El arzobispo rojo

Un fantasma recorre a Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada contra ese fantasma… son estás las célebres palabras con las que Marx y Engels, en febrero de 1848, dan inicio a la primera publicación del Manifiesto Comunista. En aquella cruzada participan el Papa Pío IX, electo dos años antes de la edición del manifiesto. Su postura liberal lo hizo enemigo del socialismo. Mitternich y Guizot, quienes aparecen citados en el texto también se empataron en la comparsa anticomunista: el primero, canciller para entonces del Imperio Austriaco, capitaneaba a los reaccionarios europeos y el segundo, notorio historiador, ministro de Francia e ideólogo de la oligarquía industrial-financiera. Guizot desterró a Marx de París. Hasta los radicales franceses y los polizontes alemanas se empataron en aquella santa alianza contra las ideas comunistas. Dicen Marx y Engels: De este hecho resulta una doble enseñanza. ¿Qué partido de la oposición no ha sido tachado de comunista por sus adversarios en el poder? ¿Qué partido de oposición, a su vez, no ha lanzado, tanto a los representantes de la oposición más avanzados como a sus enemigos reaccionarios, la acusación de comunista? (Marx Engels. El Manifiesto Comunista. (Ediciones La Oveja descarriada. Edición ilustrada, s / f).

A ese fantasma, al parecer, las fuerzas reaccionarias y las oligarquías, de la más variada estirpe, lo vieron recorrer, nuevamente, al mundo, por lo menos oficialmente, desde aquella convocatoria histórica y trascendente que se abrió paso el 11 de octubre de 1962, encuentro organizado y convocado por aquel bucólico y humilde presbítero, nacido en Sotto il Monte, Bérgamo, llamado Angelo Giuseppe Roncalli, quien sería el Sumo Pontífice, número 261, de la Iglesia Católica, entre los años 1958 a 1963, Su Santidad, Ioannes PP. XXIII, Juan XXIII, quien tuvo la osadía de organizar, convocar y llevar a cabo la realización del Concilio Ecuménico Vaticano II. En esas andanzas, el fantasma del comunismo, también, le vieron transitar, andar y desandar, por América Latina, concretamente en las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano II, Medellín, Colombia, 1968; III, Puebla, México, 1979 y IV, Santo Domingo, República Dominicana, 1992. Un neomacarthismo religioso fue la única respuesta que dieron las oligarquías capitalistas, en santa cruzada, contra esa fantasma, la opción preferencial por los pobres, incuso hasta llegar a su cruel asesinato.

Semejante situación vivió el padre Hélder Cámara, a quien por su decidida y militante elección preferencial por los menesterosos (as) le hizo ganar el calificativo de comunista. El Arzobispo Rojo lo llamaron. No es mentira que en Puebla manifestantes, pagados en dólares por la CIA, salieron con pancartas expresando un rechazo a los Curas Comunistas, a los Curas Rojos. La clara resistencia contra la dictadura, (1964-1985), de los gorilas militares del Brasil, su decidida vía por los derechos humanos y el no trepidar en las denuncias de las injusticias, significaron suficientes razones para emprender una sistemática persecución contra el padre, por parte de los militares. Incómodo el curita ese. Monseñor Cámara no sólo fue vetado, sino que, incluso, se llegó a prohibir cualquier referencia sobre el mismo, en todos los medios de comunicación. El Arzobispo quedó aislado de la opinión pública brasileña. Habría que evocar las palabras llenas de sapiencia y compromiso de otro sacerdote, Arzobispo de san Salvador, asesinado, un 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba la liturgia en una humilde iglesia de un hospital, Monseñor Óscar Arnulfo Romero: La persecución es algo necesario en la Iglesia ¿Saben por qué? La verdad siempre es perseguida. Una Iglesia que no sufre persecución, sino que está disfrutando los privilegios y los apoyos de las cosas de la tierra, ¡tengan cuidado! No es la verdadera Iglesia de Jesucristo.

