¿Renace la URSS? Romper el cerco… ahora es cuándo

Para muchas naciones del hemisferio sur el renacimiento de la vieja Unión Soviética abre magnífica posibilidad para equiparar la contienda luchando por un crecimiento independiente y libertario

HACE MÁS DE 460 años, un joven mapuche llamado Leftraro aceptó calladamente transformarse en paje del capitán Pedro de Valdivia, a la sazón gobernador de la capitanía general de Chile, pues un motivo mayor movían su interés. Su decisión, aparentemente indicativa de respeto y obsecuencia, distaba mucho de ser sumisa, como bien quedó demostrado años más tarde cuando se convirtiera en el gran toqui Lautaro, quien, tal como la Historia recuerda, derrotó al gobernador español dándole muerte en la batalla de Tucapel, iniciando una potente embestida libertaria contra el invasor europeo.

Hoy, cinco siglos después de lo relatado, un nuevo imperio ha venido a instalarse en los territorios sitos al sur del río Bravo, avanzando hasta “la Antártica famosa”, como la describiera Alonso de Ercilla y Zúñiga.

Quien, por ser también hijo de este bello continente, debió haberse convertido en un buen hermano, Estados Unidos de Norteamérica, se transformó en nuestro peor predador, en un ‘amigo’ dedicado a expoliar nuestros recursos naturales y aherrojar nuestras libertades.
Ya lo había anticipado el ministro Diego Portales a su amigo y socio comercial José Cea en una epístola del mes de marzo de 1822: “Aunque no he hablado con nadie sobre este particular, voy a darle mi opinión. El Presidente de la Federación de Norte América, Mr. Monroe, ha dicho: “se reconoce que la América es para estos”. ¡Cuidado con salir de una dominación para caer en otra! Hay que desconfiar de esos señores que muy bien aprueban la obra de nuestros campeones de liberación, sin habernos ayudado en nada: he aquí la causa de mi temor. ¿Por qué ese afán de Estados Unidos en acreditar Ministros, delegados y en reconocer la independencia de América, sin molestarse ellos en nada? ¡Vaya un sistema curioso, mi amigo! Yo creo que todo esto obedece a un plan combinado de antemano; y ese sería así: hacer la conquista de América, no por las armas, sino por la influencia en toda esfera. Esto sucederá, tal vez no hoy; pero mañana sí”.

Y ocurrió. Hoy, EEUU tiene en su puño a varios gobiernos y partidos políticos de Latinoamérica, específica y principalmente a aquellos de algunas naciones de América central (Honduras, Guatemala, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico), así como también a los gobernantes de Colombia, Paraguay y Chile en Sudamérica.

Significativos contingentes militares se encuentran acantonados en algunas naciones sudamericanas. En Brasil, ocupando parte importante del territorio de Roraima (fronterizo con Venezuela), las tropas estadounidenses han establecido un ‘estado dentro del estado’, impidiendo el paso a los propios brasileños, con el deshuesado argumento de ‘luchar contra el narcotráfico y defender a las etnias originarias de la región’. ¿Defenderlas como lo han hecho en Irak y en Afganistán?

Sabido es que –hasta ayer- la mayor presencia militar estadounidense en América latina se situaba en Colombia. El objetivo de Washington en Sudamérica no es el narcotráfico, ni tampoco el combate contra las guerrillas de las FARC, sino, específicamente, apropiarse del petróleo venezolano y de la Amazonía con sus extensos recursos hídricos, minerales y forestales. El caucho, la madera, el petróleo, los diamantes, las hoyas hidrográficas…son elementos suficientes para tejer redes de engaño y adueñarse de un vasto territorio que el gigante brasileño comparte con Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia.

No se requiere contar con muchas luces para percatarse que desde la Amazonía el establishment norteamericano tendrá acceso directo (bélico, económico, mediático) a los países que actualmente no le son incondicionales, como Venezuela, Ecuador y Bolivia. Se trata entonces de una pre-invasión, o una pre-conquista de territorios que interesan a un dominador que, ante la comunidad internacional, carecía de argumentos para dejar caer sus ejércitos sobre ellos.

