Chile: La crisis existe, el sistema naufraga, ¿qué hacer?

El tiempo se agotó. La paciencia ciudadana también. Llegó la hora de las definiciones. El sistema experimenta arritmia severa. ¿Cambios profundos, o más de lo mismo?

El gobierno chileno no entiende, la oposición no entiende… parlamentarios y dirigentes políticos de los dos bloques principales tampoco entienden. O tal vez sí entienden, y debido a ello se ponen violentamente de pie, sacan las garras y amenazan a la civilidad con las penas del infierno (“si se llama a elecciones parlamentarias anticipadas no habrá nueva Constitución”…”si ello ocurre podría arribar a La Moneda un populista, o quizá un dictadorzuelo”). ¿Mensaje oculto, y entre líneas, para el generalato de las fuerzas armadas? Después de todo- y mal que mal- en nuestro país, las amenazas (por espurias que sean) suelen surtir efectos electorales. Eso ya lo hemos vivido en más de una oportunidad.
Me pregunto cuántos dictadores habrán arribado a ciertos países de Europa occidental en las últimas cinco décadas, ya que en esas naciones se acostumbra adelantar elecciones cada vez que hay una crisis, y muchas de ellas son menores y más tibias que la zamacueca de las corruptelas que atenaza hoy a Chile.

Los senadores actuales han cerrado filas en defensa de sus prerrogativas, privilegios y dietas ‘miserables’. Aseguran que solo el parlamento puede redactar o propugnar un nuevo texto constitucional. ¿Este Parlamento? No nos hagan enrabiar, honorables crápulas del Senado. Bien se sabe que para aprobar una reforma constitucional que permita convocar a un plebiscito para asuntos de nueva Constitución requiere quorum de 3/5; vale decir, 23 votos en el Senado y 72 en la Cámara baja. ¿Están asegurados hoy esos quórum para lograr el objetivo señalado? ¿O es necesario adelantar elecciones parlamentarias, y que el pueblo se juegue el todo o nada en la búsqueda de mayorías que legislen a favor de lo ya dicho? Es un albur, por cierto… pero puede que haya llegado la hora de apostar todas las fichas en una sola jugada, de una buena vez.

Lo anterior no es un tiro al aire ni un despropósito, pues nadie puede negar que la crisis ya se instaló en Pelotillehue, ¿y cómo salir de ella sin degollar la democracia ni esclavizar la Justicia? Tal vez la pregunta esté mal formulada, ya que la actual situación es crítica precisamente porque no hay democracia verdadera y porque la Justicia se quitó la venda que cubría sus ojos. Ya nadie es creíble… ni usted, ni yo, ni los de la vereda del frente. Nadie.

El país se enfrenta a pocas alternativas para solucionar el problema de fondo, que es la crisis del sistema, la ilegitimidad de las instituciones y el descrédito total, absoluto, de la actual casta política. Bien, pues, ¿cuáles son entonces las alternativas que podrían resolver estos intríngulis? No me venga con cuentos, querido lector… usted las conoce, las ha sopesado más de alguna vez… por eso ya es hora de que tome ubicación en la trinchera que le corresponde y no siga esquivando el bulto a la realidad..

Hablando en claro castellano (y en mejor ‘chileno’), las alternativas que el actual gobierno tiene para salir de este intríngulis son las siguientes; usted elija, pero jamás olvide que la soberanía reside en el pueblo, y no en las mentadas y escuálidas “instituciones que (mal) funcionan”:

1.Constituir una comisión de extensa participación partidista que se encargue de preparar borrador de un nuevo texto constitucional, que sería solo una decoración del actual y contaría con el visto bueno de La Moneda, así como también de algunas tiendas partidistas, en concreto: PDC, PPD, UDI, RN y un sector del PS.

2. Proponer reforma constitucional que permita convocar a plebiscito para aprobar un nuevo, moderno, democrático y participativo texto constitucional.

3. Un llamado del Ejecutivo a los partidos que integran el oficialismo a objeto de iniciar trabajos en orden a estructurar una Asamblea Constituyente que, con plazos definidos, entregue al país – a modo de proposición que debería ser discutida a todo nivel- una nueva Constitución Política del Estado.

4. El Ejecutivo decida adelantar las elecciones parlamentarias para dar corte definitivo a un Congreso Nacional que no se encuentra legitimado ante el elector ni ante la sociedad toda.

5. Que todo siga igual a como se encuentra en este momento, aunque con maquillajes coloridos, ejemplo: los dos bloques políticos principales logran “acuerdo” para legislar sanciones futuras a quienes cometan dolos e ilícitos similares a los ya conocidos, pero soslayando sanciones a los actuales involucrados en casos Caval, SQM y Penta, lo que significaría concretar aquello que el diputad Pepe Auth (PPD) mencionó a Radio Zero: “si todos son culpables llegamos al punto que nadie es culpable”.

Este última alternativa, que resulta ser la que cuenta con mayor probabilidad de ocurrencia, podría provocar no tan solo una avalancha de críticas y reclamos ciudadanos, sino también violentos eventos callejeros que llevarían al país a vivir serios trastornos. Por cierto, las alternativas signadas con los números 2,3 y 4 son –ya hoy- rechazadas de plano por la casta política, cuestión que afirma la acusación de inmovilismo totalitario con que amplios sectores acusan a gobierno y oposición.

Los políticos del duopolio derechista y centroderechista (Alianza y Nueva Mayoría respectivamente), así como los mega empresarios de SOFOFA, CPC y Casa Piedra, aseguran, que sí, que esa es la forma en que debe actuarse… pero, es asunto irrefutable que la gente opina de manera muy distinta.

La crisis ya está aquí, instalada y sólida… la discrepancia insalvable que enfrenta cara a cara a las mafias políticas-empresariales con la ciudadanía y el pueblo trabajador, también lo está.




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Arturo Alejandro Muñoz


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