Este lunes mueren dos realistas mágicos de la literatura: Eduardo Galeano y Günter Grass.
¡Quien en América Latina no creaba una historia sobre cómo había hecho para leer las 379 páginas de Las venas abiertas de América Latina! Que en cada viaje hacia el trabajo en el metro, en el autobús, prestando por ratos en la biblioteca, llegando a la biblioteca a leerlo por entregas, dándoselo a Obama…El de, ¡el futbol es una pasión! Y la descripción de la vergonzosa y voraz explotación que las transnacionales, principalmente inglesas y norteamericanas, llevan a cabo sobre los recursos naturales y el hombre latinoamericano, murió hoy.
También, para acompañarle en el viaje a la eternidad de la historia, partió con él, Günter Grass, el de “El Tambor de hojalata”. El de las denuncias del fascismo y la posición pacifista. De los movimientos mágicos temporales invocados por el tambor, ver la realidad como niño y como adulto. Ver el sufrimiento humano y la inestabilidad del amor, personal y social provocado por la guerra fascista.
La muerte de estos laureados y muy populares escritores, representa una sensible baja en la literatura progresista mundial, Y tanto el realismo, como la magia de ambos continúan proporcionalmente en sus obras, como en la realidad que ellos captaron, para el disfrute espiritual de los seres humanos.
Cuando vemos las escuadras de mujeres Sirias combatiendo y derrotando a los terroristas del Estado Islámico, y una América Latina que se defiende colectivamente ante las agresiones imperialistas. Cuando vemos a un pueblo griego dando un giro electoral con Tsipras y a españoles buscar en el movimiento de Pablo Iglesias salidas a la crisis que agobia al pueblo…y otros acontecimientos de los pueblos, podemos decir que la magia creadora humana sigue.