En El Vaticano hay un ensordecedor ruido de sables; los cascos azules del Opus Dei allá son el equivalente de la MUD aquí, mientras que al parecer la Guardia Suiza lo es respecto a nuestra digna Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que valientemente pone el pecho para custodiar los sagrados valores de nuestra patria.
Ojalá la Guardia Suiza logre neutralizar a la “Cosa Nostra” del Opus Dei y evite el probable magnicidio contra Su Santidad El Papa, por éste haber pisado callos a la mafia ahí enquistada.
No es descabellado afirmar que el grupo de francotiradores que masacró al pueblo venezolano cuando el cruento golpe de Estado de abril de 2002, estuvo escondido en la Nunciatura Vaticana de entonces. Basta recordar al respecto que el prófugo de la justicia venezolana, Nixon Moreno, estuvo asilado ahí durante buen tiempo y que salió de ahí muy bien protegido en el carro del Nuncio, hasta la frontera colombiana.
¿Qué de raro tiene, entonces, que la Conferencia Episcopal conjunta con la tal nunciatura hayan guarecido a la cáfila de criminales aludidos, si es público y notorio que ellos asesinaron al propio Papa Juan Pablo I, por la misma causa que ahora esgrimen contra Su Santidad Francisco I?
Es público y notorio que el Cardenal Urosa y Monseñor Diego Padrón son ala de esa detestable secta -Opus Dei- y desde Carcas conspiran para que las gestiones de paz que SS Francisco avala para con Venezuela mediante el actual nuevo Nuncio Aldo Giordano, fracasen.
En tanto que hombre sin religión se me dice ateo, pero yo respeto al Jesús, así llamado, porque todo indica que fue un Líder inigualablemente bueno, no tengo testimonio de que Jesús sea hijo de Dios, un Dios al que nadie ha visto, un Dios que a mi modo de ver es un producto social, inventado por el hombre cuando trató de buscar explicación a los fenómenos y se quedó ahí, sin explicación asible, entonces inventó a Dios para justificarlo todo, ok, bien; pero, una cosa es hablar en nombre de ese Dios y hacer buena su obra, mientras que otra cosa es hablar de Jesús y prodigarse en la maldad y la maledicencia, inaceptable contradicción.
Quienes hablan en nombre de Jesús y de su posible Padre Dios, y a la vez hacen buena obra de paz y de misericordia, tienen en nosotros los ateos la mano tendida.
Es obvio, en consecuencia, aclarar que el alto clero venezolano se arropa con disfraz de cristianos y lo que son es una cáfila de diablos, tanto es así que son capaces de envenenar al mismísimo Papa si éste le pisa los callos.
Su Santidad Francisco, al que yo creí no hace mucho, del bando maléfico, dados los datos que de su persona tuve, hoy día demuestra ser un hombre admirable y por eso ofrezco públicamente mi respeto y esperanza de que Él, con su prestigio, nos ayude en la búsqueda de una paz sustentable.
El Opus Dei quiere “excomulgar” a Su Santidad Francisco con una copa de vino envenenada, por lo que hay que estar mosca.
¡Viva el Papa Francisco!