Cuba y Francia

A partir del desembarco del Granma el 2 de enero de 1956, encabezada por Fidel, se dio el hecho singular de que, en aquellas circunstancias adversas, tanto el Che Guevara como Raúl Castro pensaran estudiar el idioma francés junto a otras materias.

La reciente visita a Cuba del presidente de Francia, Francois Hollande, marca un hito importante en las relaciones entre los dos países, por ser el primer presidente que lo realiza en más de un siglo de estas, y representar un gesto que debe tener una influencia decisiva en el abandono definitivo de la llamada "política común europea", establecida como un acto de sumisión de Europa ante el encargo de los Estados Unidos.

En la voz del presidente galo se han reflejado determinadas ideas que sirven para valorar la significación de este acontecimiento, como son las siguientes:

"Creo que mi ejemplo va a ser imitado por otros, y que van a recibir ustedes muchas otras visitas de dirigentes europeos".

La afirmación anterior demuestra que Cuba ha pasado a ser -¡quién lo diría!- de Isla prohibida, a isla permitida y reconocida.

Expresó el mandatario que venir a Cuba "es venir a un país que representa para América Latina una forma de expresión de la dignidad y la independencia."

Este es un descubrimiento que, aunque tardío por parte de la dirigencia europea, guarda respeto a una verdad histórica, ya que desde el mismo triunfo de la Revolución Cubana ello había sido patentado por los pueblos de Nuestra América y otros muchos pueblos del mundo.

Hollande señaló, además, los vínculos seculares que han unido a Cuba, Francia y América Latina.

Y, efectivamente, pudieran señalarse muchos aspectos que reflejan la influencia de los acontecimientos en Francia y los ligados con la población francesa en la historia de Cuba, y cómo los emigrados franceses y las dotaciones de esclavos encontraron refugio, asentamiento e integración en Cuba durante la revolución haitiana, así como en otras épocas posteriores, contribuyendo al acerbo social y cultural de la futura nación cubana.

Un aspecto que merece destaque fue la inauguración en La Habana de la sede de la Allianza Francesa en Cuba, calificada por Hollande "la más bonita del mundo", y que cuenta con una matrícula de más de 12 000 alumnos.

Un dato de interés histórico aportado por Hollande fue que la Alliaza Francesa llegó a Cuba en 1959, gracias al impulso de Ernesto "Che" Guevara, quien fue estudiante en esa instutución en Argentina.

Es indudable que esta organización ha hecho una contribución extraordinaria al fomento de las relaciones de colaboración en lo social y cultural entre nuestros dos pueblos, estableciendo nexos con muchas instituciones del país y con miles de ciudadanos cubanos.

Sobre estos aspectos de nuestra historia común, quizás sean oportunas y convenientes algunas precisiones que mantengan vigentes hechos que la han jalonado.

Es conocido que el día 20 de octubre de 1968 Perucho Figueredo puso letra a la marcha musical denominada la Bayamesa, estrenada en una fecha anterior en un oficio religioso ante el Gobernador de la ciudad, y fue entonada por la población victoriosa de la ciudad de Bayamo, y quizás sea menos conocido que la marcha o himno fue encargado por los patriotas para que fuese nuestra Marsellesa (himno fránces), en la cual estuvo inspirada.

La trayectoria revolucionaria de Céspedes se inició en España con la participación en la insurrección del General Prim en 1843. Tuvo que salir como exiliado hacia Francia. Después recorrió Inglaterra, Suiza, Turquía, Grecia, Alemania e Italia. Regresó a Cuba en 1844.

Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, primer presidente de la República de Cuba en Armas trató de forjar las relaciones diplomáticas con otros gobiernos del mundo. Y lógicamente la República Francesa también mereció la atención del gobierno cubano, y en fecha 5 de noviembre de 1870, Céspedes se dirigió al gobierno provisional, con un mensaje muy significativo y que constituye la primera piedra fundacional de las relaciones por parte de Cuba, aunque no fuera reciprocada entonces por la parte francesa. El mensaje dice lo siguiente:

"El pueblo de Cuba sin el más pequeño auxilio de nadie, se halla laboriosamente conquistando su independencia, inspirado de noble admiración al advenimiento de la República que habéis proclamado, responde a un grato sentimiento, hijo de la libertad, que con un lazo común vincula a países de unas mismas aspiraciones generosas, saludando en el colmo del júbilo a tan fausto y glorioso acontecimiento. Porque ¿quién no ve en los dos luminares que han vuelto a aparecer en el hermoso cielo de Francia 92 y el 48 la infalible señal del triunfo de la Libertad y un feliz mensajero de las legítimas esperanzas de todos los pueblos que luchan contra la tiranía?

