Contradictoria posición de Estados Unidos con Sur América (IV)

1820: En el Congreso estadounidense, siguiendo en la palabra el representante Henry Clay, dice: “Toda América obrará de acuerdo con nosotros. Podemos con toda seguridad confiar en el espíritu de nuestros comerciantes. Los metales preciosos están en América del Sur. Nuestra navegación reportará los beneficios del transporte y nuestro país recibirá los beneficios mercantiles” Clay, al igual que otros congresistas estadounidenses, está a favor de la hostilidad hacia los gobiernos surgidos por la Revolución Haitiana. 

1822: Es en este año que la Casa Blanca comienza el reconocimiento de la independencia de diversos Estados latinoamericanos, sin embargo mantiene su embargo contra Haití. El Secretario de Estado, John Quincy Adams, impulsa un pacto con Inglaterra y Francia dirigido a evitar la independencia del dominio español de la Isla de Cuba y de Puerto Rico. 

1823: El presidente estadounidense, James Monroe, proclama sus ambiciones expansionistas en la llamada Doctrina Monroe: “América para los americanos”. Esta doctrina contenía lo siguiente: Estados Unidos no consiente que naciones europeas adquieran territorios en América ni que se realicen acto alguno del que se pueda derivar esa adquisición, tampoco consiente que una nación europea obligue a otra de América a cambiar su forma de gobierno, ni tolera que una colonia europea sea transferida a otra potencia europea. Estados Unidos no hará pactos con ninguna potencia europea, ni con ningún gobierno latinoamericano que no esté acorde con los principios que envuelven este documento, sin embargo acepta la legitimidad de las colonias europeas existentes en América Latina y el Caribe. Adicionalmente manifiesta que no interviene en medidas punitivas que tomen los gobiernos europeos contra naciones americanas. El gobierno norteamericano no se opondrá a que una nación europea sea árbitro en una cuestión entre naciones americanas. Al respecto el ex presidente Thomas Jefferson manifiesta: “Yo confieso, con toda sinceridad, que siempre consideré a Cuba como la adición más interesante que pudiera hacerse a nuestro sistema de Estados. El control que con la Florida nos daría esa isla sobre el Golfo de México y los países del istmo contiguo, así como las tierras cuyas aguas desembocan en el Golfo, asegurarían completamente nuestra seguridad continental”.  Y el Secretario de Estado John Quincy Adams señala que por su ubicación geográfica, Cuba y Puerto Rico constituyen apéndices naturales de Estados Unidos. 

1824: Por ordenes directa del Secretario de Estado Quincy Adams, unidades de la marina de guerra estadounidense, desconociendo a las autoridades españolas, desembarcan varias veces contingentes militares en Cuba y Puerto Rico, con el pretexto de destruir las bases de piratas enclavadas en esos territorios, así como de reparar los insultos que estos piratas habían inferido a la bandera estadounidense. 

1825: Ahora como presidente John Quincy Adams ordena, con el apoyo de las logias masónicas de Nueva York, que el representante de Estados Unidos en Méjico, Joel Poinsett, organice un partido político americano, al cual se conocerá como los yorquinos, dirigido a agrupar a todos los mejicanos partidarios del Sistema Americano propugnado por el Secretario de Estado Henry Clay. Paralelamente, navíos militares estadounidenses intervienen en la guerra que se desarrolla entre el imperio de Brasil y el gobierno de Buenos Aires por el control de la llamada Banda Oriental del Río de la Plata, el objetivo de esa acción fue la de liberar a los buques mercantes estadounidenses que habían violado el bloqueo impuesto por Brasil a las costas del actual territorio de Argentina. 


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José M. Ameliach N.


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