El gran canal de Nicaragua o el enigma chino

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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La idea de construir un canal interoceánico a través de Nicaragua, similar al Canal de Panamá, solo que más profundo y más ancho, ha inspirado a los nicaragüenses durante décadas. Ha habido numerosos problemas para la realización de esta idea, aunque el principal obstáculo ha sido el sabotaje de parte de Estados Unidos para quien la implementación de proyectos de gran escala en un país gobernado por Sandinistas es completamente inaceptable.

A pesar de la formal transferencia del control del Canal de Panamá el año 2000 este quedó firmemente sujeto a los intereses geoestratégicos militares y geopolíticos de Estados Unidos. En años recientes a raíz de los esfuerzos del Pentágono se han creado situaciones críticas en muchas partes del mundo y por lo tanto no hay garantía alguna que tales eventos no se produzcan también en América Latina.

Esa es la razón precisa para que la noticia de la futura construcción del Gran Canal de Nicaragua, GCN fuera recibida con gran entusiasmo por los latinoamericanos. La ruta interoceánica alternativa –de acuerdo con los tiempos—es un megaproyecto por un costo de 50 mil millones de dólares que podría ser un factor de control sobre las ambiciones imperiales de Estados Unidos. Se espera que la construcción del canal comience a fines del presente año o a comienzos del 2015.

El Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se la ha jugado con China, Rusia y Brasil en este proyecto. Mientras tanto, Estados Unidos permanece en un segundo plano y esto se debe a que Washington ha rechazado toda oportunidad para que compañías norteamericanas participen en la construcción del GCN. De hecho, Nicaragua no esperaba otra cosa de parte de Estados Unidos y la promoción del proyecto se inició sin ellos.

En el mes de julio del 2012 la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó una ley elaborada por el gobierno titulada “Acerca del Status Legal del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua y la Creación de su Estructura Administrativa.” Esta estructura (la Administración del GCN) está autorizada para construir el canal y también estará a cargo de su futuro mantenimiento y operación. Se ha sabido que el inversionista de la empresa es la Empresa Desarrolladora de Grandes Estructuras, S.A. EDGISA. La Administración del Gran Canal Interoceánico y EDGISA han firmado un contrato con la empresa china HK Nicaragua Canal Development Investment, la cual ha sido autorizada para desarrollar el proyecto. El acuerdo también incluye una cláusula sobre las funciones especiales del operador del proyecto, el cual será responsable de asegurar el desarrollo de la infraestructura y de administrar su construcción como también tratar con los accionistas. La empresa operadora HKND Group Holdings Limited que fue registrada en las Islas Caimán en el mes de noviembre del 2012 es presidida por el experimentado empresario chino, Wang Jing, quien goza de apoyo al más alto nivel estadal.

Existe un cierto número de aspectos confidenciales en los planes para la construcción del Gran Canal de Nicaragua, como los hay en cualquier proyecto comercial de gran envergadura. No es fácil comprender las complejidades aun para el más experimentado analista que no sea parte del proyecto. Venezuela es un importante proveedor de apoyo regional para el GCN el cual está aumentando su volumen de suministro de petróleo a China. De vez en cuando, el Ministro de Energía y Minas de Venezuela, Rafael Ramírez, emite declaraciones políticamente correctas acerca de mantener el volumen de suministro petrolero a China. Mientras que al mismo tiempo, es posible escuchar en boca de venezolanos declaraciones que inquietan a Washington, que dicen, “nosotros le vendemos petróleo a China porque se trata de la segunda economía mundial y muy pronto será la primera. Mientras Europa y Estados Unidos están en crisis, la economía china sigue creciendo.”

Expertos petroleros interpretan las palabras de Ramírez del siguiente modo: Eventualmente, China se convertirá en el principal importador de petróleo venezolano, tanto del pesado como del liviano y la preparación para esto queda en evidencia a través del programa chino para la construcción de buques tanqueros de gran capacidad para PDVSA la petrolera estadal venezolana. El primero de cuatro tanqueros Clase “Carabobo” (VLCC Very Large Crude Carrier – Transporte de Crudo de Gran Capacidad) con una capacidad de peso muerto de 320 mil toneladas de peso muerto fue botado en el mes de septiembre del 2012. Los tanqueros de esta clase pueden transportar hasta dos millones de barriles de petróleo en un solo viaje.

El Canal de Panamá fue diseñado para navíos con una capacidad máxima de 130 mil toneladas de peso muerto, no podría satisfacer la intensidad del tráfico interoceánico de hoy en día. Las obras de ampliación del canal para el tráfico de navíos de mayor tonelaje se ejecutan a toda marcha.

