La partida de Gabo hacia la inmortalidad

La eternidad te espera rodeado de una compañía leal y amorosa. Ahora tendremos que encontrarte o descubrirte al leer y releer tus libros, esos hijos pródigos.

Gabriel García Márquez ha desaparecido físicamente. Despues de los inicios de su vida presidida por los cien años de soledades en el pueblito colombiano de Aracataca, ese Macondo maravilloso y mágico, empezó su peregrinaje por Colombia y otros países, y durante su estancia en París, acuciado por las nostalgias y la falta de recursos financieros, empezó a dar riendas sueltas a su imaginación y fantasía para crear su obra que lo proyectaría años más tarde hacia la celebridad. A partir de entonces, su vida se haría más rica y fecunda, y después de cumplido su ciclo vital, el Gabo se despide, después de su ingreso hospitalario y posterior refugio en su vivienda como convaleciente, que todos presentíamos dolorosamente como el inicio de una muerte anunciada. En forma silenciosa, convertido en cenizas, empezará su tránsito hacia la inmortalidad, donde le espera su encuentro, en espíritu e ideas, con millones de personas durante siglos y milenios de compañía fraterna.

Muchos años después, frente a un espejo que reflejaba su imagen a los ochenta y siete años, quizás Gabriel José de la Concordia García Márquez no podía recordar con suficiente precisión el instante en que, por primera vez, le llamaron por el seudónimo de Gabito y más tarde Gabo, y muchos menos podría determinar cuántas veces en forma oral o escrita se le ha mencionado como equivalente a su nombre abreviado de Gabriel García Márquez.

El día 6 de marzo de este año, al celebrar su ochenta y siete aniversario, tal vez recordara, como el coronel Aureliano Buendía ante el pelotón de fusilamiento, aquel día remoto en que su padre lo tomara del brazo para descubrir un pedazo de mundo llamado Aracataca, en su Colombia natal, que su imaginación de entonces no podía predecir su semejanza con la aldea de Macondo que describiría muchos años después como un caserío “de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos”, que constituye el mundo maravilloso que se describe y narra en su novela “Cien años de soledad”.

Fue en aquel ambiente mágico y primigenio de Aracataca que el niño que luego sería el Gabo de verdad descubrió la filosofía que entrañaba la alharaca del gitano y alquimista Melquiades cuando pregonaba con áspero y estentóreo acento que “Las cosas tienen vida, todo es cuestión de despertarles el ánima.” Y el Gabo, heredero y atraído por un personaje de la comarca al estilo de José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun mas allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella imaginación creadora y el lenguaje mágico, no para desentrañar el oro de la tierra, que tal vez lo podía, sino para revelar el alma de la tierra que era un tesoro mayor.

Por tanto, al igual que los gitanos de Macondo, todos los años, por el mes de marzo, la familia garcíamarquiana, la cercana al Gabo, y la otra integrada por millones de personas que han vivido aventuras infinitas con sus personajes reales o de ficción y que les han tenido como compañía del corto o largo viaje de sus vidas, echaron una mirada hacia el Gabo para felicitarle y preguntarle qué nuevo descubrimiento les revelará en un día cualquiera del porvenir, a pesar de su edad y los achaques.

Gabriel García Márquez nació en 1927 y en 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura, a la edad de 55 años, según valorara el Comité del Nobel por “por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de un continente”

Entre sus obras se cuentan las siguientes: 1955:La hojarasca; 1961: El coronel no tiene quien le escriba; 1962: La mala hora; 1962: Los funerales de Mamá Grande; 1967: Cien años de soledad; 1968: Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo; 1970: Relato de un náufrago (reportaje publicado en 1955); 1973: Ojos de perro azul (libro recopilatorio de cuentos); 1973: Cuando era feliz e indocumentado; 1974: Chile, el golpe y los gringos; 1975: El otoño del patriarca; 1947-1972, 1976: Todos los cuentos; 1981:Crónica de una muerte anunciada; 1982: Viva Sandino; 1982: El secuestro; 1982: El olor de la guayaba; 1983: El asalto: el operativo con el que el FSLN se lanzó al mundo; 1985: El amor en los tiempos del cólera; 1986: La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile; 1989: El general en su laberinto; 1992: Doce cuentos peregrinos; 1994: Del amor y otros demonios; 1996: Noticia de un secuestro; 2002: Vivir para contarla; 2004: Memoria de mis putas tristes; 2010: Yo no vengo a decir un discurso; 1994: Diatriba de amor contra un hombre sentado (teatro) y varios libros de su obra periodística.

Si bien la obra de García Márquez es extensa tal como se infiere de sus numerosos libros, su vida es mucho más fructífera y vasta, pues se trata de un hombre público que ha participado en cuantos proyectos nobles y creativos han requerido de sus esfuerzos. Esa lucidez, generosidad y consecuencia de intelectual trasciende tanto o más que su obra, aunque existe un nexo inextricable entre creación y actuación que le confiere la grandeza mayor al Gabo.

Sus huellas están fundamentalmente en Colombia, el mundo intrínseco de su vida y obra; en Cuba, dónde el ser político, la otra dimensión del ser integral que era, conoció la dicha y responsabilidad de ser fundador de la Agencia de Noticias Prensa Latina, de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, de la Escuela Latinoamericana de Cine y del reclamo, el día fundacional, de que “se aceptan donaciones”. Y como algo también personal e íntimo, la amistad y compenetración con Fidel, de tal manera que, como parte importante de su trayectoria, aceptara a colaborar, a través de sus buenos oficios, en el mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, siendo portador de un mensaje de Fidel al presidente Clinton, en los meses previos al aprisionamiento injusto de los 5 Héroes cubanos. Estará tambiién el Gabo, y raigalmente, en su Méjico “lindo y querido”, que le acogió como un hijo, donde trabajó con el sello de iluminado y dijo adiós a la vida.

Así que vida eterna, Gabriel José de la Concordia García Márquez, es decir, Gabo, salvado sin la menor duda, gracias a una compañía inmensa de amores, de las posibles soledades que amenacen a la especie humana en los tiempos presentes y futuros. La eternidad te espera rodeado de una compañía leal y amorosa. Ahora tendremos que encontrarte o descubrirte al leer y releer tus libros, esos hijos pródigos.


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Wilkie Delgado Correa


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