El acoso de los gorilas de la dictadura militar de Brasil a Mons. Cámara fue producto del apostolado de la fe por los pobres de la tierra. Ya para cuando es ordenado sacerdote, con apenas 22 años y con la venia de la Santa Sede porque no tenía la edad requerida, el 15 de agosto de 1931, ese mismo año, crea una Legión del Trabajo como para citar al poeta André Eloy Blanco, trabajo es lo que hay que dar / y su valor al trabajo. Al año siguiente se empata en organizar la Sindicalización Obrera Femenina Católica. La participación no puede ser más ilustrativa de su opción con los pobres de la tierra/ quiero yo mi suerte echar: lavanderas, aseadores y empleadas domésticas son quienes cultivan el proyecto. Quizás podría inferirse lo del lema de su escudo como obispo: In Manibus Tuis, En tus manos: en las manos de esa tríada maravillosa, tres en uno y uno en tres, Padre, Hijo y Espíritu Santo, encomienda su espíritu, y en las manos del Pueblo Oprimido, su acción revolucionaria. La acción liberadora del oprimido (a), y la fe cristiana en una praxis por la redención de ese ser humano del pecado social y personal, se expresan en una de sus contundentes máximas: La salvación liberadora comienza ya en este mundo. (Revista SIC. Abril 1969. N° 314).

Transitar por la palabra de Monseñor Hélder Cámara, necesariamente, increpa, invoca, denuncia y trenza lo que debe ser el amor al prójimo. Sacude la existencia cristiana, tejiendo un llamado de conversión decidida y permanente, sin reposo sin vacilaciones, por la humanidad doliente. Cada expresión se asoma como un todo único, orgánico y polémico de contundente fe revolucionaria, de realización plena de la naturaleza humana, de compromiso con la praxis cotidiana cristiana por la dignificar al oprimido u oprimida. Desde un histórico contexto social determinado, apunta al futuro de la civilización del amor. Cuando sueñas solo, sólo es un sueño; cuando sueñas con otros, es el comienzo de la realidad. ¿La gente se te hace pesada? No te la cargues en tu espalda, llévatela a tu corazón. Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre, me llamaron comunista. Siempre que busqué defender a los pobres, la Iglesia me acusó de hacer política. Muchos de los líderes de la Acción Católica fueron encarcelados, como también militantes obreros y de los sindicatos rurales, además de miembros del Congreso, escritores y periodistas, de modo que yo debía tener el coraje de hablar como Arzobispo de Recife sobre la importancia de la libertad, de la justicia y de la verdad en esa hora decisiva. Feliz de quién cruza la vida entera teniendo mil razones para vivir. Y cada ser humano, hombre o mujer, agobiado o subyugada, significó, para este sacerdote diocesano, una y mil razones para vivir plenamente el ser cristiano.

Seguramente los invasores holandeses arribaron a aquel terruño impensable, hacia el año 1649 y construyeron un fuerte. 87 años después, la manía de los evangelizadores de poner nombres cristianos a cuanto pueblo decían que fundaban, culminaría llamándose: Fortaleza de Nuestra Señora de la Asunción. Una ciudad de apenas 21 metros sobre el nivel mar, lo que la hace un territorio costero, de un poco más de 300 kilómetros cuadrados, de 34 playas, siendo la 5ta ciudad más grande de Brasil. Allí nación Hélder Pessoa Cámara, transitaba la primera década del siglo XX, un 7 de febrero de 1909. 43 años después, entre el 3 de marzo al 20 de abril de 1952, pasa de ser obispo auxiliar a obispo, y culmina siendo arzobispo de Olinda y Recife, Pernambuco, el 12 de marzo de 1964 hasta el 2 de abril de 1985. Ha sido el único brasileño propuesto 4 veces para ser el Premio Nobel de la Paz. Aquel imberbe, que llegó a los 14 años al seminario, culminó con sedas licenciaturas en Filosofía y Teología.

Sus actividades abarcaron la educación pública, así como la dirección de la enseñanza de la religión. Trabajó con la emigración, promotor del colegiado de obispos y alto pana de Pablo IV. Secretario General de la Conferencia Episcopal de Brasil e propulsor de los conjuntos habitacionales para las familias de las favelas. Fundador del Banco de Provincia, que atendía a humildes y desasistidos y, durante más de tres décadas y media, fue delegado del obispado brasileño al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Creó el Movimiento de Hermanos, la Comisión de Justicia y de Paz e impulsaría a las Comunidades Eclesiales de Base. Líder de los derechos humanos, promovió el Movimiento de la No Violencia Activa. Su poder de convocatoria, y capacidad de maniobra, facilitaron, en el año 1955, la realización del XXXVI el Congreso Eucarístico Internacional.