No obstante, es improbable que las obras brinden una solución satisfactoria. La reconstrucción del canal, actualmente en ejecución, permitirá el tráfico de navíos con una capacidad de 170 mil toneladas pero ya existen actualmente cientos de navíos que no podrían utilizarlo. En el futuro, el número de tanqueros con 250 mil toneladas de capacidad y más aumentará diez veces más.

El canal nicaragüense fomentará aun más el comercio y los vínculos económicos entre los países latinoamericanos y el grupo de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y la República de Sudáfrica). La realización del megaproyecto nicaragüense será una confirmación adicional de que las posiciones de Estados Unidos en América Latina siguen debilitándose y que la región está siendo activamente infiltrada por otras potencias, competencia que está neutralizando las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos. Y todo esto no está sucediendo en cualquier parte, sino en aquellos territorios que anteriormente eran considerados como el patio trasero del Imperio.

El gobierno norteamericano está tratando de frenar esta tendencia creando nuevas alianzas como la Alianza del Pacífico con el propósito de socavar los procesos de integración en América Latina. Por otra parte, está prometiendo formas suaves de cooperación con la OTAN con sus aliados más próximos, como lo ha hecho con Colombia. Los diferentes métodos para debilitar y en el largo plazo erradicar la autoridad del gobierno Sandinista han sido erróneamente calculados. La embajada norteamericana más grande en el Hemisferio Occidental ha sido instalada en Nicaragua. Está encabezada por Phyllis Powers, quien tiene una amplia experiencia de trabajo en Panamá.

Los problemas relacionados con el GCN constituyen prioridad para la embajada norteamericana en Managua. Los objetivos planteados son amplios: recolectar información sobre los principales organizadores del proyecto y las intenciones de China respecto de utilizar el canal para propósitos militares, incluyendo la creación de bases navales, denuncias de hechos de corrupción y así en adelante. Una atención excepcional se le está prestando al desarrollo de recomendaciones en torno a cómo comprometer el proyecto, elaboración de ideas para la introducción de campañas de propaganda destacando la falta de potencial, poca ganancia, etc., etc.

En general, el gobierno de Daniel Ortega está consciente de estos planes e intenciones. Posiblemente es por eso que el Ministerio de Relaciones Exteriores –con fines preventivos—publicó una lista de todas las misiones diplomáticas acreditadas en el país. Como norma, cada misión incluye entre tres y diez empleados y en comparación la embajada norteamericana en Managua emplea a no menos de cien (100) norteamericanos. Del mismo modo, existen los Cuerpos de Paz, los funcionarios de la USAID y unas diez organizaciones sospechosamente “caritativas” operando en el país.

La mano derecha del embajador Phyllis Powers es Charles Barclay con 25 años de experiencia trabajando en el Departamento de Estado. Una de sus misiones la cumplió en México donde estuvo a cargo de la recolección de inteligencia política y se hizo famoso al enviar regularmente telegramas cifrados al cuartel general de la CIA en torno a la alarmante penetración de fantásticos terroristas iraníes en el país Azteca. El tema estuvo de moda y el residente se ganó sus galones por esto. En Cuba, Barclay fue el responsable de la organización de un grupo disidente de periodistas blogueros y de financiar sus actividades. Ahora en Nicaragua, las autoridades tienen conocimiento de la verdadera misión de Barclay y de la peligrosa y crítica concentración de funcionarios norteamericanos de inteligencia en el país.

Las autoridades nicaragüenses también están al tanto de la Fuerza de Tarea de la NSA que opera bajo los techos de la embajada norteamericana la cual lleva a cabo la vigilancia electrónica de las instituciones de gobierno, de los jefes militares y de los servicios de inteligencia. Las agencias norteamericanas en el país también están realizando la implementación por fases de situaciones desestabilizantes. Uno de sus principales objetivos es la revisión de sospechosos acuerdos entre el GCN con los chinos y luego objetar el proyecto con el pretexto de denunciar numerosos casos de corrupción. Los nombres de personas pertenecientes al círculo interno de Daniel Ortega que se alega están utilizando el proyecto para propósitos de enriquecimiento personal, ya están siendo agitados en la prensa local.

Vale la pena notar que a fines del año pasado, el Departamento de Estado criticó al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional por su reforma de la constitución. El Departamento de Estado tildó las propuestas de “anti democráticas.” Si la reforma es aprobada, esto le permitirá a Ortega postularse para un cuarto período presidencial en las elecciones del año 2016.

La lucha a favor y en contra del GCN continúa y pareciera que Estados Unidos está planeando emplear todo su arsenal de guerra encubierta con el objeto de “limpiar” Nicaragua tanto de sandinistas como de chinos.

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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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