Desde que vino de Nueva York, Capriles se puso tan embustero que apena y consterna; helo ahí echándose de bolivariano y es un soberano abuso coger de machomo a nada más ni nada menos que al Libertador Simón Bolivar.
Pobrecito el tipo, Capriles, pobrecito, muñequito con hilos, pudo formular a Papá Dios como epónimo de su comando de campaña pero, de acaso haber tenido una pizca de respeto hacia sí mismo, pudo evitar caer en tan tamaña contradicción: ofender a Bolivar y, luego, enarbolarlo.
Mayor provocación, imposible; como si el pueblo venezolano no recordara su hándicap de ya a sus casi cincuenta años no haber tenido a una mujer de compañera, Nicolás se lo recordó abiertamente, hace poco, cuando le dijo: “Tengo esposa y tengo hijos y nietos”
Los hombres somos nada si no tenemos a una mujer a nuestro lado, aunque sea para pelear y, un hombre incompleto no sirve para ser Presidente.
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