La Derecha se conoce muy bien a sí misma y también a la izquierda…. mientras que esta es analfabeta en ambos casos, ya que desconoce sus fallas y aún no aprende que la Derecha es inmutable.
Caso PENTA, almuerzos extrañamente onerosos, historia de yates y cenas por mil dólares, escándalos políticos que van, vienen y vuelven…. etcétera. A río revuelto… ganancia de pescadores hábiles, y en este caso nadie lo ha hecho mejor que doña Lily Pérez, representante del grupo político escindido de la Alianza llamado ‘Amplitud’.
Luego de tantos dimes y diretes, resulta que ahora todos los miembros de las diversas cofradías partidistas, sin excepción, dicen ser "republicanos", cuestión que me hace dudar de la verdadera virtud del republicanismo cuando me percato que a él juran adherir hoy día viejos estandartes del totalitarismo pinochetista.
La Derecha –aunque muchos la consideremos extemporánea y poco ‘avispada’ - siempre ha sabido sacar maquila de todas las situaciones en las que se derraman escandaleras públicas. Cuando ella entra en problemas serios, se divide… pero lo hace con sapiencia, con un objetivo claro y una programación efectiva. Si la Derecha se separa no significa que se atomice dispuesta a enfrentar el requiescat in pace partidista. Lo hace para repartir sus huevos en varias canastas, lo cual le permite en el futuro mediato regresar a la unidad e instalarse con renovados bríos en el escenario político.
Muy por el contrario, la izquierda –cuando se divide (y siempre se divide)- demuestra de inmediato cuál ha sido su carencia principal, ya histórica: liderazgo. Cuesta muchísimo convertirse en líder de los cuadros izquierdistas, ya que en ellos predominan diversas tendencias que, en algunos casos, llegan a ser contrapuestas. Es que en la izquierda todos y cada uno de sus integrantes creen ser dueños de la verdad, del amor del pueblo y del programa de gobierno que el país requiere.
Recuerdo una festiva frase que se repetía en el viejo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile (en años previos a la dictadura), frase que en cierta medida reflejaba un hecho cierto: "en los partidos y grupos de la izquierda, el que menos puja caga un piano".
Es que en esos grupos, todos creen ser los más inteligentes, los más asertivos, honestos y aterrizados… por lo que difícilmente aceptan que venga un igual (o un menor) a darles instrucciones. ¿Aceptar órdenes de alguien que no ha leído "El 18 Brumario", ni tampoco "El Capital", ni a Lenin, ni a Althousser? ¡¡Jamás!! He ahí el gran problema de la izquierda, y me estoy refiriendo específicamente a la izquierda en serio, pues la otra, la que está en la Nueva Mayoría, con suerte logra tener peso para ser considerada socialdemócrata reconvertida a la fe capitalista y titulada como mayordomo de la derecha dura.
Esta última, en cambio, no se hace rollos ni líos. Tiene muy claro qué es lo que desea y qué es lo que rechaza. Entonces, cuando vienen los ventarrones y las tormentas, no se anda con chicas para desgranar su propio choclo y formar grupos menores los que salen al campo público criticando ácidamente al tronco madre, a la vez que ofrecen alianzas temporales con quienes eran, hasta poco tiempo, sus adversarios.
Pasado el temporal, atraídos por el imán del dinero y las finanzas, esos grupos regresan al seno fundamental, histórico e inmutable del conservadurismo clásico. Dejan tras de sí una estela de acuerdos menores, intrascendentes, con los que obnubilaron a los socialdemócratas inadvertidos, retardando eficazmente todo intento de reformas de fondo.
El problema, mi amigo, es que la Derecha se conoce muy bien a sí misma y también a la izquierda…. mientras que esta es analfabeta en ambos casos, ya que desconoce sus fallas y aún no aprende que la Derecha es inmutable, pues aunque pasen años, décadas y siglos, es siempre la misma… independientemente de los colgajos que de vez en cuando se desprenden –de forma temporal y programada- de su tronco principal.
Hoy, en medio del vendaval, los viejos patricios pinochetistas entienden que la moda necesaria se llama "republicanismo"… asunto que detestan, claro está, pero envían al campo político a algunos de sus escuadrones para marear al respetable electorado, y desde el corazón mismo de la coalición de las tiendas consideradas ‘progresistas’, ofrecer alianzas de corto aliento, destinadas, por supuesto, a ganar todo el tiempo que el tronco madre requiere para recomponer sus cuadros, fortalecerse y regresar a la lucha.
No es democrática, no es republicana… la Derecha sabe… la Derecha es pilla… la Derecha es PENTA, es Barrick, es Hidroaysén, es Fuerte Aguayo…