En años recientes ha habido más suicidios que nunca entre los agentes de la CIA –no es fácil consignar cifras exactas—la información es clasificada. Según las estadísticas, evidentemente maquilladas, la tasa anual de suicidios entre los militares es de 250 y 400 en comparación con la supuesta tasa de la CIA de 30 a 40.
En los casos de suicidios ellos tratan de evitar la publicidad cuando se trata de operativos trabajando de manera encubierta. Pero resulta difícil de ocultar todo cuando esto sucede entre funcionarios de alto rango. Según el “Washington Times”, un alto funcionario de la CIA murió aparentemente en un intento de suicidio cuando a fines de abril pasado sufrió grave daño luego de saltar desde un quinto piso de un edificio en Virginia del Norte. El vocero de la CIA, Christopher White, confirmó la muerte y dijo que el incidente no ocurrió en el cuartel general de la CIA en McLean, Virginia. “Podemos confirmar que se trata de una persona gravemente herida en una dependencia donde la agencia trabaja.” White señaló al “Washington Free Beacon” que “el herido fue trasladado rápidamente al hospital del área donde posteriormente falleció. Por razones de privacidad y el debido respeto a la familia, no damos por ahora mayores detalles.” El nombre del fallecido no fue mencionado por respeto a la privacidad de los miembros de la familia. Tampoco se mencionó la ubicación exacta donde ocurrió el hecho. El tiempo siguió su curso para aliviar la angustia post traumática de los parientes de la víctima, pero aun así, ninguna información adicional acerca del fallecido y las razones del suicidio han aparecido en la prensa.
¿Qué fue realmente lo que pasó? ¿Por qué un funcionario de alto rango haría tal cosa? ¿Sería realmente un suicidio?
Blogueros de Canadá y Estados Unidos ofrecen interpretaciones diferentes, algunos de ellos vale la pena mencionarlos.
Una de las razones podría ser la decisión tomada por el Comité de Inteligencia del Senado de publicar un informe sobre los métodos brutales de interrogatorio practicados por la CIA, como también por los servicios especiales de Rumania, Polonia, Lituania y otros países. El voluminoso documento menciona a cientos de casos de personas sospechosas de estar involucradas en actividades terroristas que fueron detenidas secretamente, llevadas a cárceles secretas de la CIA y torturadas para obligarlas a revelar la información requerida.
Las torturas masivas han hecho que muchos agentes de la CIA sean ascendidos, condecorados y reciban beneficios materiales por trabajar en condiciones extremadamente duras. Ellos creían que los registros de sus “heroicas hazañas” iban a ser enterrados para siempre en los archivos de la Agencia. Pero existen más casos en que los perpetradores cumpliendo órdenes criminales, afloran a la luz. Vídeos con imágenes horrendas de torturas se han publicado y han sido estudiadas por expertos para tarde o temprano ser empleadas como evidencia durante procesos judiciales iniciados por víctimas inocentes.
Una de las versiones sostiene que la víctima de suicidio quería escapar como lo hizo Edward Snowden. Él no podía perdonarle al sistema por incluir su nombre en una larga lista de aquellos que están involucrados en el establecimiento y operación de prisiones clandestinas en Europa Oriental. Seguro que él tenía mucho que contar, puesto que era miembro del círculo íntimo de John Brennan, incluso antes que este fuera nombrado director de la CIA. El auto asesinado estuvo involucrado en planificación y operaciones durante las guerras de Irak y Afganistán
Los blogueros dicen que se especializaba en Europa Oriental. Sus actividades recientes estaban centradas principalmente en Ucrania. Mantenía estrechos contactos con la Agencia de Inteligencia para la Defensa y la Agencia para el Control de Drogas. Sus actividades tenían relación con planes clandestinos para arrastrar a Ucrania fuera de la influencia de Rusia. Él conocía los nombres de los agentes de la CIA que actuaban encubiertos, incluyendo funcionarios de la junta.
Si hubiese escapado, hubiera podido emplear la información para su beneficio. Uno de los blogueros conjeturó que el funcionario de la CIA muerto quería explotar “una nueva bomba” publicando un tubazo con nuevas revelaciones acerca de las criminales actividades de los servicios especiales de Estados Unidos, pero sus intenciones fueron detectadas.
