Chile ha sido referencia obligatoria cuando se habla de modernización económica en la región: crecimiento económico, tasa de ahorro, política de seguridad social, modelo de privatizaciones, atracción de capital externo, son sólo algunos de los agregados económicos que son utilizados por quienes afirman que Chile es el modelo a seguir. Pero vale la pena hacerse una pregunta simple: ¿Ha disminuido el porcentaje de población en pobreza? ¿Es más equilibrado la distribución de la riqueza en el país?. La respuesta es contundente, el informe anual de la Cepal de 2007 acusa un estado de pobreza del 40%, muy parecido al 45% que existía en 1973 y en términos generales nada alejado de la situación del resto del continente.
También es necesario preguntarse ¿Cómo fue posible lograr estos indicadores económicos?. La respuesta parcialmente se encuentra en el período que comprende desde 1973, durante 17 años de la dictadura de Pinochet; el control de los órganos legislativos y judiciales, la eliminación de sindicatos, partidos políticos, del derecho a huelga, la represión más brutal que cobró la vida de miles de ciudadanos, la política de transnacionalización y de mayor dependencia de la economía, el apoyo a los grupos más oligarcas y monopólicos, produjeron entre otros factores, estos significativos saltos en los agregados económicos, entonces, Cuál fue el costo político social?. Chile fue el primer país que se insertó en el modelo de economía neoliberal en América Latina (1973), el resto de los países de la región lo hace a finales de los ochenta o en los propios noventa, sin embargo, se les obligo a estos países realizar- en tan corto tiempo- los mismos cambios de este país.
El Golpe de Estado del 11 de Septiembre de 1973, propiciado por la capa más reaccionaria de las Fuerzas Armadas dirigido por el General Augusto Pinochet, contra el Gobierno Constitucional de la Unidad Popular, encabezado por Allende, elegido el 4 de Septiembre de 1970, representó el derrumbe de la primera experiencia en el mundo de un gobierno socialista, que llegaba al poder no por una Revolución sino por la vía de las elecciones.
Los cambios ocurridos en el corto período que duró la experiencia socialista (menos de tres años) nos permite confirmar los basamentos de justicia e igualdad social de este régimen: 1) Nacionalismo Económico: La dependencia económica externa de Chile debido al monopolio (fundamentalmente norteamericanos) sobre el salitre y el cobre y el resto de la industria y actividades económicas llevó al gobierno a un proceso de nacionalización sin indemnización. 2) Papel activo del estado en la economía. 3) Eliminación de monopolios. 4) Distribución accionaría entre los trabajadores. 5) La reforma agraria de 1972 que acabó con los latifundios que dominaban en el país, que además de representar una injusta distribución de la tierra tenía paralizada la producción agrícola. 6) Una política internacional autónoma que trajo profundos enfrentamientos con las grandes potencias e incremento de las alianzas con el Tercer Mundo, especialmente con Cuba, China y Vietnam.
Como era lógico esperarse, estas medidas le provocaron profunda aversión al gobierno de parte de los tradicionales sectores dominantes del país y de los grupos extranjeros afectados con las medidas, aunado a estos dos elementos debemos agregar el papel de las Fuerzas Armadas que en este período fue sometido al orden civil, tal como debe ser en un régimen democrático y como sí fuera poco un sector de la izquierda radical, que consideraba lento el tránsito al socialismo, todos ellos confabularon para derrotar esta experiencia histórica. En esta misma fecha (11 de Septiembre) cae muerto el presidente Salvador Allende, quien fue responsable de dirigir ésta experiencia socialista.
Pero el período 1970-73 no puede ser explicado por obra de un hombre ni mucho menos de la casualidad y ni siquiera la vida de Allende puede ser estudiada sin conocer la propia historia de Chile llena de elementos singulares, que llevaron a que procesos y hombres se combinaran para hacer posible esta experiencia histórica. Sí bien las características históricas de la economía chilena han sido bastante parecidas al resto de la región, es necesario destacar la estabilidad y la riqueza política que han predominado en este país sureño. Como ejemplo que reafirme este señalamiento podemos decir que desde la independencia hasta la guerra civil de 1891 Chile mantuvo una relativa paz política dominada por los partidos tradicionales: Conservador y Liberal. Ya en 1874 éste país contaba constitucionalmente con el voto uninominal, que se puso en práctica desde las elecciones de 1925.
