La visión imperialista de la democracia y remodelación del Medio Oriente está en ruinas. Un convite ético a mantener la lucha por la independencia en Venezuela

La catastrófica devastación que actualmente padecen Irak, Afganistán, Libia, Siria, Yemen, Mali, Somalia, República Democrática del Congo, Palestina-Gaza, Donetsk y Luganks se coloca sobre todo lo demás. Cuando se toma nota de los hechos sobre el terreno resulta imposible recuperar la visión imperialista de convertir estos países en el ejemplo de la democracia y en el modelo de remodelación de Oriente (La primavera árabe) patrocinados por Estados Unidos.

IRAK

Desde la invasión norteamericana a Irak en 2003, los principales organismos mundiales de los Derechos Humanos (Global Research, Rapport Commissie-Davids, Media Luna Roja, ACNUR, entre otros.) han reconocido el sufrimiento irakí humano siguiente:

1.45 millones de muertos

5.0 millones de huérfanos

2.7  millones de desplazados internos

2.2  millones de refugiados

La devastación del país, la vuelta al retraso donde el 43% de la población vive en la mayor de las miserias y la violencia.

AFGANISTÁN

Desde la invasión norteamericana y sus aliados en 2001:

Más de 200,000 muertos y muchas ciudades destruidas

SIRIA

150,000 muertos

2.5 millones de desplazados internos

Casi ½ millón de refugiados

Muchas ciudades destruidas

LIBIA

Más de 200,000 muertos

Más de 2 millones de desplazados

Muchas hermosas ciudades y grandiosas obras de infraestructura destruidas

Con un Estado fallido donde reina la corrupción, la violencia y la represión

PALESTINA-FRANJA DE GAZA

En la última invasión israelita de mediados de 2014

1,889 muertos, en su mayoría niños

10,000 heridos, en su mayoría mujeres, ancianos y niños

½ millón de desplazados.

 

Lo mismo sucede en Yemen, República Democrática del Congo, Somalia, Mali, República Centroafricana y Sudán. Estados Unidos y sus aliados como Francia e Inglaterra han fundado el Talibán, Al Qaeda, Ansar al Sharia y el Ejército Islámico, el fenómeno de Las Maras en México y Centro América para establecerse y tomar el control de las zonas productoras de coltán, diamantes, madera, chocolate, uranio, gas natural, petróleo y agua.

Un elemento común de los países condenados por el imperialismo ha sido utilizar los activos de los Estados para beneficiar el progreso de su población, crear una reserva financiera gigantesca que permita desprenderse de los condicionamientos rentistas de los organismos internacionales como el BM, el FMI y la OMC, nacionalizar los recursos naturales, utilizar la renta de la explotación de estos recursos en los proyectos sociales de beneficio popular, producir una sociedad próspera, de vida pacífica y solidaria con los países más necesitados. Es decir una vida económica, política e ideológica independiente.

En este mundo actual de hegemonía imperialista los sistemas sociales que han respondido inclinándose por la vida independiente han sido intervenidos, destruidos, bloqueados o vulnerados con fuerzas terroristas y ejércitos de mercenarios asesinos que actúan en guerras prolongadas y devastadoras. Eso pasó en Irak, Libia, Yemen, Siria, El Congo, Afganistán, México, Centro América y los otros países destruidos por las fuerzas arrolladoras del capitalismo.

El dilema histórico que resulta de esta amenaza imperialista consiste en definir,

¿Quién determina a quién?

La visión de la democracia y del modelo de remodelación impulsado por Estados Unidos y sus aliados o la lucha por la independencia y el progreso sostenido por América Latina y los BRICS.

En perspectiva; sobre los hechos mencionados en los países destruidos por el imperialismo, es imposible levantar la visión de democracia y de remodelación patrocinados por Estados Unidos y sus aliados. Pues han sido los hechos en el terreno que han puesto en ruinas esta visión. Miremos lo siguiente:

Esa visión del mundo que se ha impuesto de manera extrema y brutal en Libia, Irak, Afganistán, Yemen, y los otros países mencionados, descansa en las tres medidas fundamentales del liberalismo:

  1. DESREGULACIÓN: Los gobiernos deben eliminar todas aquellas leyes y regulaciones que se interpongan en el camino de la acumulación de beneficios privados.
  2. PRIVATIZACIÓN DE ENTIDADES PÚBLICAS: Los gobiernos deben vender todos los activos que posean y que las corporaciones puedan gestionarlos en sus propios beneficios.
  3. RECORTES DE LOS SERVICIOS ESTATALES: Los gobiernos deben reducir drásticamente la financiación de los programas sociales.

Ellos invaden por los diamantes, el coltán, la madera, el chocolate, el uranio, el petróleo, gas natural, el agua, por las reservas financieras y los activos de los Estados. Para demoler los gobiernos no lacayos y establecerse en las zonas de producción han creado El Talibán, Al Qaeda, Ansar al Sharia, el Ejército Islámico y las Maras, que reavivan el nacionalismo fascista.

Es necesario reconocer que la contradicción principal de esta época no es la que se da entre el socialismo y el capitalismo; sino, la que se da entre el imperialismo y los países que luchan por su independencia. De ahí que mantener la independencia lograda durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del siglo XXI se ha convertido, en el más enfático desafío que enfrentan los países progresistas en estos últimos años del nuevo milenio.

La política guerrerista de aniquilamiento que los imperialistas norteamericanos y la otan impulsan en el planeta, no es solamente un peligro amenazante cotidiano, sino, una trágica realidad que ha hecho involucionar países y relaciones sociales  a la época del fascismo. Irak, Afganistán, Libia, Siria y Ucrania son los conmovedores ejemplos contemporáneos.

Por todo lo anterior, resultaría absurdo cualquier intento de encarar la situación con los escombros de esa visión del mundo que tanto daño ha ocasionado al planeta y a la humanidad.

Por ello, sostengo el convite ético a revolucionarios chavistas, socialistas, comunistas y de otras tendencias progresistas y críticas por mantener la lucha por la independencia, esa es la mejor y más digna manera de no caer en las maniobras y el terrorismo imperialistas. Los imperialistas ya no tienen salida, su visión del mundo está en escombros.

En la lucha por la independencia caben todas las corrientes políticas progresistas, democráticas, revolucionarias, socialistas, comunistas y otros.

Aunque cada corriente política social responde distinto a esta dramática situación de la época. Es vital coincidir en el objetivo estratégico revolucionario de la activación, movilización y educación política de las masas.

 



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Memo Fernández


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