El origen de masacres como la reciente de Ayotzinapa, en la que fueron capturados, torturados e incinerados vivos 43 estudiantes normalistas, es la profunda desigualdad entre clases sociales incompatibles.
El escenario mexicano, resaltado en la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero, no es la excepción sino la confirmación de prácticas que pueden remontarse, con referencias cercanas, al caso de la dramática e histórica masacre de Tlateloco en 1968, donde un número indeterminado de estudiantes fue asesinado en masa por las fuerzas represivas del Estado y su grupo paramilitar llamado Batallón Olimpia, más vecino y tutelado por el imperio estadounidense.
Lo cierto es que el reciente caso de Iguala, no es un hecho aislado. Muy fresco está también el caso de la masacre de Tlatlaya, ocurrido el 30 de junio de este año, en la que el mismo ejército mexicano ejecutó a 23 personas. Podrían enumerarse muchos otros con distinta cantidad de víctimas, a lo largo de todos estos años. Este, contra normalistas de Ayotzinapa que se movilizaban como parte de los preparativos para conmemorar, el pasado 2 de octubre, la matanza de Tlatelolco, ha sido considerado como el de mayor impacto desde 1968.
Triste, por decir lo menos, que la cantidad de muertos en cada acción represiva que combina la acción del ejército mexicano con la de paramilitares y narcotráfico, alentada por el terrorista imperio estadounidense, con asiento tan vecino al país azteca, sea lo que permita reaccionar a sociedades de conformistas e indiferentes, como los que hoy guardan silencio ante los hechos del estado de Guerrero y la recurrencia de otros similares de manera permanente.
Integrantes de la comunidad de normalistas de Ayotzinapa han dicho claramente que (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/10/11/tras-la-noche-de-iguala-el-movimiento-va-para-largo-normalista-sobreviviente-8226.html) "somos dos bandos. Lo que voy a decir tal vez haya quien lo considere como un discurso del pasado. Es la lucha de clases. No hay más. Para nosotros nuestra lucha es justa, para ellos es injusta", resaltando algo que la mediática reaccionaria y conservadora, a través de sus diversos medios, por el mundo, vende como anacrónico o propio de "izquierdistas trasnochados": la lucha de clases.
Aquí o por el mundo, en torno a nuestro país gira toda una guerra mediática, una sarta de cómicos de la farándula internacional que, en diversos momentos han corrido a gritar "SOS-Venezuela", creando escenarios que no existen ni han existido, pero que creen les darán dividendos internacionales y podrán generar desestabilización y hasta llegar a derrocar el gobierno revolucionario que encabeza el camarada Nicolás Maduro.
Esos mismos payasitos tarifados por el imperio y otras organizaciones que giran en torno a ellos, no han pronunciado un solo sos por las víctimas de Ayotzinapa ni por toda la tragedia terrorista que padece el pueblo mexicano en esa coalición del Estado con narcotraficantes y sicarios. Ellos quieren y procuran conseguir que países en revolución, como Venezuela y muchos otros de Nuestramérica, terminen sumidos al imperio, pierdan su soberanía y desistan de los caminos de liberación y del socialismo a los que, cada vez más, estamos enrumbados. Quisieran reproducir Ayotzinapas por todos nuestros pueblos, e imponer el fascismo, pero ¡NO PASARÁN!
Hoy, nuestro llamado a la solidaridad con las víctimas de Iguala es también a seguir construyendo la Patria socialista y "la Patria es América".