Así mismo es necesario mencionar que las ideas socialistas surgen tempranamente en Chile: en 1912 el Partido Obrero Socialista, 1922 el Partido Comunista, en 1933 el Partido Socialista, en 1936 la Confederación de Trabajadores, en 1953 la Central Única de Trabajadores, en 1956 Frente de Acción Popular que une a socialistas y comunistas. Debemos destacar la experiencia de la República Socialista de 1932 que sí bien duro apenas doce días, demostró la madurez política y revolucionaria del trabajador chileno y el nuevo papel de los jóvenes militares que propiciaron esta experiencia. Esta fuerza del Movimiento Socialista hizo posible su presencia en varios períodos gubernamentales pero siendo constantemente traicionados por los aliados pequeños burgueses y sus divisiones internas (comunistas, socialistas, anarquistas, entre otros) le produjeron más de una derrota incluyendo la de 1973.
El triunfo del Socialismo en Chile, en 1970, tiene razones de peso en el proceso histórico chileno. Durante cuarenta años una serie de contradicciones, traiciones habían impedido el triunfo de este movimiento. Pero debemos también tomar en cuenta el contexto internacional, marcado por un amplio desarrollo de los movimientos nacionalistas y tercermundistas, de victorias del socialismo en países pequeños como en Cuba y la derrota histórica del imperialismo norteamericano en Vietnam, como si todo esto fuera poco, a finales de los años sesenta se produce un profundo estancamientos de las economías capitalistas a nivel mundial llegando a su fin el auge de la postguerra.
Es necesario reconocer que en el Gobierno de derecha de Frei, lleno de grandes contradicciones, se dieron avances en las luchas económicas nacionalista y en el desarrollo de las organizaciones sociales pero que al fin no encontraron soluciones definitivas a sus presiones, lo que llevaron al repudio definitivo hacia estos sectores conservadores y la alianza definitiva que aseguró el triunfo en 1970. Sin embargo, es necesario aclarar que la reacción en contra del triunfo de Allende se produjo desde las mismas elecciones, desde el principio de este año se descubrió un intento de golpe que intentaba impedir las elecciones y que fue neutralizado por la actitud patriótica del General René Schneider, comandante en jefe del ejército y quien al poco tiempo después cae asesinado; poniendo en evidencia lo que sería el signo retaliador de las fuerzas reaccionarias.
Igual maniobra se intentó hacer con un intento fallido de reformar la Constitución para ilegalizar el Frente Popular. Durante el Gobierne de Allende, estas fuerzas reaccionarias desde el Congreso, en la clase empresarial, en las Fuerzas Armadas, en los sectores económicos extranjero, desde la CIA se aliaron para conspirar y encontraron el lamentable apoyo de un sector de la izquierda que exigió cambios radicales en forma inmediata. A pesar de todo en las elecciones parlamentarias de Marzo de 1973 el Frente Popular obtiene un amplio triunfo contando con el 44% de los electores, dándole total legitimidad al Gobierno. Sin embargo, el Congreso, en agosto de ese mismo año, apoyado por el Colegio de Abogados, aprueba una reforma Constitucional donde se daba legalidad a un golpe de Estado que restableciera el orden social.
La posición del Gobierno norteamericano fue determinante en el golpe de Estado, no sólo en la participación de la CIA sino del propio gobierno, como se comprueba en unas declaraciones del secretario de Estado H. Kissinger antes de las elecciones de 1970- citados por Koroliov y Mhudachkin en el libro América Latina: Las Revoluciones en el Siglo XX: No veo por qué tendríamos que observar impasibles como un país se hace Comunista debido a la irresponsabilidad de su gobierno. (pág. 166).
Sin embargo, igual que la fuerza de los movimientos adversos al gobierno socialista fue la tenacidad de estos últimos encabezado por el Presidente Allende, quien cae muerto en el asalto al edificio La Moneda y quien había definido desde 1971 cuál sería su posición ante un intento de derrocamiento: Sólo acribillándome podrán impedir mi voluntad, que es cumplir el programa del Pueblo (Entrevista en Enero de 1971 del escritor Francis Regis Debray).
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