Era imposible ya que siguiese manteniéndose, con su cara tan lavada, en los más altos niveles del poder, teniendo tan grueso y largo rabo de paja. Yo conocí a Luis hace unos veinte años, cuando se estaba iniciando en la política del manipuleo y se estaba haciendo un puesto firme en la dirección de diario Fronteras, en Mérida. Allí no se publicaba nada que atacase a los intereses de los ganaderos de la Culata que envenenan el 80% del agua potable que toma la ciudad de Mérida. Desde este diario, Luis se encargaba de cuidar la “muy buena” reputación de los más poderosos sinvergüenzas del Estado Mérida.
Luis nunca estuvo de acuerdo con el golpe del 4-F, y cuando le llevaban escritos a favor de Chávez, decía que éste era un loquito, y que no lo fastidiaran con el tema. Esto lo dije yo en un reportaje por La Razón hace cuatro años. Anduvo Luis, desesperadamente, siempre procurando hacerse un cargo que algún día lo pudiese proyectar, como un pez gordo, en la capital. Sabía merodear el tipo, y en todos los guisos del Estado estaba como un pimentón. Por un tiempo se dedicó de lleno a escalar posiciones dentro del MAS. Se hizo amigo de Alberto Arvelo, quien era Secretario del MAS en el Estado. Y cogiendo de aquí, y apoyándose allá, llegó a ser concejal. Se hizo abogado de puro papel con la ayuda de profesores claves en la Facultad de Ciencias Jurídicas. Iba de mujeres en mujeres que le pudieran ir elevando hacia buenas posiciones. Comenzó una relación amorosa con la viuda de Monsalve, quien era la dueña del diario Frontera y se convirtió en el Director de Frontera. Logró, pues ser director de un diario adeco.
Trató de ser candidato a alcalde, con el apoyo del entonces copeyano Rondón Nucete. Sin dejar la dirección del diario, al cual concurría de 17 a 19 hs., logró que un acuerdo de fracciones le permitiera ser designado Contralor del Estado. Más adelante consiguió que lo transfirieran a la Facultad de Derecho, y formó parte del grupo de Gromiko (el decano que ingresó como profesor con un documento falsificado). Como profesor casi nunca dio clases. Al iniciarse el periodo chavista, obtuvo nuevamente el cargo de Contralor del Estado. Como el Contralor Interno de la Universidad, Darío León, no era sumiso a los dictámenes de Pachano%2