Cuando la alta jefatura de la CIA decidió que la mejor salida para terminar con el problema era hacer que él se suicidara, en tal caso, nadie investigaría y el caso quedaría en la sombra, los motivos del crimen y los nombres de los perpetradores. El gobierno y la CIA saben muy bien como ocultar los vínculos –ellos siempre eliminan a aquellos que lo hicieron. El suicidio se ha convertido en un hecho frecuente entre los militares y los mercenarios. Una vez de regreso en casa, muchos de ellos trataron de denunciar los crímenes cometidos por sus compatriotas contra los prisioneros de guerra y contra civiles. Algunos pusieron fin a sus vidas debido a la depresión. Pero la verdadera causa de sus muertes fue una sola, fueron zapped por agentes de seguridad interna de la CIA.
El director de la CIA, John Brennan, es el más alto funcionario que emite órdenes de eliminación física. Con gran fervor bloquea cualquier intento de denunciar las actividades de la inteligencia de Arabia Saudita y su participación en los ataques del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas. Brennan había tenido intensos contactos con los sauditas antes del trágico evento. A él le preocupaban los intentos de revisar el pasado. En el mes de febrero del 2013 el escritor Phillip Marshall, ex piloto de aviación y escritor reconocido fue encontrado muerto junto a sus dos hijos en su domicilio de California. Sus obras estaban principalmente dedicadas a los “aspectos oscuros” de la historia moderna de Estados Unidos. En su obra “The Big Bamboozle: 9/11 and The War on Terror” (“El Gran Misterio: El 11 de Septiembre y la Guerra Contra el Terrorismo”), publicado el año 2011 donde él plantea que no fue Al Kaida sino más bien funcionarios de gobierno de Estados Unidos y Arabia Saudita los que orquestaron el 11 de Septiembre. El libro menciona a John Brennan, entre otros personajes involucrados en el misterio de la voladura de las Torres. Los hijos de Marshall y hasta el perro de la familia fueron asesinados. La esposa ausente del periodista y madre de los niños, se encontraba en el exterior en el momento de los asesinatos.
Michael Mahon Hasting, reconocido periodista de los Rolling Stone, se informa que murió en un atroz accidente automovilístico de alta velocidad el 18 de junio del 2013 en Los Ángeles, California. El periodista había estado reuniendo reveladoras informaciones sobre John Brennan y se quejó de estar siendo seguido y hostilizado por la CIA y el FBI. Michael abiertamente expresó sus temores de convertirse en blanco de asesinato. El accidente confirmó sus aprehensiones. Se dice que hubo tres explosiones dentro del vehículo, pero aun así, no se realizó una investigación a fondo. Su cuerpo fue cremado sin la autorización de la su familia, destruyendo así potenciales evidencias que hubiesen podido contradecir la explicación que él murió en un accidente.
La reciente visita de John Brennan a Ucrania fue en parte dirigida para calmar las inquietudes de sus subordinados destacados en Kiev. Tuvo que convencerlos que no hubo ninguna filtración de informaciones que ocasionaran escandalosas revelaciones y su consiguiente daño a la cooperación de seguridad entre Ucrania y Estados Unidos. La Agencia Central de Inteligencia, CIA; el Buró Federal de Investigaciones, FBI; la Agencia de Inteligencia para la Defensa, DIA y la Agencia para el Control de Drogas, DEA continuarán con sus actividades de asesoría y otros esfuerzos que apuntan a la “estabilización” del país. Más asesores norteamericanos serán enviados a Ucrania para asistir a sus servicios de seguridad y resolver los problemas relacionados con la inestabilidad en la parte suroriental del país. Se supone que los asesores son los que intervendrán en vez de los comandantes militares ucranianos y dirigirán las operaciones de primera línea en la lucha contra los “separatistas”.
En todos los lugares donde estuvo Brennan durante su visita a Ucrania, siempre terminó sus intervenciones diciendo que “los ucranianos tienen derecho a resolver sus propios asuntos sin interferencias.” Si habría que creerle, esa sería la meta de Estados Unidos.
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona