desarrollo
de empresas multiestatales y franquicias que han reducido sensiblemente
la dependencia del petróleo y la monoproducción.
Los Tigres Asiáticos han experimentado una historia de ascenso, caída y
resurrección en sus economías, donde la característica fundamental ha
sido la lucha contra el subdesarrollo ancestral, con regímenes feudales y
agricultura no mecanizada como Indonesia, Vi et Na y Filipinas.
Posteriormente ha acontecido un boom económico de industrialización,
alta productividad y abundante exportación en una amplia gama de
productos (como vehículos ligeros y pesados) en naciones emergentes como
Corea del Sur, Indonesia y Malasia, entre otras de este selecto club.
No obstante, los conflictos entre capital industrial (generado por
empresas) y capital financiero (emanado de entidades bancarias) ha
causado el descalabro, o cuanto menos grave crisis, de varias de las
empresas transnacionales fundadas en esta subregión asiática. En el
presenta subsiste una época de recuperación de los Tigres Asiáticos y su
sistema de alianzas para preservar y profundizar su autonomía frente al
dólar y al euro. Grandes y poderosas economías del Asia, como China y
Japón, permanecen como la segunda y tercera respectivamente, en el globo
terráqueo; ya que la inmensa variedad de su manufactura las mantienen
en un lugar de privilegio que compite en prácticamente todos los
mercados.
La reciente firma del acuerdo entre ambos gigantes para hacer
transacciones entre ellos, solamente entre el yen japonés y el Juan
chino, revela que el dólar estadounidense pierde espacio en el comercio
mundial y el futuro del mundo y la nueva hegemonía se halla en Asia.
El autor es: Abogado. Constitucionalista. Profesor de estudios políticos e internacionales UCV
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