El 16 de noviembre de 1965, en el marco del Concilio Vaticano II, una cuarentena de presbíteros católicos, incluyendo a varios obispos de América Latina, firmaron un documento histórico, luego de oficiar la Santa Misa, en la Catacumba de Domitila. Se comprometían a llevar una vida de sencillez y de condición ordinaria, desprovista de posesiones, rechazar títulos y privilegios y emprender una práctica de comprometida conducta orientada con los pobres y trabajadores (as) e impulsar el advenimiento de otro orden social. Roma sería el escenario de aquel trascendente acuerdo. Monseñor Hélder Cámara, siendo Padre Conciliar, fue uno de los postulantes y firmante del Pacto de las Catacumbas. Son trece las cláusulas del mismo. Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población…renunciamos para siempre a la apariencia y a la realidad de la riqueza. No poseeremos inmuebles ni muebles, ni cuenta bancaria a nuestro nombre…confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos…conscientes de su papel apostólico... preferimos ser llamados con el nombre evangélico de Padre… Evitaremos todo aquello que pueda parecer privilegio, prioridades o cualquier preferencia por los ricos… evitares lisonjear la vanidad… Daremos todo lo necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios al servicio apostólico y pastoral de las personas y grupos trabajadores y económicamente débiles…, sólo para citar algunos, Que Dios nos ayude a ser fieles, culmina. El Pacto de las Catacumbas, se dice que constituye un documento antecesor de la Teología de la Liberación.

Arriba a las 75 ruedas, que implicaba, de cualquier manera, su retiro oficial del sacerdocio, pero en 15 años más hizo de su vida una batalla por lo bueno y lo justo; la paz y la justicia social. En los cuartos de la iglesia de las Fronteras, en Recife, un 27 de agosto de 1999, a los 90 años, quedó sembrado, quien fue el Padre Conciliar de la Iglesia de los Pobres. Un 15 de agosto de 1965 ya arribaría a los sesenta años de edad y también se hizo protagonista y cómplice de la redacción y firma del Manifiesto de los 18 Obispos, los cuales apoyaron la Encíclica Populorum Progressio y comparte con su Santidad Pablo IV la resuelta toma de posición contra los opresores del mundo de los humildes, de los pobres. El Socialismo Cristiano parece asomarse con la resuelta propuesta de absoluta libertad de fe, dialogo interreligioso, sin totalitarismos trasnochados…

Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor…, dice el introito, de la oración cantada, al inicio de la liturgia de El Día del Señor. La inferencia podría resultar contundente, quizás un anuncio, una moción de fe compartida, que tiene que ser práctica decidida y definitiva: Si el Cristianismo, particularmente el Catolicismo Institucional, no tiene la decidida praxis de la transformación social para la construcción de un nuevo orden social, la Sociedad el Amor, de los explotados y explotadas, oprimidos y oprimidas de la humanidad doliente, y los pobres de América Latina; entonces la Fe Popular, nuestra Religiosidad Popular, es y será siempre la manera de asistir a la vida, y ha sido y es ahora resistencia cultural y forma parte orgánica y opción espiritual del socialismo del siglo XXI. Toda la Iglesia Católica, en tanto que oligarquía, podría estar haciendo el triste, menor y célebre papel, no más que del Opio de los Pueblos. Que Dios nos ayude a ser fieles, dijo Cámara y sus panas curas en el cierre de aquel documento. Se asoma, por bueno, evocar, también, la máxima que dijo aquel padre de medias rotas, italiano, del medioevo, atropellado de una escandalosa humildad, el gran Felipo Neri: Sean buenos, si pueden. Buena Pascua.



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Efraín Valenzuela

Católico, comunista, bolivariano y chavista. Caraqueño de la parroquia 23 de Enero, donde desde pequeño anduvo metido en peos. Especializado en Legislación Cultural, Cultura Festiva, Municipio y Cultura y Religiosidad Popular.

 efrainvalentutor@gmail.com

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