Chile: ¿Para quién trabaja realmente esa falsa izquierda oficial?

Derecha e Izquierda unidas jamás serán vencidas (Nicanor Parra). Alianza y Nueva Mayoría enfrascadas hoy en la misma misión: arrinconar al pueblo, mantenerlo -con engañifas- lo más lejos posible de la verdad y del poder soberano

Arturo Alejandro Muñoz

“No le crea, Arturito, no le crea… dele la orilla, péguelo a la banda, que no ‘dentre’, que no ‘dentre’… eso es… manténgalo en la raya”. Así me gritaba desde un costado de la cancha de fútbol en el estadio La Granja, don Checho, el entrenador de la 4ª Especial del club deportivo “América”, en Curicó, allá por el difuso año 1958. Yo era “marcador de punta izquierdo”, o número cuatro (siempre fui zurdo, incluso en el fútbol), y el puntero derecho del equipo contrario no debía “dentrar” ni acercarse al área.  No, poh, había que arrinconarlo en el banderín del ‘corner’. ¿Se entendió? Espero que sí.

La historia anterior puede replicarse en cuestiones políticas. Hasta hace algunas semanas, la derecha (Alianza, Evópoli, Amplitud y PRI)  y la Centroderecha (Nueva Mayoría: PDC, PPD, PRSD, PC, IC, MAS),  luchaban por arrinconar en el banderín de la esquina  a su oponente, pero el destape de la corruptela transversal ha unido ahora a ambas coaliciones y las ha conminado a designar un nuevo enemigo… pero en este caso, se trata de un enemigo común.   A ver… espere un segundo; ¿el PC, la IC y el MAS son centroderecha? Yo afirmo que sí, que lo son desde el momento mismo que aceptaron integrar el lote de mayordomos cuya misión ha sido administrar el sistema neoliberal salvaje, impuesto a bayonetazos por el empresariado nostálgico de los ‘Chicago boys’ y del pinochetismo.

A un significativo número de parlamentarios no les interesa el extenso campo de juego, pues se pelean por conseguir solo el área chica. Todos quieren llegar a ella. Para tales efectos están dispuestos a cambiar discurso y perder dignidad. Lo que se dice y promete en campaña sirve solo para la campaña. Lo que viene después es otro cuento, y poco importa qué opine o no opine un porcentaje de ese electorado que se tragó cuentos y ofertones (aun pispando que muchos eran “mulas” o “chantas”), pues si ya votó, entonces, que se aguante calladito y quieto hasta la próxima elección, porque en tal intermedio la mentada ‘democracia’ se va a las pailas, y lo único que interesa es cumplir los compromisos contraídos con los empresarios que financiaron las campañas, y que seguirán aportándoles millones de pesos al momento de legislar en beneficio exclusivo del capital. ¿El pueblo, el ciudadano ‘moya’? A la punta’el cerro… no inquieta ni preocupa… total, si ni siquiera protesta.

Lo concreto es que el escenario ha cambiado, y para peor, pues ambos bloques –Alianza y Nueva Mayoría-  se encuentran enfrascados hoy en la misma misión: arrinconar al pueblo, llevarlo a hombronazos y empujones hacia el banderín del corner para que le sea muy difícil intentar, desde ese lejano ángulo de la cancha, alguna jugada que pueda resultar en gol… como por ejemplo, darle a las organizaciones y movimientos sociales una estructura y un programa, cuestiones que requerirían primero contar con un liderazgo sólido. El temor a la Asamblea Constituyente, al pueblo movilizado, a una nueva Constitución Política nacida y propuesta desde las bases populares, son cuestiones que aterran a los primos hermanos del viejo duopolio.

Es tan fuerte el pánico que a ciertas autoridades regionales se les escapan algunas infidencias. Le ocurrió a la intendenta de la Región de O’Higgins el miércoles 4 de marzo en el Teatro Regional de Rancagua, con ocasión del  primer aniversario del actual gobierno (Miguel Littin estrenaba allí su película “Allende en el laberinto”, acompañado de la banda musical-folclórica Quilapayún).  Tal vez la emoción del momento y el verse rodeada de cientos de compañeros, además de casi todas las autoridades regionales (desde gobernadoras, seremis, varios Cores, tres alcaldes y el insípido diputado Felipe Letelier), le soltaron la lengua a doña Morín Contreras –la Intendenta- quien, en una parte de su alocución, manifestó que junto a la Presidenta Bachelet los siete partidos de la Nueva Mayoría -y las autoridades regionales- se encontraban trabajando esforzadamente para “continuar la senda del poder” (sic). ¿Quiso referirse a la senda del ‘progreso’, o por el contrario, hizo directa alusión a la senda del poder ‘total’, ese que permitiría a los ‘principales’ del duopolio y asociados sentarse sobre las mismas leyes que sus acólitos legislan en Valparaíso?

En la Nueva Mayoría aun no aquilatan el grado de peligrosidad que significa para este sistema seudo republicano la saga de ilícitos y mala administración que caracterizan al duopolio en general, lo que se refleja en los escuálidos porcentajes de aprobación ciudadana que muestran gobierno, partidos políticos y parlamentarios. Sólo les interesa “el poder”, por ello creen indispensable blindar a la Presidenta…les  es imperioso llevar al ciudadano y al pueblo mismo hacia el banderín del corner, alejarlo de la información, esconderle la verdad. Total, esa es una cuestión que conviene a todos, moros y cristianos, en la casta política… por ello ha sido estructurado (y alabado urbi et orbi) el Consejo Asesor Presidencial, espléndida ‘cachaña’ de último momento para mantener al respetable en la orilla, en la raya…  

Sin embargo, los muchachos de la Nueva Mayoría no han reparado que en este escenario, el cual cada vez se asemeja más al cuento de Blanca Nieves, pareciera que los siete partidos del bloque oficialista replican lo hecho por lo siete enanitos del cuento. ¿Habrán olvidado que en esa historia infantil los enanos trabajaron como ídem solo para que apareciera el hijo del feudal y se llevara a Blanca Nieves a su castillo?



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Arturo Alejandro Muñoz


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