Intérprete yo del de Cuba, elevo las más fervientes preces al Ser Supremo para que proteja y mantenga incólume esa gran Institución, arca santa de los derechos del pueblo guardada con religiosa veneración en lo más íntimo del corazón de la Francia a pesar de sus adversos destinos.

Dígnese el Gobierno de la República aceptar estos sinceros votos del pueblo cubano, y en particular del que tiene la honra de representarlo."

Pero si no bastase lo anterior, Céspedes hubo de dar constancia, en sus diarios, del interés que mantenía por los asuntos internos en Francia y en otros países:

El 5 de noviembre de 1872, apunta: V. Hugo diputado por Ayel. Los habitantes de Lorena y Alsacia emigran en masa para Francia.

Parece que Italia se prepara contra Francia. [...] Muere M. Seward: expulsan de Francia al Príncipe Napoleón [...] Motines en Madrid, apedrean al Rey los republicanos.

En el segundo Diario, el llamado Diario Perdido (DP), que comprende al período del 25 de julio de 1873 al 27 de febrero de 1874, también aparecen anotaciones referentes a la política exterior y acontecimientos internacionales diversos. En la memoranda inicial aparece este apunte importante, pues se constata su intención de designar un agente diplomático de Cuba en Francia: "[...] Destituir a Macías y otros comisionados Diplomáticos [...] Nombrar agente en París [...]"

Aún después de su deposición como presidente, Céspedes mantenía su interés en las noticias extranjeras. El 10 de noviembre: 1873, apunta: "Murió el Duque de Riánzares. Es inminente el restablecimiento de la Monarquía en Francia. Mas pronto morirá la Rec ca= de España. [...]"

Y como señal de una continuidad histórica en la admiración de los cubanos por Francia, está el juicio de José Martí, Héroe Nacional de Cuba, y jefe de la guerra necesaria por la independencia de 1895: En 1882 expresó: "Francia es la patria de los hombres, y la madre generosa de su libertad…

Pero la historia no acaba ahí. Durante la lucha revolucionaria en Cuba a partir del desembarco del Granma el 2 de enero de 1956, encabezada por Fidel, se dio el hecho singular de que, en aquellas circunstancias adversas, tanto el Che Guevara como Raúl Castro pensaran estudiar el idioma francés junto a otras materias. Estos relatos de los diarios de ambos jefes revolucionarios son ilustrativos al respecto:

El jueves 31 de Enero de 1957, Raúl narra: "Recibí una carta de Mica, además de los libros y el diccionario de francés para estudiar. Aquí en esta posición de la loma de Caracas sopla un aire frío que cala hasta los huesos...".

El viernes 8 de Febrero de 1957 el Che apunta: "Al atardecer, cuando acabamos con Raúl las clases de francés que iniciábamos, empezó a llover y con la misma persistencia y los mismos perniciosos efectos del día anterior...".

Ese mismo día, Raúl escribe: "Hoy empecé a estudiar francés con el Che, quien tiene una magnífica pronunciación y es muy inteligente. El texto, editado por la Alianza Francesa, es magnífico."

En fin, hay razones suficientes para esperar que cubanos y franceses puedan entenderse mejor en el presente y el futuro, y que los gobiernos de los dos países puedan cimentar unas relaciones que merecían haber sido mejores en el pasado reciente, si no hubieran estado lastradas por la llamada guerra fría, primero, y luego por la posición común europea. Ahora que todo eso parece irse a pique es el momento de echar los cimientos de las relaciones normales que ambos pueblos desean, para bien de sí mismos y del mundo.



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Wilkie Delgado Correa


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