Pocas dudas caben respecto a que ese mismo ‘dominador’ ha avanzado hacia el sur en procura de los mayores recursos planetarios de agua dulce (glaciares, fiordos y campos de hielo) ubicados en la zona austral de Argentina y Chile. Cual plaga bíblica, el empresariado predador transnacional –con casa central en USA y protegido por las armas de esa nación- irá dejando en su avance una estela de territorios baldíos luego de explotarlos de forma inmisericorde, contaminando regiones y países, empobreciendo a las sociedades civiles locales y haciendo flamear la mentira de siempre: “estamos aquí en beneficio de la paz, la justicia y el progreso”…frases que acostumbraban pronunciar los imperios invasores registrados por la Historia.

Y le llegó el turno a Chile. Douglas Tompkins en la zona austral, la presencia en la Patagonia de miles y miles de “turistas” militares israelíes (principales aliados del imperio norteño), las transnacionales horadando el suelo patrio en procura de minerales, y la presencia militar estadounidense en Fuerte Aguayo, Concón, son pruebas irrefutables para demostrar a los chilenos que los invasores ya llegaron. Ya se instalaron. Ya están aquí. En realidad, llevan muchas décadas entre nosotros, actuando desde las sombras y usando ‘mano mora’ (léase UDI, RN y gran parte de la DC), pero ahora lo hacen desembozadamente, ‘legalmente’… gracias a los calzonudos yanaconas que hemos elegido como nuestros representantes.

Podríamos gastar páginas y más páginas mencionando todos y cada uno de los expolios cometidos por las plagas transnacionales en nuestro suelo. Podríamos, también, reiterar hasta el hartazgo los nombres de aquellos políticos ‘iscariotes’ que han permitido lo anterior, recibiendo las exiguas monedas que el mandante nórdico les lanza al aire como lo hacía el feudal con sus bufones. Pero, lo anterior parece tan inútil como regar el mar, pues la gente ya conoce los apellidos de los vendepatrias, la gente sabe que los cipayos anti chilenos son individuos como Pinochet, Leigh. Merino, Guzmán, Novoa, Cáceres, Délano, Büchi, Lavín, Piñera, Zaldívar, Aylwin, Lagos Escobar, Frei Ruiz-Tagle, Poniachick, Velasco y un largo etcétera que está cobijado por las sábanas del duopolio binominal Alianza-Concertación (rebautizada esta como Nueva-Mayoría).

¿Cómo lograr que el insaciable empresariado trasnacional –amparado e incentivado por el poder bélico del imperio norteño- cese en sus ambiciosos intentos por apoderarse y destrozar todos los territorios que le ofrecen posibilidades de expoliación a bajo costo? ¿Cómo enfrentar exitosamente a tamaño adversario? Por cierto, la solución no se encuentra en una lucha solitaria que pueda dar cada nación separadamente; tampoco el éxito se alcanzaría mediante la simple unidad política latinoamericana… eso es asunto sabido. Se requiere algo más, se necesita un apoyo de poderosos amigos… o de potentes naciones, aunque no sean tan ‘amigas’ como quisiéramos.

Los últimos acontecimientos en Europa del este, en Ucrania más específicamente, parecen señalar que la balanza del poder mundial retorna lentamente al equilibrio mostrado durante los decenios de la guerra fría. Es un hecho nada discutible que la vieja “madre Rusia” camina hacia la recomposición de la fortísima Unión Soviética. Quizás, esta vez sin una base ideológica tan severamente sólida como fue el marxismo leninismo en su momento, pero resulta difícil negar que el imperio soviético da claras señales de estar renaciendo desde sus propias cenizas… y qué bien por ello… qué bueno para nosotros, los países ubicados al sur del río Bravo, pues lo anterior (una URSS remasterizada) puede convertirse en un aliado de perlas, muy principalmente para romper el cerco y mantener a raya al ambicioso tío Sam y sus satélites sionistas, con lo cual se dispondría de tranquilidad y certeza en cuanto a lograr la unidad de nuestro subcontinente y –a la vez- tener un socio musculoso en los foros internacionales que abriría puertas y espacios para que nuestras voces y necesidades fuesen respetadas… y acogidas.

Ahora que la balanza del poder planetario ha comenzado a procurar el equilibrio de sus platillos, es el momento para que América latina rompa el cerco exigiendo respeto por sus pueblos y recursos naturales. Ahora es cuando. El magnífico Leftraro volvería entonces a gritar “libertad”….



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Arturo Alejandro Muñoz


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