Huele a sangre, el Pueblo sabe cuando ese olor toca a la puerta. Viene buscando hijos de los humildes, los que arrean sus desventuras y son la presa más fácil.
Lo sucedido en Ayotzinapa, es tan cruel como las matanzas del período final del Porfirato. Los campesinos pauperizados estaban sometidos a tal esclavitud que les era casi imposible reventar sus cadenas; pero, el proletariado de los ferrocarriles, la pequeña industria, la minería, los artesanos y el comercio detonaron con toda la carga acumulada por casi 30 años de perfidia y vinieron los levantamientos en una y otra parte, respondidos de inmediato con el fuego del ejército de Porfirio Díaz y de los soldados importados por las compañías gringas. No hubo compasión. La sangre se escurría sobre la tierra y los cuerpos inertes yacían como ristras esperando que las mujeres y los niños de las familias les sepultaran… y junto a ellos se sepultaba también la rabia. Los miles de muertos de aquella época, le dolían poco a la oligarquía; y en general al país que no estaba enterado de tanta masacre porque la desinformación dominaba las páginas de la prensa, el correo era totalmente controlado, y el telégrafo filtraba cualquiera información sobre estas masacres. No olvidemos que Díaz introdujo el telégrafo en México para apoyar su control político. Un famoso telegrama del susodicho decía: ¡Mátenlos en Caliente! Para referirse a sus adversarios que debían dejar este mundo.
Sin embargo, la información viajó en los ferrocarriles que el mismo tirano desarrolló hasta completar unos 15 mil kilómetros de redes ferroviarias. En estos se transportaba, más que mercancías el sudor y la sangre del pueblo expoliado. También se difundió boca-oreja, hasta que resonó en los oídos de los campesinos desamparados. Aquellos que contaban con tan solo su fuerza de trabajo para producir en tierra ajena a unos patrones que los llevaron a un sistema esclavista disimulado en los discursos con las palabras modernidad y progreso; y en los hechos con las llamadas Haciendan Porfirianas, esclavistas, vejatorias de la dignidad humana.
Ya eran muchos los convencidos de salir del terror, hartos de la ignominia. El Porfirato fue la afrenta mexicana que no podía continuar y ese barril de pólvora que se sembró en el suelo mexicano con cada muerto de hambre o de bala, explotó. La Revolución Mexicana es la primera bendición popular a la libertad de los oprimidos del mundo, en el pasado siglo. Cruenta y extraña; paradójicamente, poco a poco triunfa para fracasar. El tiempo ha demostrado que el esfuerzo y el sacrificio de un pueblo fue traicionado, y México exhibe en su historia hermosos relatos de la gesta, pero esconde las grandes traiciones que han llevado a los campesinos y la inmensa masas de trabajadores públicos y privados a estar en condiciones similares a aquellas que fueron causa y origen de la Revolución.
Lo que hace más de un siglo fue el Plan de San Luis (1910) fundamentado en el resarcimiento a los desposeídos, hoy el Plan pudiera ser el de Ayotzinapa, el plan del dolor de madre, el plan del llanto por los hijos desaparecidos, el plan del dolor de la América entera que no termina de entender como la retrogradación de la Revolución Mexicana ha traído como consecuencia el apoderamiento de los espacios sociales y económicos por una clase comprometida con los peores males de la humanidad. Despotismo, crimen abierto, muerte selectiva, crímenes de Estado, relaciones dramáticas entre los poderes del Estado y el poder de la droga.
A veces tenemos la suerte de escuchar el canto de un Pueblo en la voz del Pueblo. Sin plagios, sin demagogia, sin más interés que ver a sus hijos regresar a la casa dónde viven, sus familiares claman con valentía y denuncian ante el mundo los hechos. Nada ha podido apagar su fortaleza, porque cuando se trata de dolor y dignidad juntas, no hay agua fría que aplaque los ánimos. Y, los poetas han comenzado a llamar a las musas que atienden el dolor, y la poesía se consolida como forma de protesta: Madre, si desaparezco ¿A dónde voy? Te buscaría sobre la tierra y debajo de esta….hasta encontrarte.
Cuando haya tiempo escuchen esto: https://www.youtube.com/watch?v=5BVcLp-WkO8 Cada poema que se ha escrito y recitado es más agudo y penetrante que las balas de todos los fusiles de Porfirio Díaz de aquel entonces o el poder del fuego de Estado mexicano y sus aliados narcos, en estos tiempos. ¿Qué está sucediendo en este mundo? ¿Qué diremos cuando del llanto se pase a los hechos? ¿Habrá una nueva Revolución Mexicana? ¿Cómo abrirá el año 2015 en México frente al clamor del Poder Popular que se está organizando?
La creación de los concejos municipales populares, por ahora, durante el fin del año 2014, constituidos solo en el estado de Guerrero, avanzará y es posible que den su fruto. La organización popular incipiente y el apoyo de los eternos herederos de las luchas revolucionarias, los que no han declinado un ápice los principios de la revolución, escucharán las lejanas proclamas "No vaciléis pues un momento: tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos…" Todo es posible.